CONSERVACIÓN: Espacios y paisajes naturales: El Parque Nacional Sequoia / Kings Canyon - 3ª parte

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Conservación

ESPACIOS Y PAISAJES NATURALES

El Parque Nacional Sequoia / Kings Canyon - 3ª parte


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Cómo sobreviven las secoyas gigantes...

Reproducción por semillas

as secoyas gigantes producen semillas y conos a un ritmo sorprendente. Un árbol maduro produce más de 2.000 conos al año, con casi medio millón de semillas, tres veces más (en proporción) que las semillas por cono que produce la secoya roja de la costa californiana (Sequoia sempervirens).

Estas semillas, en forma de copos, son tan diminutas que para lograr 10 gramos de ellas habría que reunir unas 1000 semillas. Maduran a finales de la segunda temporada y no se abren hasta la tercera. Son fundamentalmente anemócoras, es decir, se sirven del viento y de unas diminutas alas que tienen incrustadas (hasta tres) para dispersarse cuando son expulsadas del cono. No obstante, también pueden funcionar como zoócoras, o sea dispersarse mediante la ayuda de animales.

La secoya alcanza su madurez sexual muy tardíamente y en algunos casos es preciso que transcurran unos 200 años para que surjan en el árbol las primeras flores, lo cual supone todo un récord en el mundo vegetal. Una vez florido, el árbol aparece repleto de pequeños conos ovoides de 5-8 cm. de longitud, que cuelgan de los pedúnculos al final de las ramas.

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Ilustración de un cono verde y otro maduro de una secoya gigante. A la derecha, un cono abierto que se ha desprendido ya de las semillas

Los conos verdes y cerrados de la secoya gigante pueden permanecer en el árbol hasta 20 años. Caso de sobrevenir al fuego, estos conos se secan, con lo que se fuerza una explosión de semillas que inmediatamente caen al suelo, por lo general muy próximas al árbol madre. La caída de las semillas es absolutamente necesaria para la supervivencia de estos árboles, pues sólo se reproducen mediante este sistema, ya que nunca se manifiesta la producción de retoños.

Dispersión por semillas zoócoras

De las semillas dispersas sólo un 15% tienen oportunidad de reproducirse. No obstante, como ya se dijo, las semillas de las secoyas también pueden actuar como zoócoras, pues cuentan con la ayuda de algunos animales que colaboran a su dispersión y por tanto a su desarrollo: por ejemplo, la ardilla roja americana o "chickaree" (así llamada por su grito). Este gracioso roedor se alimenta de los conos verdes de la secoya; los corta y los almacena para el invierno. En una ocasión llegaron a encontrarse más de 1.200 conos debajo de un árbol. En proporción, esta ardilla tiene un ritmo de metabolización seis veces mayor que casi todos los mamíferos, y come lo suficiente como para poder trabajar durante todo el día. Al realizar una incesante labor de desprendimiento de conos, puede decirse que es un sembrador potencial de semillas de secoya.

Ardilla roja americana
Ardilla roja americana

Además de la ardilla roja, también colabora con la supervivencia de la secoya como especie un diminuto escarabajo. Sus larvas horadan los conos para alimentarse de los tejidos internos. De este modo, se rompen los conductos de los conos, por lo cual éstos se secan y se encogen: entonces, las semillas caen al suelo.

Ciclo del fuego

Aunque los animales colaboren, sin el fuego el ciclo reproductor de las secoyas gigantes no se garantizaría completamente, pues el fuego prepara el suelo para que las semillas germinen en las mejores condiciones. Al producirse el aclareo del bosque, ya que el fuego acaba con abetos que crecen cerca, las semillas pueden disponer de la cantidad de sol que necesitan para iniciar el proceso vital. Si en otro tiempo se evitaba el fuego por todos los medios, en la actualidad se provoca, de forma controlada naturalmente, según criterio de las autoridades a cargo de las cuales está este parque nacional.

Las secoyas centenarias cuentan con una gran corteza porosa y esponjosa de unos 15 cm. de grosor. Esto les sirve de ayuda para sobrevivir al fuego, elemento indispensable para su reproducción, como ya se ha dicho. La fibra esponjosa de la corteza tiene escasa o nula cantidad de resina, que en otras especies actúa como combustible. Sin embargo, en esta especie esa corteza permite que los tejidos de la madera interna queden aislados del exceso de calor. Se conoce el caso de una corteza de secoya de 79 cm. de grosor.

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