CENTENARIO PRIMER SELLO DE LIECHTENSTEIN

El principado comenzó a utilizar sellos propios en 1912, hasta esa fecha emplearon los del imperio austro-húngaro a donde tendremos que recurrir si nos interesa ampliar nuestra colección con piezas (escasísimas) canceladas en aquella época en sus liliputienses oficinas de correos que dependieron del Servicio Postal Austriaco hasta 1921. En este primer período de nueve años, los sellos del principado se emitieron en coronas y céntimos (Krone y heller) con gran similitud a los utilizados por Viena. 

El honor para sus primeros signos postales fue para Juan II, el escudo nacional y, en 1920, vistas y castillos de otras zonas del territorio. Hasta los dos sobrecargados en moneda suiza del 1 de febrero de 1921, habían sido puestos a la venta un total de 44 sellos, conjunto que alcanza un buen precio. Precisamente el sobrecargado empleado el primer día de vigencia del acuerdo con la administración postal suiza es un valor clave en franqueo postalmente circulado: alcanza la nada despreciable cifra 3.000€ (variedad de sobrecarga gruesa), justo la mitad si es sobrecarga fina siempre y cuando la pieza sea auténtica y circulada el primer día.

El servicio postal es una de las instituciones más conocidas y respetadas por la ciudadanía del pequeño principado alpino, tanto que sus habitantes cuando aluden al mismo, se refieren como “nuestro correo” que lo componen unos 350 empleados que dan vida a un servicio que, a pesar de los tiempos modernos, todavía sigue siendo vital, para las personas que viven en núcleos rurales y montañosos.

Blog Cultureduca educativa 212-02-20-1_011 CENTENARIO PRIMER SELLO DE LIECHTENSTEIN

Cuando se llega a Vaduz desde Suiza uno se topa con un moderno y funcional edificio donde el correo presta sus servicios, frente a él encontraremos el coqueto museo donde hay material filatélico e histórico de interés para el visitante que cultive la parte filatélico-postal. En el 2009 se honró al servicio postal con una serie de tres efectos que simbolizan la entrega de unos funcionarios que [con el roce diario] se convierten en visitantes familiares de los hogares del principado.

Hasta la última emisión de diciembre de 2011 habían aparecido cerca de 1500 sellos con una media anual de unos 15 sellos que se agrupaban en cuatro días de emisión al año (uno por trimestre) que rara vez se modifica. Generalmente son impresos en la Imprenta Estatal Austriaca El valor más alto, emitido hace pocos años, estaba dedicado a su evangelizador San Lucio que apareció junto a San Florino y la Virgen: 20 francos (unos 15€), puede convertirse en valor clave de su filatelia moderna a medida que nos alejemos de la fecha de emisión.

En el 2012 se ha conmemorado el centenario del primigenio uso de signos postales propios. Era el primer grupo, comenzó a circular el 1 de febrero y para ello se recurrió a recuperar las figuras de los príncipes que rigieron los destinos del pequeño enclave durante este siglo. Faciales de 1-1.40-2.20-2.80 Francos suizos representan a Juan II, Francisco I, Francisco José II y Juan Adán II. El realizador de la serie ha sido Peter Gassner; se realizó la impresión en minipliegos de ocho efectos y hojita bloque sin dentar.

Aunque parezca increíble, con tan pocos sellos emitidos, uno puede encontrar ejemplares para incluir en cualquier temática. Cultivan al más profano y si viaja por la región se sorprenderá de la cantidad de establecimientos que le incitan a comprar sus peculiares recuerdos “rectangulares”. La filatelia es uno de los capítulos que reporta más ingresos a las arcas principescas y su administración postal cuida con esmero su política emisora. La privatización de los servicios ha dado un salto cualitativo y cuantitativo que [si no rectifican] pueden llevarlos al triste récord de determinadas administraciones postales del Tercer Mundo inmersas en la especulación y nulo valor filatélico. Un flaco favor para uno de los países más coleccionados y conservadores del continente que se pasa al otro lado de la balanza: nadie escarmienta en piel ajena y cuando un coleccionista deja de lado el sello, lamentablemente, será difícil recuperarlo. Pero al parecer nadie escarmienta en piel ajena y así nos va en la vieja y engreída Europa. ¡Con qué rapidez se olvidó el “corralito” porteño y ya estamos a punto del abismo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *