El Coloso de Goya, no es de Goya

En enero pasado, los expertos del Museo del Prado sorprendieron a la comunidad artística con una noticia de impacto: «El Coloso no es una obra de Goya, y mucho menos una obra maestra».

Coloso Goya

Los especialistas del Museo, en la figura de su jefa de Conservación de Pintura del siglo XVIII, Manuela Mena; y del jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX, José Luís Díez, han concluido que la famosa obra El Coloso, que lleva 78 siendo propiedad del Museo, y que se atribuye a Goya, no ha sido pintada por él.

Estos expertos se amparan en las modernas técnicas disponibles en la actualidad para «radiografiar» lo más oculto de un lienzo, además del mejor conocimiento que se tiene sobre las técnicas del admirado pintor de Fuendetodos, para llegar a esta conclusión. Los argumentos que esgrimen se refieren, en su mayoría, a los trazos y el estilo utilizados para pintar el cuadro, resaltando que se echa en falta «la delicadeza, pureza y luz» que imprimía el pincel de Goya.

Mena hizo un repaso sobre las diapositivas de detalles a todos los puntos que consideró concluyentes. Va explicando las diferencias que halla en esta pintura con respecto a otros objetos o detalles de pinturas acreditadas de Goya, donde existen referencias iconográficas habituales en el pintor, como la muchedumbre, el paisaje y el conjunto de detalles que configuran la pintura: detalles como un carromato que aparece con trazos deshilachados, asnos y toros cuyas patas o cuernos no están concluidos, o las líneas rectas que dibujan el brazo del Coloso, que se oponen a la profundidad de conocimiento que Goya tenía de la anatomía y la belleza del desnudo clásico, y de lo que siempre hizo gala en sus obras. Esos detalles, complementados con unos estudios técnicos y de pigmentación son, según el experto, contrarios al estilo «realista y preciso» de Goya. El conjunto, no se corresponde con una obra genuinamente goyesca.

La prueba final que aportaron fue las iniciales «AJ» que se aprecian en una esquina del cuadro, y que casualmente son las mismas que las de su discípulo Asensio Juliá, que por otro parte era el único discípulo reconocido oficialmente.

Esta revelación no ha sido fruto de un estudio reciente, sino que ya hace casi veinte años que este lienzo viene siendo analizado. La primeras sospechas surgieron cuando se preparaba una exposición en la década de 1990.

Los responsables del estudio aseguraron que el trabajo de análisis no ha finalizado, y que seguirá en la búsqueda de nuevas evidencias. Además, no es ésta la única obra de Goya que es objeto de estudio pormenorizado sobre la posible autoría, pues en el taller también se encuentran otros, como La degollación y la hoguera o El exorcismo.

Ante esta evidencia, no resultará extraño nuevos anuncios en el mismo sentido sobre otras obras, con estilos cercanos a Goya, pero de autoría desconocida, y que todavía se encuentran en proceso de identificación.

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