Desvelado el enigma de la Gioconda

Ya no sé cuántas veces he leído o escuchado hablar sobre el enigma que rodea a la Mona Lisa o “Gioconda”, que como se sabe es el cuadro más famoso de la historia, probablemente el más caro (porque nunca fue tasado), y que fuera pintado magistralmente por el genial Leonardo Da Vinci. Se ha especulado con la identidad del personaje, su media sonrisa, o el porqué siempre mira de frente a los ojos del espectador independientemente del ángulo en que éste se sitúe frente al cuadro.

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Numerosos investigadores se han centrado en estos misterios. Yo, como todos los que se interesan por los enigmas que le rodean, no permanecí ajeno al tema, pero siempre como un espectador más que se formula preguntas cuyas respuestas permanecen en el espacio indefinido, a la espera de ser rescatadas ante la presencia de un nuevo rayo de luz que las ilumine.

Hace unos días, me disponía a pasar consulta con mi doctora de cabecera y, como suele suceder, nada mejor que echar mano de una revista para acortar la incómoda espera. Los pocos pacientes que me acompañaban en la estancia leían con devoción otro tipo de misterios: los del corazón, pero yo, que soy una auténtica mente inquieta, rebusqué entre el montón de revistas y folletos sanitarios algo que realmente fuera acorde con mi naturaleza de investigador autodidacto. Cuando ya estaba decidido a abandonar, apareció ante mi una sugerente portada: “HISTORIA NATIONAL GEOGRAPHIC – El secreto de la Mona Lisa era su maternidad”. Como si hubiese encontrado un tesoro me puse a leer el artículo con fruición.

Cuando me quedé solo en la estancia, no pude resistirme a recortar la hoja y guardarla secretamente en un bolsillo interior para continuar su lectura más tarde; acababa de recuperar uno de los enigmas dormidos, y ahora poseía material para retomar la investigación que serviría de base para esta nueva entrada del Blog.

El artículo revelaba los hallazgos de nuevos documentos, así como los resultados de un análisis de la pintura realizado con modernas técnicas, que daban una casi total certidumbre sobre quién era la modelo, e incluso por qué sonreía ante el pintor.

Lo más sustancioso fue aportado por el historiador de arte italiano Giorgio Pallanti. Éste, ya había demostrado documentalmente la identidad de la modelo en un libro publicado en 2004 y ahora reeditado, confirmando lo que ya había sugerido un célebre arquitecto, pintor y escritor del Renacimiento llamado Giorgio Vasari, el cual afirmaba en un libro que publicó en 1550 que “Leonardo hizo para Francesco Del Giocondo el retrato de su esposa Mona Lisa”.

Este supuesto quedó demostrado por Pallanti, que aportó los documentos que confirmaban que la joven Mona Lisa en cuestión era una respetada dama llamada Lisa Gherardini, nacida en Florencia el 15 de junio de 1479 y casada en segundas nupcias con un adinerado comerciante de seda florentino apellidado Giocondo. El apelativo “Mona” o “Monna” significa señora, doña o madonna.

Frente a otras tesis alternativas, Pallanti demostró la conexión de Giocondo con la familia de Leonardo, reconstruyendo la vida de la “señora Lisa”: se casó a los 16 años, fue madre de cinco hijos, enviudó a los 58… y ya sólo le quedaba averiguar la fecha de su muerte, la cual pudo desvelar gracias a la mismísima partida de defunción que halló en una antigua parroquia florentina de San Lorenzo, confirmando que falleció cuando contaba 63 años de edad, y que dice textualmente: “Lisa: fue mujer de Francesco del Giocondo. Murió el día 15 de julio de 1542. Fue enterrada en Santa Úrsula. Salió todo el capítulo”. Esto último indicaba que Lisa gozaba de gran consideración social en Florencia, y que a su entierro, tras fallecer en el convento de la parroquia donde se había retirado, asistió toda la junta eclesiástica y caballeros de las diferentes órdenes.

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Partida de defunción de Lisa Gherardini

Pero, nuevas aportaciones arrojan un poco más de luz sobre el misterio de su sonrisa. Al parecer, Leonardo pintó el retrato de Lisa cuando ésta tenía 23 años y, o estaba embarazada de su segundo hijo o acababa de tenerlo. Bruno Mottin, miembro de un equipo de investigadores canadienses, advirtió tras haberse realizado al cuadro una radiografía tridimensional, que Mona Lisa porta sobre los hombros un guarnello, consistente en un fino velo de gasa con el que se cubrían las mujeres de la época cuando estaban encinta o acababan de ser madres. Así pues, su mítica sonrisa podría tener una sencilla explicación natural.

La última experiencia en los trabajos de análisis del famoso cuadro se refieren al enigma de la mirada de Mona Lisa. Especialistas de la Universidad de Ohio en colaboración con la National Gallery de Londres, publicaron en un periódico inglés la resolución de este misterio:

Como se sabe, Mona Lisa parece mirar directamente a los ojos del que la observe, sea cual sea la posición que ocupe ante el cuadro. Según el profesor estadounidense James Todo, el secreto está en el ángulo con que Leonardo Da Vinci pintó los ojos de la modelo. Aunque nos movamos y el cuerpo aparezca distorsionado, su mirada siempre nos seguirá. Otro especialista de la National Gallery, Alexander Sturgess, reconoció que esta técnica fue utilizada por muchos artistas del siglo XVI y XVII.

Llegados a este punto, por una parte me siento satisfecho de que el conocimiento deje al descubierto las verdades ocultas pero, por otro lado, siento que la Mona Lisa con su halo de misterio tenía un atractivo que, por fuerza de nuestro incansable interés en descubrirlo todo, ha perdido notablemente.

En fin, es una lástima que nuestras ansias de mentes inquietas no nos permitan disfrutar plenamente y por siempre de la parte enigmática de las cosas.

 Abel Domínguez.

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