El servicio postal húngaro ponía en circulación su cuarta hojita bloque dedicada al Parlamento, sin duda uno de los edificios más emblemáticos de toda Europa, en este caso los sellos están dedicados al salón de caza y al de recepciones, se trata de 8+1 viñeta sin valor postal que recoge la estilizada figura del edificio visto desde el Danubio.
Se trata del tercer parlamento más grande del mundo y no pasa desapercibido para el viajero que llega a esta bella e impresionante urbe. Tardó en construirse casi dos décadas, arte, estilo y belleza por doquier, nada menos que 250 estatuas, casi 50 kilos de oro y 40 millones de ladrillos que dejan extasiado al visitante, especialmente si tiene la oportunidad de disfrutar del símbolo del país magiar: la Sagrada Corona.
Dicen que esa es la corona que el Papa dio al rey Esteban en el año mil [pero, curiosamente, la expuesta está datada en el siglo XII con lo que algo hay que no encaja aunque los méritos del rey santo son indiscutibles]. El impresionante edificio tiene dos cámaras [en la actualidad en Hungría sólo funciona una] prácticamente idénticas, sólo la situada al sur [lado derecho si lo contemplamos desde el río navegando desde uno de los muchos barquitos que realizan el crucero fluvial, entre sus numerosos puentes, permite hacerse una idea de la bella capital que fue la primera que visité poco después de licenciarme gracias al concurso deportivo de la Redacción Española de Radio Budapest en el lejano 1976] es utilizada por los parlamentarios como la Cámara de Diputados y donde tienen lugar las sesiones correspondientes y no es accesible al público durante los períodos de sesiones cuando el edificio no está tampoco para recibir visitas. Si un paseo interno no es posible, no deje de extasiarse con la impresionante edificación vista desde fuera, especialmente aconsejable es la que nos da desde el Bastión de los Pescadores [justo en la otra orilla del río] el único problema es que no siempre la contaminación permite apreciar el edificio en toda su plenitud.
El edificio neogótico fue fruto del concurso de ideas que ganó Imre Steindl; fue el mayor de los proyectos que se llevaron a término para conmemorar el milenario del establecimiento del pueblo húngaro en estas inmensas e interminables planicies de Centroeuropa. Es cierto que Steindl estuvo de suerte ya que el concurso anterior a la guerra de independencia de 1848-49 no fue ejecutado. Es evidente que hay una gran influencia del edificio homónimo de Londres y que a mediados de los setenta me mostrara el correspondiente lord británico (gracias a un concurso de la BBC y el Turismo Británico que nos acogió durante una semana a mi hermano y a mí) pero el arquitecto en Hungría le introdujo un gran salón de estilo barroco y una impresionante cúpula central.
En su interior hay, nada más entrar, una impresionante sala con ocho fabulosos pilares de mármol que nos introducen en la majestuosa escalera que lleva al salón principal. Bajo la cúpula y bellamente decorado con impresionantes frescos de Károly Lotz, en la misma parte central, está la Sagrada Corona, el cetro, el orbe y la espada.
Su construcción se realizó entre 1884-1904; dos décadas que legaron uno de esos símbolos imperecederos de la capital húngara que hoy parece un parque temático por la gran cantidad de visitantes que llegan, atraídos por la historia, desde todos los rincones del orbe. De un impresionante tamaño: 268 metros de largo, 118 metros de ancho y 96 de altura, por sí solo, ya es uno de esos edificios gigantes que te dejan anonadado. Para las obras de arte de su interior se contrató, en su tiempo, a los mejores pintores del XIX-XX, entre otros grandes maestros, encontramos impresionantes y bellas ejemplos de Gyula Rudnay, Károly Lotz o Mihály Munkacsy; las esculturas corresponden a György Mihály.
Inicialmente contaba con dos cámaras, pero cambió y de ahí que la zona norte albergue, en sus diferentes salas, dependencias y oficinas de la Presidencia y del Consejo de Gobierno, también acoge la fastuosa Biblioteca parlamentaria y en los grandes jardines han colocado dos monumentos en honor a los caídos durante la revolución de 1956 [recordemos que fue la primera revuelta contra el comunismo soviético y, evidentemente, no estaban cuando llegué a Hungría en 1976] que se complementan con casi un centenar de estatuas de reyes, príncipes, militares y figuras de la historia húngara.
Un edificio grande y muy solicitado por los turistas, suele ser de entrada gratuita para los pasaportes de la UE y tienen algunas programaciones en lengua española. Lo mejor es visitar su web para obtener la información actualizada. Sus casi 600 habitaciones pueden, incluso, abrumar al visitante que, llegado el caso, podrá optar por disfrutar desde su inmensa plaza de más de 60.000 m² y contemplarlo por la parte contraria a la vista desde el río que fue desde donde en 1990 se anunciaba el fin del comunismo y se quitaba la célebre estrella roja que coronaba su cúpula.
Los sellos de esta cuarta hojita, en su segunda columna, muestran sendos frescos, uno con el drama acaecido durante una partida de caza de Buda y Attila que fueron atacados por un bisonte y el de abajo una refrescante escena de pesca en el famosísimo Lago Balatón. Escenas del impresionante comedor, puertas, heráldica, el largo corredor que recibía a las delegaciones, etc.
La bella hojita fue obra de Eszter Domé y el fotógrafo Jozsef Hajdú, los faciales de los ocho sellos, en esta oportunidad, fueron de 250 Florines [2.000 Ft. La hojita] que es actualmente la tarifa básica actual en el servicio interno del correo húngaro y envíos hasta 250 gramos de peso, impresión offset, 50.000 efectos de tirada, comenzó su circulación el 1 de octubre de 2015. Se completan los cuatro grupos con las mismas características técnicas que totalizan 32 sellos que enaltecen la temática parlamentaria y pondrá muy difícil, al resto de administraciones postales, poder superar el elaborado mosaico de esta joya arquitectónica que ostenta el récord europeo del edificio parlamentario más grande (el tercero al nivel planetario).
JUAN FRANCO CRESPO
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