La Universidad de Chile

Reseña histórica

La fundación de la Universidad de Chile en 1842 es uno de los hitos más significativos de la naciente República

Pocas instituciones de carácter público han sido tan decisivas para la definición de la identidad de una nación, como la Universidad de Chile respecto de nuestro país. Más allá de constituirse en la principal casa de estudios superiores, la Universidad de Chile desde sus comienzos ha atado su destino al devenir de nuestra historia. Ha sido protagonista y forjadora de ella a través de destacados hombres y mujeres que han pasado por sus aulas, y por su condición de universidad nacional y su vocación integradora se ha constituido en la columna vertebral del pensamiento que orienta nuestra institucionalidad hasta el día de hoy, cautelando al mismo tiempo los valores de la tolerancia, la diversidad y la excelencia.

La fundación de la Universidad de Chile en 1842 es, sin duda alguna, uno de los hitos más significativos de la naciente República. Representa en sí uno de los más claros actos de autodeterminación, al situar en el saber y la enseñanza pública el eje articulador del país que comienza a construirse. Existía consenso entre los intelectuales de la época de que un Estado —aún no estando separado de la Iglesia como en ese entonces— debía velar por el progreso y la promoción de valores universales.

Desde un comienzo la Universidad de Chile se define a sí misma como garante de la cultura clásica, humanista y secular. Esta es sin duda la impronta de su primer rector, don Andrés Bello, para quien el saber es una cuestión social, íntimamente ligada al progreso material y cultural de una nación. Como decía el sabio venezolano: “Todas las verdades se tocan —en el área del conocimiento—, se llaman unas a otras, se eslabonan, se empujan”. Bello asociaba la universidad con las necesidades nacionales: «Todas las sendas en que se propone dirigir las investigaciones de sus miembros, el estudio de sus alumnos, convergen en un centro: la patria”. A las puertas de la revolución industrial, cuyos ecos comenzaban a oírse desde Europa, y en pleno apogeo de las ideas liberales la universidad debía estar al servicio del país. Como una nueva institución educacional debía desprenderse de viejas prácticas y tradiciones, así como también, del sometimiento a algún credo determinado o a ideas absolutas, respecto de las cuales la nueva Universidad comenzaría a reflexionar.

Patrimonio arquitectónico

La Universidad de Chile fue creada por ley, en noviembre de 1842 e inició sus funciones en septiembre del año siguiente, en el edificio de la antigua Universidad de San Felipe. Pronto se hizo notar la necesidad de contar con un recinto más amplio. Las obras del llamado «Palacio Universitario» se comenzaron en marzo de 1863 y se concluyeron en 1872. Hasta principios del siglo XX, este edificio albergó a buena parte de las facultades y escuelas universitarias. Otras funcionaban en locales inadecuados, salvo la Facultad de Medicina. Hubo proyectos para ampliar la Casa Central, agregándole un tercer piso, pero se optó por destinar los recursos a la construcción de otros edificios.

De esta forma se edificaron las sedes de distintas facultades, que fueron aportes al entorno urbano y paisajísitico, convirtiéndose algunas en verdaderos hitos en la ciudad.

Así, el desarrollo de la Universidad tuvo expresión también en su presencia material en la ciudad. Describimos a continuación parte de este rico patrimonio arquitectónico.

Información procedente de la Universidad de Chile. Más información en: www.uchile.cl