DESCUBRIENDO LAS TIERRAS CHECAS: TOMAS BATA

Posiblemente, para muchos, este nombre no les diga nada pero, para los aficionados al deporte, la cosa ya será diferente, especialmente entre aquellos de más edad y que a mediados del siglo XX seguían los éxitos del corredor checoslovaco Emil Zatopek y, todo, por la célebre marca que le fabricaba las zapatillas deportivas de aquella figura descollante que hizo vibrar los estadios allá en donde aparecía. Retrocedamos y centrémonos en el personaje que hoy ha sido honrado con un sello de correos de 13 coronas, formato vertical y posición frontal, en el fondo la letra B en rojo como símbolo de su apellido, su imperio y su marca comercial BATA. El matasellos utilizado en su ciudad natal, Zlim, también nos muestra la inicial del apellido y, como ilustración del sobre, un par de zapatos [masculino y femenino, ahora sólo basta pelearse para colocarlos sin que haya controversias de género; en este caso concreto, arriba va el de mujer y debajo el de hombre… ¿signo de sumisión? Como estamos en tiempos de estolidez mental generalizada: se admiten comentarios].

DESCUBRIENDO LAS TIERRAS CHECAS: TOMAS BATA

Tomas Bata nació el 3 de abril de 1876 en Zlin y falleció el 12 de julio de 1932 en Ostrokovice (República Checoslovaca en aquella época). En su momento se le conoció como el rey de las zapatillas de fútbol y creó todo un imperio global centrado en el mundo del calzado deportivo y que le llevó a lo más alto del sector; también incursionó en el mundo de la política, fue alcalde de su ciudad natal entre 1923 y 1932.

¿Cómo montó su imperio de calzado? Fue con sus hermanos Antonin y Anna cuando en 1894 sientan las bases de su gran imperio con zapatos de calidad que se iría transformando en un gran conglomerado industrial que abarcaba la fabricación, almacenamiento, venta y autofinanciación [un claro ejemplo de lo que se debe hacer para no acabar trabajando para las entidades bancarias: monta tu negocio y, si puedes, autofinanciarte, y no pierdas nunca de vista a los administradores, sobre todo ahora que a la que te descuidas te abren una cuenta en un paraíso fiscal y luego te viene Hacienda con el “palo”], acabarán consolidando un imperio que ha llegado hasta nuestros días aunque, lógico decirlo, la calidad deja mucho que desear, sobre todo si los zapatos han sido hechos fuera de la República Checa: parecen los mismos pero no son iguales.

Vaya aquí una de mis anécdotas, en los 70 aproveché mi viaje a Praga [gracias a un concurso de una revista que entonces se editaba en Español y, como invitado, estuve presente en la tribuna del primero de mayo junto a las autoridades políticas y sindicales del momento, también me permitió conocer la histórica Radio Praga y encontrarme con mis amigos y amigas de correspondencia de aquella lejana época] y, vista la calidad, la marca BATA era para mí sinónimo de trabajo bien hecho [nada que ver con el lema que Pujol escogió en su momento álgido para lanzar una campaña en Cataluña]. Resultado aquellos zapatos duraron y duraron [aquí sólo los Martinelli que hace tiempo dejaron de fabricarse se le podían comparar, aunque estos últimos tenían un tacto y un acabado mucho más suave]…

Un día, hace apenas un lustro, paseando por la lejana Castro (Isla de Chiloé), tropezaba con unas botas BATA que me compré inmediatamente pensando, claro está, en las que a mediados de los setenta me traje de Praga, por lo tanto creyendo que compraba algo genuinamente checo y así me las traje; un día mi hermano me las ve y me pregunta por esas botas que tienen “tan buena pinta”, las observa, comienza a tocarlas, las acaricia y, finalmente, descubre una etiqueta que para mí había pasado desapercibida, con el célebre Made in China. Ciertamente, un lustro después, ahí están algo descoloridas, por el uso y los roces, pero ya puede llover, no pasa el agua. El único problema es el peso te cansas y no son apropiadas para correr, pero son excelentes para combatir el frío y la lluvia, pero no tan bien acabadas como las de la casa matriz. Así que el pasado otoño, aprovechando que me tropecé con la tienda BATA en Karlovy Vary [imposible hacerlo en la de Praga] me hice de nuevo con unas genuinas botas BATA que esperan ser estrenadas, aunque lo mejor de aquella compra, no sólo fue el buen precio, sino las impresionantes y esculturales bellezas que me atendieron: dos metros de mujeres que quitaban el hipo, así que aquella jornada otoñal en la célebre ciudad balneario contribuyeron también a revivir viejos momentos con esta gran marca comercial que siempre me devuelve al genial deportista que hizo que, siendo prácticamente un niño, yo me fijara en esas peculiares zapatillas que parecían hacerle volar.

Posiblemente lo que le granjeó al avispado empresario ese gran éxito fue el sistema de incentivos a los trabajadores: como resultado cada vez producía más e iba rebajando precios que acababan generando más demanda y de esta manera llegó a controlar nada menos que 35 sectores clave en su producción que, a su vez, repercutía en su propia concepción o diseño. Siempre estaba en una constante redefinición, no sólo del mundo del calzado, sino de la fábrica o las viviendas, como pondría de manifiesto durante su período al frente de la alcaldía cuando creó el concepto de Ciudad Jardín y se afanó en una arquitectura funcional que, en muchos casos, llegó hasta nuestros días.

Al margen de su fábrica de Zlin y otras zonas del territorio checo, expandió su imperio por Europa y América del Norte, incluso creó un sistema de educación permanente para sus trabajadores que crecieron intelectualmente siguiendo las clases gratuitas que se realizaban al finalizar sus jornadas de trabajo. Siendo alcalde introdujo la escuela experimental y creó un hospital para la ciudad del que todos sus conciudadanos se sentían orgullosos partícipes en una época en que ese tipo de instalaciones eran prácticamente desconocidas incluso en grandes centros urbanos [hoy somos especialistas en agarrar la “pasta” y salir corriendo. Cuando escribo esto están en pleno auge los célebres Papeles de Panamá que han tardado muchos meses en salir a flote ¿no estaremos ya anestesiados bajo ese manto que fue eliminando el periodismo de calidad y que en Europa, gracias a la BBC-DW-RFI-RNW-BRT-RAI-NRK-RSI y un largo etcétera de radiodifusoras que luchaban por crear un espacio de libertad continental que después se expandía por todo el globo terráqueo? ¿Tiene algo que ver la podredumbre de nuestro sistema político con el desmantelamiento de la radiodifusión pública transfronteriza que nos hizo crecer como sociedades libres? Hay corruptos porque, evidentemente, hay corruptores. Como un ejemplo cercado tendríamos ese pozo sin fondo de la famosa TV3 y los suculentos sueldazos de grandes ejecutivos que se asignan estratosféricas cifras y a los “curritos” sueldos para ir viviendo y, además, bajo el estricto control político de un partido que perdió el norte y nos llevó a una situación que nadie sabe cómo terminará, aunque se acabe perfilando un negro túnel de final imprevisible; ese ente tiene como misión básica atontar y adormecer a las masas. Como paradigma tenemos todo el “prusés” y el “odium” que, en poco más de tres décadas han conformado un pensamiento único que para sí quisieran los regímenes comunistas más recalcitrantes. Cada vez tenemos más canales de televisión, más emisoras de radio y menos libertad [no pongamos también en la balanza el poder adquisitivo porque entonces las lágrimas no nos dejarían continuar].

Bata también sentó las bases de una sanidad pública, humanizada. Financió y apoyó proyectos de ferrocarriles, aviación, transporte naval o por carretera, etc. En cierta medida era un visionario que se adelantaba a su tiempo y buscaba crear bienestar vendiendo cada vez más sin perder calidad y, como consecuencia, necesitaba vías rápidas para la distribución, algo básico, que en el fondo redundaba en el bienestar de todos los ciudadanos y cualquier tipo de actividad. Sus zapatos acabaron atravesando fronteras y cuando nadie lo pensaba, él ya era un empresario de éxito global.

Si uno va por Praga, no dude en pasear por uno de los edificios más emblemáticos de la zona los entendidos, dicen, que es todo un icono arquitectónico del XX, se trata del Centro Comercial Bata ubicado en Vaclavske Namesti 6, vaya, es la histórica Plaza de San Venceslao, todo un clásico en el mundo del calzado en plena e icónica plaza o avenida en donde tuvieron lugar las mayores concentraciones de la Primavera de Praga. A mi entender no ha perdido un ápice el espíritu de su creador, allí tiene todo un edificio de seis plantas lleno de zapatos y algo más (los clásicos complementos donde las féminas suelen encontrar infinidad de bolsos, maletas o cualquier artículo de piel) la calidad suele ser la máxima del momento aunque los diseños, a veces, no sean los más atractivos.

La emisión, sólo utilizó dos colores (rojo y negro), impresión en fotograbado, honran al personaje, en hojas de 50 efectos diseñados por Eva Hasková y grabado de Jaroslav Tvrdon, iniciaron su circulación el 16 de marzo de 2016.

JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

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