La poesía épica es un género literario en donde el autor expone hechos externos a su espíritu, ficticios o legendarios, presentes o de tiempos pasados, mediante narraciones, descripciones o diálogos, incluso mediante cantos. Es esta forma de poesía la primera manifestación de importancia literaria que se conserva en lengua castellana.
La poesía épica expresaba generalmente las virtudes individuales de un héroe popular, el ideal de todo un pueblo, o un periodo de especial relevancia en su historia. Por tanto, se reconoce en los contenidos de la épica manifestaciones que habitualmente alimentaban el orgullo nacional de una colectividad, fuera a través de los hechos históricos o de sus héroes nacionales,
En algunos momentos de la historia de este género también encajaron en la épica los ideales culturales o movimientos de tipo religioso. Así, Dante refleja la fe cristiana medieval en obras como la Divina Comedia (principios del siglo XIV); John Milton con el ideal del humanismo cristiano en el Paraíso perdido (mediados del siglo XVII); o Alonso de Ercilla ensalzando el heroísmo indígena durante la conquista de América en La Araucana (finales del siglo XVI).
La poesía épica hizo que cristalizaran epopeyas en Egipto, Mesopotamia, Persia, India (como la Mahabharata y la Ramayana), etc.; en Grecia se recogen epopeyas de una tradición épica anterior (como la Ilíada, Odisea o Los Argonautas); en la poesía latina se destacó Virgilio con la Eneida; la tradición épica germánica surge durante la Edad Media con ejemplos como los Edda y las sagas escandinavas, los poemas Tristán e Isolda, Canto de los Nibelungos, etc. Tras ser cultivado por personajes como Tasso, el citado Jhon Milton o Ariosto, este género derivó definitivamente en decadencia a partir del siglo XVIII.
A pesar de que se estima que fue numerosa la poesía épica medieval, muy pocos fragmentos han llegado hasta la época actual. De entre los más antiguos, se pudo conservar casi íntegro el Poema de Mío Cid; del resto se tiene conocimiento sólo por reconstrucciones de las crónicas, o por versiones posteriores de alguna de ellas.
Los cantares de gesta
Los cantares de gesta constituyeron la poesía épica por definición en la Edad Media, en donde los autores exaltaban en sus obras las hazañas o virtudes de un héroe individual o un grupo, considerados modélicos por un pueblo o colectivo humano en aquella época, y que después los juglares recitaban en las plazas públicas ante numerosas personas, y también en las cortes de los reyes y castillos de los señores medievales. Entre el siglo XII y XV se compusieron muchos y extensos poemas de este género.
Los cantares de gesta, además de su valor literario, constituyeron una valiosa fuente de difusión histórica, mediante la cual el público podía conocer determinados hechos bélicos o políticos. Los cronistas utilizaron el contenido de muchos cantares de gesta como fuentes históricas válidas para los reyes a quienes servían. También fueron utilizados en variados casos como medio propagandístico, para la exaltación de los sentimientos nacionalistas o, en periodos concretos de la historia de España, para el enaltecimiento en la lucha contra los musulmanes, de ahí que como fuente histórica veraz queden en entredicho en muchos de sus contenidos.
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T.Q.M