El Museo Nacional de Colombia

HISTORIA

Introducción

Fundado por Ley del primer Congreso de la República el 28 de julio de 1823, el Museo Nacional de Colombia es el más antiguo de los museos del país y uno de los más antiguos de América. Durante casi dos siglos se ha consagrado a la conservación y divulgación de testimonios representativos de los valores culturales de la Nación. Abrió sus puertas al público el 4 de julio de 1824, fecha en que el vicepresidente, general Francisco de Paula Santander lo declaró oficialmente creado. El Museo Nacional se instaló inicialmente en la Casa Botánica, la cual albergaba la colección de historia natural reunida por José Celestino Mutis y cuidaban sus discípulos; con el transcurso del tiempo a estas piezas se sumaron otras de carácter arqueológico, histórico y artístico. .

A lo largo de su historia, el Museo Nacional de Colombia ha ocupado diversas sedes. Desde su fundación y hasta 1842 ocupó la antigua Casa Botánica -hoy desaparecida-; de 1845 a 1913, el edificio de la Aulas -actual Museo de Arte Colonial-; de 1913 a 1922, el Pasaje Rufino Cuervo -hoy desaparecido-; de 1922 a 1944, el edificio Banco Pedro A. López -hoy Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural-; y de 1948 hasta la fecha, las instalaciones de la antigua Penitenciaría Central de Cundinamarca, conocida como “Panóptico”.

 La Penitenciaría, diseñada por el arquitecto constructor Thomas Reed en la década de 1850 y construida a partir del 1 de octubre de 1874, fue la prisión más importante del país durante casi 72 años. Sin embargo, en 1946 los presos fueron trasladados a la nueva Cárcel de la Picota y el gobierno destinó el edificio para albergar el Museo Nacional.La Penitenciaría, diseñada por el arquitecto constructor Thomas Reed en la década de 1850 y construida a partir del 1 de octubre de 1874, fue la prisión más importante del país durante casi 72 años. Sin embargo, en 1946 los presos fueron trasladados a la nueva Cárcel de la Picota y el gobierno destinó el edificio para albergar el Museo Nacional. Restaurado y adecuado bajo la dirección de los arquitectos Manuel de Vengoechea y Hernando Vargas Rubiano, fue inaugurado como sede del Museo Nacional el 2 de mayo de 1948. Dado que el edificio reúne valores arquitectónicos e históricos de tal belleza y solidez, el gobierno lo declaró Monumento Nacional el 11 de agosto de 1975. Entre los años 1989 y 2001 se adelantó el Proyecto de Restauración Integral del Edificio, que culminó el primer semestre del 2001 y fue inaugurado oficialmente el  28 de julio con la apertura de la totalidad de las salas de exhibición del Museo. Actualmente, las Unidades Administrativas Especiales, Museo Nacional de Colombia e Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), dependientes ambas del Ministerio de Cultura, son las encargadas de la administración, conservación y difusión de las colecciones que integran el Museo. En el año 2008, el Museo Nacional de Colombia celebra 185 años de existencia.  

Nacimiento del Museo

En diciembre de 1821, el Libertador Simón Bolívar, Presidente de la República, envió a Europa al Vicepresidente Francisco Antonio Zea en busca de apoyo económico y científico, y del reconocimiento internacional para el nuevo Estado llamado Colombia, que comprendía la antigua Capitanía General de Venezuela, el Virreinato de Nueva Granada y la Audiencia de Quito.

 El 1º de mayo de 1822, Francisco Antonio Zea visitó en París al Barón Cuvier para solicitar su ayuda en la contratación de una comisión científica, con el fin de fundar «un establecimiento consagrado al estudio de la naturaleza, al adelanto de la agricultura, las artes y el comercio como fuentes de progreso». Con el mismo propósito entrevistó Zea al Barón Alexander von Humboldt y a Francisco Arago. De esta manera fueron designados Jean-Baptiste Boussingault para crear una división de química; François-Désiré Roulin, para actuar en fisiología y anatomía; Justin-Marie Goudot, en zoología y James Bourdon, como eslabón entre el futuro Museo Nacional y la Academia de Ciencias de París. La dirección del establecimiento recayó sobre el peruano Mariano de Rivero. El gobierno de la naciente república esperaba, mediante la contratación de estos hombres, recuperar gran parte de los adelantos científicos de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada confiscados por Pablo Morillo en tiempos de la reconquista española.

El 1º de mayo de 1822, Francisco Antonio Zea visitó en París al Barón Cuvier para solicitar su ayuda en la contratación de una comisión científica, con el fin de fundar «un establecimiento consagrado al estudio de la naturaleza, al adelanto de la agricultura, las artes y el comercio como fuentes de progreso».Con el mismo propósito entrevistó Zea al Barón Alexander von Humboldt y a Francisco Arago.De esta manera fueron designados Jean-Baptiste Boussingault para crear una división de química; François-Désiré Roulin, para actuar en fisiología y anatomía; Justin-Marie Goudot, en zoología y James Bourdon, como eslabón entre el futuro Museo Nacional y la Academia de Ciencias de París.

 La dirección del establecimiento recayó sobre el peruano Mariano de Rivero. El gobierno de la naciente república esperaba, mediante la contratación de estos hombres, recuperar gran parte de los adelantos científicos de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada confiscados por Pablo Morillo en tiempos de la reconquista española. El 28 de julio de 1823, luego de la llegada a Bogotá de la comisión de científicos, el Congreso expidió la Ley de creación del Museo Nacional , denominado entonces Museo de Historia Natural y Escuela de Minería. Como primera sede se escogió la antigua Casa de la Expedición Botánica, también conocida como Casa de los Secuestros. Tan ilustres antecedentes y propósitos enmarcaron el origen del Museo Nacional, cuya apertura se celebró el 4 de julio de 1824, cuando el entonces Vicepresidente de la República, General Francisco de Paula Santander, declaró oficialmente creado el Museo, ocupando dos salas de la Casa Botánica, una destinada a las colecciones de zoología, mineralogía y botánica, y otra para los objetos de historia, ciencias y arte. Junto al establecimiento se instalaron un laboratorio químico, una sala de dibujo y una litografía. Un artículo de prensa de la época destacaba entre sus colecciones, además de los ejemplares de zoología y de los instrumentos científicos, las muestras minerales procedentes de distintos lugares de Europa y América, algunas piezas de hierro meteórico encontrados en el territorio de la República, fragmentos fósiles probablemente de mastodonte y «una momia encontrada cerca de Tunja con su manta bien conservada, y se supone tener más de 400 años». Instalado en la Casa que albergó la colección de historia natural reunida por el sabio José Celestino Mutis y cuidada por sus discípulos, es de suponer que los primeros cuadros que conformaron la pinacoteca del Museo Nacional fueron los retratos del científico sueco Carlos Linné, el de Alexander von Humboldt y naturalmente los de Mutis. A finales de 1829, el viajero francés Auguste Le Moyne reseñó en la colección las primeras obras de interés artístico del período colonial. El 19 de abril de 1825, tras la victoria de la batalla de Ayacucho (Perú), el general independentista Antonio José de Sucre remitió desde Potosí (Bolivia), con destino al Museo Nacional, cinco banderas de los ejércitos españoles vencidos por él en la batalla y el estandarte que portaron los hombres del conquistador español Francisco Pizarro cuando invadió el Perú en 1533. En su carta Sucre señalaba que tales trofeos recordarían un día «a los hijos de los libertadores que sus padres, penetrados de los deberes patrios y del sublime amor a la gloria, condujeron en triunfo las armas de Colombia». Este tipo de donaciones demuestran la importancia que desde sus inicios tuvo la nueva institución para los habitantes de la Nueva Granada y señalan que, a sólo un año de su inauguración, el Museo ya ampliaba la orientación de sus colecciones hacia los objetos históricos y artísticos más notables de la época prehispánica y de la guerra magna, hasta entonces inconclusa.

Alexander Von Humboldt
[Berlín, 1769 – Berlín; 1859]

 Científico, geógrafo y naturalista. Viajero infatigable, llegó a Colombia en 1801 en compañía del botánico francés Aimé Bonpland. Su visita aumentó la resonancia internacional que ya tenía la obra de José Celestino Mutis y significó un gran impulso al desarrollo de la ciencia, las artes y la difusión del conocimiento de las riquezas naturales del país. El clímax de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada lo constituye el abrazo que se dieron Mutis y Alexander von Humboldt en Fontibón, el día de la llegada de este último a la capital granadina (15.7.1801) pues confirmó el pleno reconocimiento por parte de la élite científica europea a la labor desarrollada en suelo americano por Mutis y sus discípulos.Algunas de las más interesantes obras del sabio alemán relativas a América son Memorias sobre las salinas de Zipaquirá, Ensayo sobre la Geografía de las plantas en los Andes equinocciales, Ensayo geognóstico sobre el yacimiento de las rocas de los dos hemisferios, Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente de 1799 a 1804, Cuadros de la naturaleza y Cosmos o Descripción Física del Mundo.

 Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada

Según la descripción del científico Jorge Arias de Greiff, «el pensamiento ilustrado incentivó a europeos y nativos a dirigir la mirada hacia la naturaleza tropical, con la múltiple visión de observadores, científicos y artistas. El rey Carlos III auspició la organización de expediciones botánicas en los territorios de México, Perú, Nuevo Reino de Granada, Filipinas y Cuba, al extremo que Humboldt afirmó: ‘Ningún gobierno europeo ha gastado lo que el español en el conocimiento de las plantas’. La más notable de aquellas expediciones fue la del Nuevo Reino de Granada, gracias al estricto régimen de trabajo que la distinguió, determinado por el alto grado de exigencia que Mutis imponía a sus dibujantes». El 27 de marzo de 1783 el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora creó la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, de la cual nombró director al sabio gaditano José Celestino Mutis. La Expedición se inició el 29 de abril; se radicó primero en la Mesa de Juan Díaz (Cundinamarca), el 29 de junio se trasladó a Mariquita (Tolima) y el 3 de noviembre del mismo año Carlos III firmó la Cédula Real que le dio reconocimiento oficial. El documento estipulaba que sus objetivos principales eran «el examen y conocimiento metódico de las producciones naturales de mis dominios de América, no sólo para promover los progresos de las ciencias físicas sino también para desterrar las dudas y adulteraciones que hay en la medicina, tintura y otras artes importantes, y para aumentar el comercio, y que se formen herbarios y colecciones de productos naturales, describiendo y delineando las plantas que se encuentran en aquellas mis fértiles Provincias para enriquecer mi Gabinete de Historia Natural y Jardín Botánico de la Corte». La empresa permaneció en Mariquita hasta 1791, año en que fue trasladada a Bogotá (donde funcionó hasta 1808) y allí, según el historiador Federico Gredilla, «adquirió el carácter de una verdadera institución científica, con local espacioso, selecta y grandiosa biblioteca, sin sobresalto de ningún género […] riqueza de aparatos e instrumentos científicos, y un crecido número de personas hábiles dedicadas con estusiasmo al estudio de las ciencias naturales».

En ella participaron principalmente pintores colombianos y quiteños. Aquellos dibujantes, colaboradores y artistas botánicos discípulos de Mutis, fueron la semilla artística y científica de la cultura republicana y llegaron a ser algunos de los gestores de la Independencia.

El 26 de mayo de 1816, Pablo Morillo entró con sus tropas a Santa Fe de Bogotá. «A sólo siete días de su llegada, y como una de las primeras gestiones a realizar por interés de la corte española, ordenó inventariar, clasificar y encajonar las colecciones de ciencias naturales guardadas en la llamada Casa de Botánica. El trabajo fue hecho con gran celeridad. Para el 9 de agosto ya se hallaba depositado, en 104 cajones, parte del mayor tesoro científico que ha tomado España de Hispanoamérica. Fueron 6.849 las láminas secuestradas -sin contar los 590 dibujos menores en tinta china-. Desde el 17 de noviembre de 1817 reposa en el Real Jardín Botánico de Madrid ‘el más valioso trofeo alcanzado por España en los años trágicos de la reconquista’». Así describió el historiador Guillermo Hernández de Alba el final de esta gran empresa científica.

 Antonio José de Sucre
[Cumaná, Venezuela; 3.2.1795 – Berruecos, Nariño; 4.6.1830]

Su familia, de ascendencia francesa y flamenca, pertenecía a la nobleza española. Su bisabuelo Carlos Adrián Sucre llegó a Cartagena de Indias como Gobernador a comienzos del siglo XVIII. La familia se estableció en Venezuela en 1729. Hijo de Vicente Sucre y María Manuela de Alcalá, hizo carrera militar desde niño. En 1811 ascendió a teniente y, según el historiador venezolano Manuel Pérez Vila, «fue designado Comandante de la Ingeniería Militar en la isla Margarita. A los 17 años era Comandante de Artillería en Barcelona, y a los 18 mandó un batallón de Zapadores. Fue Jefe de Estado Mayor de la División Bermúdez a los 19, y a los 20 años (1815) peleó en el cuerpo de Artillería de la ciudad de Cartagena, sitiada por el ejército del general Morillo. Fue ascendido por Bolívar a Coronel en 1816, y a General de Brigada en 1820, cuando iba a cumplir 25 años. Ministro Interino de la Guerra ese mismo año, secundó al Libertador en la planificación muy anticipada de la Campaña de Carabobo (a la cual ya no asistió Sucre pues fue enviado al Sur), y también en 1820 fue uno de los negociadores republicanos de los Tratados de Armisticio y de Regularización de la Guerra firmados luego por Bolívar y Morillo. Cuando triunfó como General en Jefe de Pichincha, Sucre tenía algo más de 27 años, y aún no había cumplido los 30 cuando puso fin en Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, a las guerras de Independencia de Hispanoamérica. Tenía 31 años cuando fue elegido primer Presidente de Bolivia. A los 33 fue herido en el brazo derecho al sofocar un motín en Chuquisaca. Había apenas cumplido 34 cuando triufó en Tarqui el 27 de febrero de 1829, y dejó para la posteridad aquella noble sentencia: ‘En las contiendas entre hermanos la victoria no da derechos’». El 4 de junio de 1830 fue asesinado en Berruecos, en el sur de Colombia, cuando regresaba de Bogotá a Quito, después de intentar un acuerdo para impedir la disolución de la Gran Colombia.

 Sedes anteriores

El Museo Nacional de Colombia funcionó durante 123 años, entre 1823 y 1946, en diferentes sedes transitorias debido a la cambiante situación política y económica del país.Desde su fundación y hasta 1842 ocupó la antigua Casa Botánica, construida en el siglo XVIII, que había alojado la Escuela creada por el sabio español José Celestino Mutis y sus alumnos para desarrollar la gran empresa científica conocida en América y Europa como Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. La Casa Botánica, llamada también Casa de los Secuestros, se situaba en la esquina nor-occidental de la carrera 7 con la calle 8, actual centro histórico de la capital. Esta casa ya no existe: ubicada al oriente del Observatorio Astronómico, en el área que hoy ocupa la plaza de armas de la casa presidencial, fue demolida en la década de 1950.Entre 1842 y 1845, el Museo funcionó en una sala del edificio de las Secretarías del Interior y de la Guerra, situado en la esquina de la Calle del Divorcio con la Calle de la Obra Nueva (actual esquina de la calle 10 con carrera 9).

Entre 1845 y 1913, el Museo Nacional ocupó el primer piso del edificio de Las Aulas que compartía con la Biblioteca Nacional. Allí el entonces Presidente de la República, General Tomás Cipriano de Mosquera, dispuso dividir el Museo en dos secciones principales: Zoología y Gabinete de Mineralogía, y ordenó colocar convenientemente todos los objetos arqueológicos, históricos y artísticos. El edificio de las Aulas fue construido por el arquitecto jesuita Juan Bautista Coluchini, creador del conjunto del claustro y la iglesia de San Ignacio, una de las mejores obras de la arquitectura colonial neogranadina. En este edificio funcionó inicialmente la Academia Javeriana (origen de la Pontificia Universidad) que, junto al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, fue una de las primeras instituciones académicas del Nuevo Reino. A partir de 1777, con la expulsión de los jesuitas decretada por el rey Carlos III, funcionó en este edificio el Colegio Seminario. Entre 1823 y 1938 fue sede de la Biblioteca Nacional. Durante el gobierno de Eduardo Santos, en 1942, este edificio se destinó como sede permanente del Museo de Arte Colonial.  

Entre 1913 y 1922, el Museo Nacional tuvo oportunidad de inaugurar el edificio denominado Pasaje Rufino Cuervo -hoy desaparecido- ubicado en la calle 14 entre carreras 7 y 8, sobre el río San Francisco (actual Avenida Jiménez). En esta sede, construida a principios de siglo por el ingeniero español Alejandro Manrique, el Museo debió compartir con otras instituciones de disímil carácter un espacio que pronto resultó estrecho para acoger las colecciones, cuyo número aumentó considerablemente.

 Entre 1922 y 1944, el Museo Nacional funcionó en el cuarto piso del edificio Pedro A. López -hoy Ministerio de Agricultura- localizado en la esquina de la Avenida Jiménez con carrera 8, junto al desaparecido Pasaje Cuervo. En este edificio, construido entre 1919 y 1922 por el ingeniero norteamericano Robert M. Farrington, el Museo Nacional alcanzó un eficaz nivel de organización. En 1938 se hallaba dispuesto en ocho salas destinadas a las colecciones de Arqueología y la época de la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Gran Colombia, la República, las colecciones de Mineralogía y de Etnología, un salón de «Variedades» con objetos nacionales y extranjeros y una galería de arte y de retratos.

 Algunas de las más notables personalidades colombianas del siglo XIX ocuparon la dirección del Museo y se erigieron en sus defensores ante las adversidades económicas y políticas características de la inestabilidad del siglo anterior. Gracias a ellos y a su clarividente voluntad de legar a las generaciones futuras la voz de la historia, contamos hoy con un museo de inigualable trascendencia para el patrimonio cultural colombiano: el científico naturalista Mariano de Rivero, el abogado y matemático Benedicto Domínguez del Castillo, el historiador militar Joaquín Acosta, el abogado y escritor Leopoldo Arias Vargas, el historiador José María Quijano Otero, el escritor y catedrático José Caicedo Rojas y el científico Fidel Pombo.

 También, en la primera mitad del presente siglo, el historiador militar Ernesto Restrepo Tirado, el arqueólogo e historiador Gerardo Arrubla, el geólogo Ricardo Lleras Codazzi y la museóloga y diplomática Teresa Cuervo Borda, fueron algunas de las figuras sobresalientes que no sólo impidieron la desaparición del Museo sino que contribuyeron a su engrandecimiento difusión y dignificación.  

Origen varios museos

 Durante las primeras décadas del siglo XX, cuando el Museo Nacional había reunido ya numerosas colecciones -piezas notables, reconocidas, con un alto nivel artístico y científico- se decidió crear algunos museos especializados a partir de sus fondos. Así, en abril de 1903 se dispuso la creación del Museo de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad Nacional, con base en las colecciones artísticas del Museo Nacional.

 En julio de 1905, las colecciones de botánica que integraban el Herbario, pasaron a la Facultad de Medicina y Ciencias Naturales de la Universidad Nacional.

 En 1920, la Ley 47 ordenó traspasar gran parte de los objetos relacionados con la vida del Libertador para la creación del Museo de la Quinta de Bolívar en Bogotá.

 En 1935, por Decreto 2148 del Ejecutivo, las colecciones de zoología pasaron al museo de ciencias naturales de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional (actual Museo de Historia Natural del Instituto de Ciencias Naturales).

 En octubre de 1938, el Decreto 1854 ordenó la creación del Museo de Armas del Ejército, que inició su funcionamiento en la Escuela de Artillería, con una selección de las colecciones de armas de los museos históricos del país. Es el actual Museo Militar.  

En 1939 se creó el Museo Arqueológico y Etnográfico del Ministerio de Educación, a partir de las colecciones de arqueología y etnografía indígena del Museo Nacional, las cuales fueron entregadas entre 1939 y 1944. Este museo funcionó inicialmente en la sede de la Biblioteca Nacional.

 En 1942 las colecciones de geología, mineralogía y paleontología pasaron a formar parte del museo geológico de la Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Universidad Nacional (actual Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, de Ingeominas).

 También en 1942, los fondos coloniales constituyeron la base de las colecciones del nuevo Museo de Arte Colonial, inaugurado el 6 de agosto de aquel año en el edificio de Las Aulas.

 Y finalmente, en 1960, con gran parte de las colecciones de la época de la Independencia, se fundó la Casa Museo del 20 de Julio de 1810, según lo ordenado en la Ley 95 de 1959.

 Entre 1947 y 1948, al llegar a su sede definitiva, el Museo de Bellas Artes y el Museo Arqueológico y Etnográfico fueron los únicos museos que, nacidos de sus colecciones, volvieron a integrarse con el Museo Nacional.

 Sede definitiva

 En marzo de 1946, el Ministerio de Educación Nacional y la Comisión Organizadora de la IX Conferencia Panamericana decidieron destinar como sede definitiva del Museo Histórico -así conocido por entonces- al edificio de la antigua Penitenciaría Central de Cundinamarca, popularmente denominada «el Panóptico» y trasladar los prisioneros a la nueva Cárcel de La Picota. El proyecto inicial de reorganización del Museo tuvo la intención de recuperar el carácter original de la entidad, al proponer que se incorporaran a las colecciones históricas «los Museos de Arqueología, de Ciencias Naturales y de Bellas Artes» que funcionaban entonces separadamente.

 El edificio fue restaurado y adecuado para funciones museológicas y la inauguración, programada para el 9 de abril de 1948, debió postergarse debido a los motines ocurridos en la ciudad por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. El 2 de mayo se abrió al público el edificio con «tres museos nacionales»: en el primer piso el «Museo Arqueológico y Etnográfico»; en el segundo el «Museo Histórico» y en el tercero el «Museo de Bellas Artes». Las colecciones arqueológicas y etnográficas estaban a cargo del Instituto Colombiano de Antropología y las colecciones históricas y de arte de la dirección del Museo Nacional, por entonces dependiente de la Universidad Nacional de Colombia. A partir de este año el Museo inició el programa continuo de exposiciones temporales al tiempo que renovó el sentido original de su carácter. La instalación en esta sede definitiva permitió al Museo desarrollar tal número y diversidad de actividades que pronto se le reconoció como el centro cultural más activo de la capital.  

En diciembre de 1968 se creó el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), adscrito al Ministerio de Educación Nacional. Al cumplir 146 años de fundado, el Museo Nacional de Colombia pasó a depender de esta naciente entidad, junto con el Instituto Colombiano de Antropología.

 Entre 1976 y 1977, el edificio fue parcialmente restaurado y se llevó a cabo una reestructuración de las salas permanentes con criterios pedagógicos y un diseño museográfico contemporáneo. El mismo proceso se siguió en 1980 con las colecciones de arqueología y etnografía.  

En 1989 y 1990, con motivo de la iniciación de la restauración del edificio (programada hasta el 2000) se formuló para las salas permanentes una programación museográfica unificada en torno a un gran recorrido: la historia de la cultura nacional. Las colecciones de arqueología se incorporaron como inicio de la historia de la nación y existe el proyecto de ubicar las de etnografía indígena y afrocolombiana del siglo XX en el final del recorrido.

 En 1994, el gobierno aprobó el proyecto de ampliación del Museo Nacional de Colombia, ratificado en 1995 por Ley del Congreso de la República, y en agosto del mismo año se inauguró la restauración del primer piso del edificio en el cual fueron reinstaladas las colecciones de arqueología y etnografía con un montaje museográfico contemporáneo.

 En la actualidad, las colecciones del Museo ascienden a más de 20.000 piezas, símbolos de la historia y el patrimonio cultural nacionales.

Hoy, la Unidad Administrativa Especial Museo Nacional de Colombia y el Establecimiento Público Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), dependientes ambos del Ministerio de Cultura, son los encargados de la investigación, conservación y difusión de las colecciones que integran el Museo.

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2 comentarios:

  1. Lo más impresionante de este museo es que recorre detalladamente el legado de las poblaciones precolombinas, su arqueología, arte, historia, técnicas de cultura indígena y por supuesto la etnografía, como alguien dijo hay que conocer el pasado para no repetir la historia, o también diría para no olvidarla, y qué mejor que este museo para saberlo, verdad… Particularmente te recomiendo que mires este enlace que encontré donde destaca el por qué es tan interesante éste lugar http://mundoarte.portalmundos.com/museo-nacional-de-colombia-fortaleciendo-la-identidad/ No te vas a decepcionar!!!

  2. Sería interesante que el material colgado en la web se reforzara con referencias bibliográficas.

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