El 6 de abril de 2016 el correo checo lanzaba un valor de 17 coronas dedicado al Castillo de Buchlov; muestra la puerta de acceso y una segunda denominada puerta de la casa Burgrave levantada en 1691. Justo detrás van las grandes murallas y torres de vigilancia del recinto que se levantaron entre el XIII-XIV. En el lado izquierdo aparece la famosa torre redonda denominada Andelka y que fue levantada en el XVI, también se le conoce como la torre del reloj. Para el sobre de primer día se ha elegido un viejo grabado mostrando el castillo por su lado sudeste y parte de unas notas musicales inspiradas en él. El diseño lo realizó Adolf Absolon y el grabado fue obra de Martin Srb, impresión en minipliegos de ocho ejemplares y para el matasellos de primer día se ha utilizado el símbolo de uno de los maestros picapedreros hallados en algunas piedras con unos pavos.
De las tres montañas de Buchlov, Modla [donde encontramos la capilla de Santa Bárbara] y Holy son las más prominentes y conocidas en toda la región de Slovácko; han estado habitadas desde tiempos prehistóricos. Algunas de sus fortificaciones han logrado llegar hasta nuestros días, entre ellas están las dos citadas que se encuadran en un ambicioso proyecto de conservación y reconstrucción.
El castillo real de Buchlov está estratégicamente ubicado en la cadena montañosa de Chriby y tenía como misión la vigilancia de la frontera oriental para prevenir de los ataques húngaros. Aunque hay muy poca información escrita sobre el castillo y el período histórico en que se levantó, todo se basa ahora en conjeturas y en deducciones de acuerdos a las piedras utilizadas para su construcción en las que a veces suele aparecer alguna referencia de los maestros [masones] de la época.
Su construcción se inició a mediados del siglo XIII por expreso deseo del rey checo del momento, era una forma de defensa de sus estratégicas zonas de caza y como reafirmación de los límites orientales de su jurisdicción. El nombre de Buchlov aparece por primera vez recogido en unas referencias a la familia Protiva de Buchlov que, probablemente, trabajó para Albert de Zdounky, como administrador de las tierras de una amplia región.
Otras referencias nos llevan a los personajes llamados Havel y Hartman de Stritez (siglo XIV). Será en el siglo siguiente cuando se comenzaría a tributar por estas propiedades a los hermanos Hanus y Jindrich de Liechtenstein, concretamente a partir de 1406, el enclave permanecería bajo esta saga familiar durante varios años. En 1422 se acaba realizando una donación a favor de los nobles húngaros que se opusieron a la corriente husita, Stibor de Stiborice y, a los que les sucederían diferentes familias de Vltovice, Mosnov, Vajtmile, Landstejn, Postupice, Jan Bocek Kuma de Kunstat y otras de Cimburk y Zahradka.
La siguiente referencia nos llevaría a 1511 cuando por medio de un privilegio real la zona era entregada al aristócrata Arkleb Trnavsky de Boskovice en reconocimiento a sus méritos de armas en el campo de batalla; pasa a manos privadas en 1518 cuando las propiedades serían adquiridas por una familia de Zerotin y en 1542 la adquiría otro grupo procedente de Zástrizly.
Por medio de una dote matrimonial, a mediados del XVII se convertiría en propiedad de los Petrvalds que establecieron aquí su residencia permanente hasta casi mediados el XVIII. Los últimos propietarios fueron los Berchtolds de Uhercise (1800-1945). Poco después de la conflagración mundial, el castillo se convierte en museo y abierto al público, este hecho fue el que evitó, en cierta medida, su ruina total y probablemente la más que cuestionada: la pérdida de sus colecciones. Gracias a ese legado es posible gestionar su automantenimiento. La parte más vieja del edificio son sus torres defensivas, una gran sala residencial, otra para el personal de servicio, el palacio y la capilla que está inspirada en otra de la capital francesa, fue construida por un maestro picapedrero en 1280. La edificación fue declarada Patrimonio Nacional y actualmente su explotación y mantenimiento recae en el NATIONAL HERITAGE INSTITUTE de Praga, gestionando su día a día la oficina regional de Kromeriz.
JUAN FRANCO CRESPO
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