EL CASTILLO DE MIR EN UNA HOJITA DE BIELORRUSIA
El 16 de diciembre de 2010 el Ministerio de Comunicaciones e Informática de Bielorrusia emitía una preciosa hojita en la que la impresión, como el acabado final, no deja indiferente al filatelista: todavía hay buen gusto para confeccionar sellos de correo que contrastan poderosamente con la actitud de otros servicios postales, como podría el ser español que cada vez se supera más en su indescriptible viaje al abismo, por mucho que inyecten fondos a las muestras filatélicas que hasta hace bien poco menospreciaban.
Lo peor no es que lo hagan mal, sino que persistan en el error. Parece que esa es la desgracia que al españolito de a pie le toca padecer en este siglo XXI donde nada es lo que parece y el decorado se sigue deteriorando por la inercia del “dejar hacer”, pero volvamos a los sellos y en el caso concreto a la preciosidad lanzada por Minsk hace unas semanas. Diseñada por Ivan Lukin, se imprimió en offset multicolor, dentado 13, tamaño 52×37 mm (sello) y 120×82 mm (hojita completa). La técnica de impresión empleada ha sido con la nueva tecnología MetalFX térmica, metalizada-plateada que da una vistosa presentación en relieve con medidas de seguridad adicionales para evitar su falsificación y uso fraudulento como franqueo, tuvo una tirada de 15.000 ejemplares y facial de 5.000 Rublos.
Las primeras referencias de Mir arrancan en 1395 cuando se cita el asentamiento en las Chronicles of Lindenblat. El castillo entró en la lista de la UNESCO en el año 2000 [http://whc.unesco.org/en/list/625] está en la ciudad homónima del distrito de Karelivichy, provincia de Hrodna [Grodno] a un centenar de kilómetros de la capital del país y su población ronda las tres mil almas.
Este castillo es el único de su tipo en la arquitectura bielorrusa. Su construcción se inició en el XVI [1520 aproximadamente] por el magnate Yuri Ilinich y constituye uno de los más bellos ejemplos en la construcción de edificios-fortaleza de aquella época destinado a residencia de los propietarios y en uso hasta prácticamente finales del siglo XX aunque padeció varias épocas de destrucción y abandono. En 1569 MIR y su castillo reciben el nombramiento de Ducado.
La propiedad cambió poco de familia, después de los originales constructores lo compraron los aristócratas duques de Radziwill [Mikolaj Krysztof “el huérfano”] que lo acabó en un estilo renacentista; lo mantuvieron entre 1568 y 1895 [En 1813, tras la muerte de Dominik Hieronim Radziwill, el castillo pasa a su hija Estefanía que contrajo con Ludwig zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg; María, hija de los citados duques, contrajo matrimonio con el príncipe Chlodwig Hohenlohe-Schillingsfürst, sería la última de esta estirpe]. La siguiente saga fue la de los Sviatopolk-Mirsky, emparentados con la familia de los zares rusos, militares y políticos de alto rango devolverían el esplendor perdido cuando encargan las obras al arquitecto Teodor Bursze; el último príncipe fue Simon Nicolaievitch Sviatopolk-Mirsky [del Clan de Bialynia] que falleció en Kharkov (Rusia) el 26.07.1917. Esta rama lo mantuvo entre 1891-1939 y, en vísperas de la II Guerra Mundial acaba, como propiedad estatal. Tras la entrada de los militares alemanes el castillo-fortaleza será utilizado como ghetto que acogió a la población judía hasta su total aniquilamiento el 13 de agosto de 1942 [sorprendentemente, algunos centenares habían logrado “evadirse” poco antes, sin duda alguna mano caritativa facilitó esa escapada, pero a pesar de buscar datos no los hemos encontrado] y en 1987 pasa al Museo Nacional de Arte. En agosto de 1994 se elevó la petición a la UNESCO que ya lo incluía en su lista de grandes monumentos y el 29 de noviembre de 2000 entró a formar parte con el número 625 de Monumentos Patrimonio de la Humanidad.
La fortaleza original fue evolucionando hasta convertirse en el castillo que se conoce como una de las joyas del país que nació tras la caída del Muro de Berlín y posterior desintegración de la URSS. Aguantó los asedios de 1655, 1706, 1794 y 1812, este último fue el que casi provocó la total destrucción de la construcción original. La finca pasó por numerosos usos, sobre todo en el último siglo: molino, obrador, destilería, fábrica de brea o almidón, etc., de tal forma que en los mejores tiempos era la principal fuente de trabajo para los habitantes de la zona.
Las guerras napoleónicas [por cierto una gran serie sobre esta guerra europea lleva varios meses en antena a través de las emisiones en español de La Voz de Rusia –anteriormente Radio Moscú-] significaron un terrible saqueo de las propiedades y casi la ruina del edificio, un detalle de esta destrucción quedó muy fielmente reflejada en una de la pinturas del genial Napoleón Orda que lo inmortalizó en un cuadro pintado en 1876 [sobre este personaje ya colgamos un artículo aprovechando otra emisión del correo de Minsk].
La región ha sufrido una larga historia de enfrentamientos y hechos históricos que han jalonado las páginas de esta zona de Europa Central en donde confluían grandes rutas de comercio en la época medieval. El castillo simboliza ese largo camino hasta nuestros días en donde diferentes religiones y culturas han hecho posible el carácter del pueblo bielorruso actual.
La primera destrucción parcial ocurrió en 1655, le seguiría la de 1706 cuando sufrió el ataque de las tropas suecas de Carlos XII que lo dejaron en ruinas, estado en el que permaneció durante casi tres lustros. La siguiente se produciría en 1794 cuando son las tropas rusas las que se enfrentan a los rebeldes de Tadeush Kostyushka y le seguiría la gran batalla contra las tropas napoleónicas que se produjo en julio de 1812 cuando los cosacos del general Platov, las tropas de Chichagov y Dambrovsky libraron una de esas épicas batallas que narran los libros de historia dentro del contexto de una guerra europea en el más amplio sentido de la palabra. Recordemos que Napoleón nunca logró explicarse el estallido popular de los españoles de 1808 pero él continuó intentando someter a los pueblos europeos y acabó en el exilio de la isla de Santa Helena, otro de esos lugares en donde la radio, de vez en cuando, la saca del anonimato. En el 2010 un viento huracanado derribó la antena y no salió su ansiada emisión radial [generalmente en el mes de octubre, aunque los nostálgicos de un club alemán grabaron y realizaron un programa de radio en donde divulgaron algunos de los espacios de años anteriores y ese hecho significó seguir hablando de Radio Saint Helena].
En el siglo siguiente se le sometería a una severa restauración que le devolvería su esplendor, se añadieron algunos detalles que no eran originales. En la zona norte de sus murallas tenían instalado el jardín italiano y en la sur el lago artificial, el agua no era precisamente lo que faltaba en la zona, se construyó sobre un pequeño promontorio junto al río Miryanka.
Tras la II Guerra Mundial pasó a la Policía del Estado [1947, Bielorrusia formaba parte del conjunto de países que integraban la URSS]. En los años cincuenta el arquitecto Mytyanin realizó las exploraciones y estudios que continuarían en 1971 y 1982 con los trabajos de Kalnin. Una siguiente etapa hace que la finca se convierta en escuela en 1981 y en 1987 en sede del Museo bajo la dirección de Yuri Karachun que dos años más tarde acomete la última restauración del siglo XX que fue merecedora del Premio Europa en 1993.
El castillo es una de las principales atracciones turísticas del país que recientemente saltó a la prensa por las protestas contra el Presidente Alexander Lukashenko y funciona, desde 1992, como una instalación subsidiaria del Museo Nacional de Arte de la República de Bielorrusia [BELARUS] a poco más de noventa kilómetros de Minsk siguiendo la carretera M1 en dirección a Brest, el servicio de autobuses se presta en la línea Minsk-Novogrudok y dura una dos horas, la estación de ferrocarril más cercana es la de Garadzeia [a unos 17 kilómetros] de la línea Brest-Minsk. Por cierto, mientras otros países eliminan las transmisiones en onda corta [Eslovaquia y República Checa estos dos últimos meses] Radio Belarus comenzó a transmitir un servicio en español desde el primer domingo de septiembre de 2010. Pueden escucharse estas emisiones en 6155 con bastante buena calidad [otras dos frecuencias son 7360 y 7390 pero no tienen tan buena sintonía]. La emisión sale al aire de 2100-2120 [10 de la noche hora de invierno en el hemisferio norte] al margen de noticias y música bielorrusa, tan extraña y desconocida para los españoles, presenta un espacio de gran interés histórico cultural. “BELARÚS DE LA A a LA Z”, donde se recogen la historia y sus protagonistas, tan desconocidos como exóticos. Que sepamos es la primera vez que emiten en la lengua de Cervantes.
El sello fue presentado y especialmente cancelado con la presencia del presidente Lukashenko, entre otros países estuvieron Lituania, Polonia, Rusia y Suecia que, en cierta medida, tienen períodos de historia común en este condado. En aquella ceremonia se enfatizó el discurso del proyecto gubernamental de devolver el glorioso pasado a una veintena de castillos más. El Ministro de Cultura, Pavel Latushko declaró “que esta ha sido la primera restauración de Mir acometida tras la independencia pero hay proyectadas varias actuaciones más, la próxima en el 2013 cuando se actuará sobre los denominados jardines italianos y el parque británico”.
Otra conmemoración, en este caso numismática, se realizó el 22 de mayo de 2003 cuando se lanzó un billete [numeración aa 0000001 al 0001000] de 50.000 rublos del que se pusieron a la venta mil ejemplares al precio de 56.400 Rublos en una carpetilla especial ilustrada con el castillo aprovechando su ingreso en la lista de la UNESCO, en el interior [una vez abierto el tríptico] aparece “un collage” de Bubnovsky y diferentes galardones recibidos tras completar su particular restauración. Por supuesto, dicho billete tiene poder liberatorio, pero ¿quién los pone en circulación por su facial después de pagar algo más de un 11% sobre su valor real?
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