Viajar por China ha sido todo un descubrimiento. Conocer algunos de sus lugares patrimonio de la humanidad un verdadero placer que pocos mortales deberían perderse ya que, con toda la razón del mundo, merece la pena deleitarse [o extasiarse] ante tan majestuoso espectáculo creado por el hombre y uno se pregunta ¿qué legaremos nosotros a las futuras generaciones?
Vayamos a uno de tantos lugares que aparecen en la lista mundial del patrimonio de la humanidad creada por la UNESCO. Si sus prebostes quieren trabajar en serio, en China tienen un filón, me atrevería a decir inabarcable, para varias generaciones de sesudos burócratas.
El Palacio de Verano [Yihe Yuan o Palacio de la Armonía ], se localiza a una veintena de kilómetros de la célebre Ciudad Prohibida en Pekín, se extiende sobre 290 hectáreas y cuenta con 3.000 habitaciones. Fue la obra visionaria que un día se diseñó para huir del sofocante calor de la temporada estival en la corte imperial pequinesa [en estos momentos, a ese fenómeno meteorológico tendríamos que añadir la contaminación que, para mi experiencia personal, supera ya la del DF de México o la Ciudad Condal en España, en fin un verdadero drama de la sociedad de nuestro tiempo] de la dinastía Qing para uso de la amplia clase imperial china. Qian Long dio su aspecto actual, su reinado duró del 1736 al 1795; el parque se construyó en 1750 y se le conocía como Parque Qingyi, lo construyó en honor de su madre para celebrar su 60º aniversario y originalmente bautizado como Parque del Agua Ondulada y Transparente; se gastó 140 toneladas de plata y se trabajó durante quince ininterrumpidos años. Sin embargo es la emperatriz Cixi [que mandó reconstruirlo en dos ocasiones, tras la destrucción galo-británica en 1860, rehecho en 1886, dos años más tarde se le dio el nombre actual, la nueva destrucción fue con la rebelión de los bóxers en 1902] la que se lleva los honores de esta impresionante joya del ingenio humano. Entre sus caprichos está el famoso barco de mármol que servía para fiestas de todo tipo [la parte superior de tan peculiar navío es de madera e imita a tan dura e imperecedera roca que lo sujeta al lecho del lago creado de manera artificial]. El coste de aquella reconstrucción fue de 30 millones de onzas de plata y tras la caída de Puyi, en 1914 queda abierto al público y está considerado el jardín imperial más grande de China.
El palacio de verano llegó en diferentes oportunidades a la filatelia china; en el 2008 fue motivo de una preciosa serie de seis sellos y una hojita centrada en el otoño y su colina de la longevidad coronada por la Torre de la Fragancia de Buda que domina una grandiosa loma repleta de edificios religiosos; justo detrás está el Templo del Mar de la Sabiduría. Pero , personalmente, no es lo que más me impresionó de tan gigantesco recinto ajardinado. Lo que más me impactó, tras acceder al inmenso palacio, fue el frío que nos obsequió el tiempo aquel 30 de diciembre de 2011. Tras penetrar por la Puerta del Este [Gong Dong Men] y quedar con la boca abierta [el frío era terriblemente glaciar y unas semanas después sorprendió a gran parte del territorio catalán] me topaba con el inicio de la pasarela que utilizaban las más altas autoridades para disfrutar del espectáculo creado por la imaginación de sus arquitectos varios siglos atrás y la montaña Wanshou (Diez Mil Años) –también artificial- creada con las tierras que fueron extrayéndose de lo que sería el lago Kunning ideado para los ejercicios de la armada imperial.
La pasarela de la Gran Galería recorre más de 700 metros que arrancan poco después de acceder por la puerta principal, nos deja frente al barco de mármol que queda reflejado en otro de los sellos. Encierra una pinacoteca de más de 14.000 cuadros que se conservan al aire libre y que son, prácticamente, toda una lección de historia de la vida y costumbres del pueblo chino agrupados en lo que parece un conjunto sinfín de cuatro hileras [dos en el pasillo central y dos a ambos laterales, éstas visibles desde el exterior del pasillo que aquel día estaba sometido a una constante limpieza para evitar las capas de hielo que, en algún momento, llevó al suelo a más de un visitante] que totalizan casi tres kilómetros de la peculiar pintura tradicional china.
El parque es todo un hito universal en cuanto a su estilo arquitectónico y el diseño de su recinto ajardinado; hay que resaltar también el Pabellón Baoyun (Nubes Preciosas, popularmente conocido como el Pabellón de Cobre), el Puente de los 17 arcos, el Puente Bin Feng que recibe ese nombre de uno de los poemas más famosos del Libro de Cantos (Canto de Bin) o el Puente del Cinturón de Jade. El recinto en su conjunto tiene forma de murciélago (la montaña) y el lago se asemeja al durazno, símbolos de la felicidad y la longevidad en la cultura tradicional china.
Cixi es un personaje de gran significado en la historia de China, decisivo su apoyo a los bóxers para derribar la última dinastía del milenario reino chino. En 1911 la dinastía Qing cerraba una página de la historia [vean El último emperador y disfrútenla, si pueden viajen luego a Pekín y, con toda seguridad, creerán que están participando de aquellos históricos hechos por la frialdad en que son tratados y el rigor histórico con el que se narran] en algunos de los lugares en que se escribieron las últimas páginas de la legendaria clase imperial china.
La serie que comentamos consta de seis efectos que, según el servicio postal chino, van numerados sucesivamente y el coleccionista sabe en todo momento el facial que le falta. Todos tenían el mismo valor y nos recrean aspectos del gigantesco palacio imperial. Fueron puestos en circulación el 10 de mayo de 2008, tamaño horizontal (50×38 mm) y la hojita (120×90 mm, la zona del sello que es vertical 50×62 mm).
NÚMERO | FACIAL | MOTIVO CENTRAL DEL SELLO |
6-1 | 120 fen | Puente Shiqikong. Este facial también se empleó para la Prueba de Imprenta de la Exposición Filatélica de 2008, tríptico de 2×130 fen y en el centro la prueba de color en negro sin valor facial. |
6-2 | 120 fen | La Gran Galería o Pasillo central. |
6-3 | 120 fen | El barco de mármol |
6-4 | 120 fen | Los jardines de la armonía |
6-5 | 120 fen | Puente de Yudai |
6-6 | 120 fen | Lago Houhu |
Hojita | 600 fen | La Torre de la Fragancia de Buda |
Si tiene tiempo -allí todo es a lo grande- puede disfrutar de largos paseos en barca o de interminables caminatas, todo dependerá de su fortaleza física, del tiempo que haga y de lo sorprendido que esté ante tan impresionante palacio imperial. Algunas cosas le chocarán, por ejemplo la antena de comunicaciones, pero eso es algo que ya es inevitable para los amantes de la telefonía móvil; un suplicio para el viajero ya que hay gente que no sólo no disfruta del viaje, sino que se pasa el día relatando lo que ocurre en casa: vamos que a miles de kilómetros, en lugar de disfrutar de un irrepetible periplo, transportan, cual tortuga, su carga de amargura. ¡Qué pena y qué derroche!
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