DESCUBRIENDO LAS TIERRAS CHECAS: PETRIN, 125 ANIVERSARIO DEL OBSERVATORIO Y FUNICULAR

El 16 de marzo el correo checo lanzaba un valor de 13 coronas que, a simple vista, nos hará pensar en la parisina Torre Eiffel, aunque en este caso es una estructura en ella inspirada y construida en la capital checa a finales del XIX. A pesar de su estética, se hizo con hueco en las referencias del panorama en la famosa ciudad del Vltava. La emisión se realiza en hojas de 30 efectos con sendos cupones o viñetas sin valor postal, una para el primer sistema del funicular que funcionó mediante un ingenioso sistema hidráulico y la segunda para la torre que se levantó en 1892 y nos recuerda la Ciudad de la Luz. En la ilustración del sobre de primer día aparece tal cual constaba en el plano de construcción fechado el 27 de mayo de 1891. El diseñador fue Adolf Absolon y como grabador a uno de los más grandes del servicio postal checo en estos momentos: Martin Srb.

DESCUBRIENDO LAS TIERRAS CHECAS: PETRIN, 125 ANIVERSARIO DEL OBSERVATRIO Y FUNICULAR

La hoy famosa Torre de Petrin se alza en la colina homónima, tiene 65,5 metros de altura y es una clara inspiración de los integrantes del Club Checo de Turismo que en 1889 habían visitado la Exposición Mundial de París; cuando regresaron montaron una cooperativa para levantar la torre del Observatorio de Petrin, lo primero que lograron fue la cesión del terreno en la célebre colina que ya tenía 318 metros sobre el nivel del mar y sobre la cuál se levantaría la estructura. En 1890 ya lograron el primer diseño y prácticamente habían recaudado la totalidad de los fondos para levantar la torre que, a escala, es cinco veces más pequeña que la Eiffel. El diseño de este proyecto lo realizaría Viatislav Pasovsky y los ingenieros Frantisek Prásil y Julius Soucek.

Los trabajos comenzaron el 16 de marzo y la ceremonia de apertura o inauguración, fue realizada el 20 de agosto de 1891. Los 63,5 metros originales quedaron anclados sobre una base de once metros bajo tierra y pesaban 175 toneladas, es de tipo octogonal con una sección en cruz; en el centro está el ascensor y a ambos lados las escaleras de 299 peldaños y utilizadas para subir o bajar, una en cada sentido.

El observatorio se localiza a 55 metros de la base y el 5 de julio de 1938 sufrió un incendió que se propagó desde la cabina del ascensor del que tuvieron que rescatarse un centenar de personas, los bomberos, a pesar de las dificultades y la altura, dieron por controlado el percance en apenas media hora, consiguieron salvar prácticamente la totalidad de los elementos de madera de la torre.

En cuanto al funicular que lleva hasta la colina de Petrin, es muy similar a este tipo de enlaces ferroviarios en cualquier otro lugar del orbe; la línea tiene 510,4 metros y la titularidad o explotación la ostenta la Compañía Praguense de Transporte Público. Las estadísticas del 2014 indican que el mismo transportó dos millones de pasajeros. La construcción se inició en febrero de 1891 según los planos que habían sido aprobados en 1890. El objetivo era prestar servicio a la torre-observatorio de Petrin y el conjunto fue un trabajo de cara a la Exposición del Centenario que tenía prevista realizar la ciudad. En la actualidad difiere ligeramente el trazado original, la última parada era la del Restaurante Nebozizek y fue anulada una intermedia, como la torre, también tiene un sistema de propulsión hidráulica.

Recordamos que Petrin es una zona ideal para pasear, antaño hubo viñedos pero hoy es esencialmente un parque urbano que permite tener impresionantes vistas sobre la capital checa que también se le conoce como “La ciudad de las mil colinas”. Puede llegarse a esa colina con relativa facilidad y a pie el mejor punto de partida, a mi entender, lo encontraríamos en el archifamoso Monasterio de Strahov o bien tomando el funicular en la parada de UJEZD, en apenas diez minutos esta obra de ingeniería del XIX lo dejará en la colina.

Podremos disfrutar de la instalación que ha sido filatelizada por el correo checo, del siempre apacible y coqueto jardín Kinsky, la Iglesia de San Miguel que, en el XVIII, fue traída, tronco a tronco, desde el pueblo ucraniano de Medvedov o podríamos pasear por el no menos impactante Muro del Hambre que recibió este nombre porque, en el reinado de Carlos IV, en el lejano 1362, los pobres de la ciudad levantaron estas impresionantes defensas a cambio de la comida [aunque ese sistema pueda parecernos algo extraño o lejano, todavía recuerdo de mi infancia ese sistema que las gentes menos afortunadas prestaban en muchas casas o cortijos de mi pueblo, prácticamente por el alojamiento y comida tenías personal a tu servicio]. Finalmente, si el tiempo sobra, podríamos aprovecharlo para darnos una vuelta por su celebrado Laberinto de los Espejos (Bludiste) que puede darnos un rato de entretenimiento, sobre todo si llevamos chicos o jóvenes, en un día de sol es el lugar ideal para contemplar Praga desde una privilegiada posición.

JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *