Literatura gallega: La prosa del siglo XIX

La prosa en gallego del siglo XIX comienza sobre 1810. Los primeros textos son de carácter periodístico y didáctico, apareciendo publicados en periódicos y folletos.

Hasta 1863 casi no existe prosa en gallego. En estos años tienen un papel importante la prensa y los estudios de carácter histórico. A través de la prensa escrita en castellano, en periódicos como El Miño, El Recreo Compostelano o El Idólatra de Galicia, se defienden los intereses gallegos y la idea de Galicia como comunidad diferenciada.

A partir de esta época y hasta comienzos del siglo XX, aparece prensa en gallego y comenzarán también las primeras obras en prosa de ficción. En 1876, Lamas Carvajal funda O Tio Marcos de Portela, al que siguieron otros periódicos como A Monteira y O Galiciano.

Rosalía escribe los prólogos de Cantares Gallegos (1863) y Follas Novas (1880), verdaderos ensayos sobre su concepción de la poesía, tratamiento de temas específicos como el compromiso social, la valoración del paisaje, la situación social de la mujer labriega y la emigración, además de analizar la lengua como instrumento de creación literaria.

La prosa de ficción del siglo XIX no llegó a la calidad de la poesía, debido entre otras causas al pobre ambiente editorial, la escasez de lectores y el todavía escaso desarrollo del gallego como lengua narrativa. También al hecho de que la novela es un fenómeno esencialmente burgués, y la burguesía gallega utilizaba el castellano como lengua de cultura.

A pesar de su escasa variedad temática y de estilo, podemos intentar una clasificación aproximada por géneros.

La primera novela publicada en gallego es Maxina ou a filla espúrea (1880) de Marcial Valladares. En cuanto a los temas, la narrativa del siglo XIX ofrece poca variedad, apenas la novela histórica o de asunto histórico, la costrumbrista y la amorosa.

Novela histórica, o de asunto histórico

Antonio López Ferreiro es el novelista más importante del siglo con las obras A tecedeira de Bonaval (1874), O Castelo de Pambre (1895) y O niño de pombas (1905). A tecedeira de Bonaval, novela histórica de influencia romántica, ofrece cierta didáctica  y está ambientada en el Santiago del siglo XVI. En sus novelas, de notable riqueza léxica, aparecen descripciones de monumentos y documentos históricos.

Novela costumbrista

Jesús Rodríguez López es autor de A cruz de salgueiro (1899). Vaamonde Lores cultiva la novela corta con Anxélica e Bestas bravas, de carácter realista, crónicas de la vida de los hidalgos de las Mariñas.

Novela de asunto amoroso

— Maxina ou a filla espúrea (1880) de Marcial Valladares es una novela folletón publicada por entregas en la prensa.

— Francisca Herrera Garrido, cronológicamente situada en el siglo XX, publica Néveda (1920), que exalta los valores femeninos tradicionales.

— Aurelio Ribalta publica O pastor de dona Silvia y O derradeiro amore.

— Respecto del cuento y la narrativa corta, domina su carácter popular, presentando cuadros tradicionales costumbristas, realistas y fantásticos. Casi siempre recrean ambientes labriegos y muestran un carácter reivindicativo en la defensa de Galicia, de los problemas de los labriegos y de la lengua.

Atros autores y obras:

— Labarta Pose: Contos humorísticos y O tío Miseria.
— Pérez Placer: Contos da terriña (1895).
— Álvarez de Nóvoa: Pé das Burgas (1899) de carácter naturalista, interesante por la búsqueda de un lenguaje culto y la presencia de personajes no labriegos.
— Lamas Carvajal: Gallegadas, tradiciós, costumes, tipos e contos da terriña (1887) y el Catecismo do labrego (1889).

Fuente de este artículo: Asociación Socio-Pedagóxica Galega.

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