Literatura gallega: Manuel Curros Enriquez (2)

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Ideológicamente Curros Enriquez experimentó a lo largo de los años una evolución en la que podríamos distinguir dos etapas:

— Ideología democrático-burguesa, idealista, relativamente ajena a la realidad gallega (llegó a defender el fenómeno de la emigración).

— Mayor compromiso con Galicia y una ideología que, sin renunciar a su carácter democrático y progresista, cada vez era más galeguista. Esta postura va forjándose por la década de 1880, y se consolida con la marcha a Cuba.

Obras:

Además de poesía, algo de teatro y una novela (Paniagua y compañía), Curros escribió en gallego las siguientes obras:

— 1877: Unha voda en Einibó, O gueiteiro y A Virxe do Cristal, las composiciones premiadas en Ourense y que se incorporarían a Aires da miña terra.

— 1880: Aires da miña terra, (que se acrecentaría con más poemas en ediciones posteriores).

— 1888: O divino sainete.

A Virxe do Cristal

Cuando en 1877 se convoca en Ourense el certamen literario, Curros decide participar en él ante la petición de su madre. Las bases del concurso implicaban necesariamente la participación con tres composiciones de tema obligado:

— Una costumbrista. Curros recrea el tema de una boda popular («Unha voda en Einibó»), en tres romances: el noviazgo, la ceremonia y el banquete.

— Un tipo popular. El poeta evoca un gaitero, prototipo de las virtudes de la raza. En estos dos textos, las influencias de Rosalía al tocar temas folclóricos y costumbristas son notorias (enfoque popular, vocabulario, recursos estilísticos…).

— Una leyenda tradicional. Escoge Curros (de entre tres que se le ofrecían) un tema tradicional en Celanova: la leyenda de la Virgen de Cristal (un milagro realizado por la Virgen para salvar la honra de una muchacha enamorada). Curros sabía que el tema sería del agrado de su madre, que le contara muchas veces la leyenda de niño, pero también era consciente de la sorpresa que iba a producir que el cantor del progreso, anticlerical, se pusiese a cantar un milagro. El mismo Curros hace referencia a esto:

«a repugnancia que, como home de ideas e coviccións, tería que vencer antes de presentar os meus versos ó certame, comprenderanos só aqueles que recorden os estreitos termos en que estaba concebido o programa».

Y más adelante nos dice:

«… Na Virxe do Cristal no fixen máis que recoller unha tradición religiosa, tal e como anda polo pobo adiante, e, fora da rima, cos mesmos xiros, modismos e apotegmas que sai da boca dos nosos campesiños (…). Nada, pois, de canto neste poema vedes é meu, quer sexa marabilloso, quer sexa humano e positivo. Eu non falo nesta obra, como no sexa no prefacio».

De los tres poemas presentados al concurso es éste el más largo (más de mil cien versos). Está escrito con una métrica y combinaciones estróficas muy variadas. Se nos narra la historia de dos enamorados (Rosa y Martiño), criados en un castillo. Xan de Ventraces, pretendiente también de Rosa, al verse rechazado por ésta, comienza a levantar calumnias sobre la conducta de ella. Martiño cree las historias inventadas por Xan y rompe con Rosa, más jurándole a Xan que le arrancara la lengua si fuese cierto. Rosa queda desconsolada y en sueños se la aparece la Virgen, que la reconforta. En forma de bola de cristal, la Virgen se le aparece en el monte a Martiño, que no da crédito y tira la bola al río. Se le apareció luego a Rosa, que la recoge emocionada. La Virgen le comunica que viene para salvar su honra, y que quiere que le construyan una ermita en ese lugar. Rosa ingresa en un convento; Martiño le arranca la lengua a Xan y la cuelga en un palo para escarmiento de maledicentes. Martiño muere de noche, cubierto de nieve al pie de una ventana de Rosa, en el convento.

En esta versión de la leyenda, Curros crea un narrador que es el que relata toda la historia en una lengua popular, rica, ágil y llena de frescura. Los personajes no difieren mucho del tipo de personajes populares que encontrábamos en Cantares gallegos de Rosalía. La propia figura de la Virgen aparece caracterizada de forma familiar.

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