Conservación
SOSTENIBILIDAD
El desarrollo sostenible - 4ª parte
Los desafíos de la agricultura sostenible
l crecimiento demográfico es un auténtico desafío para la agricultura sostenible. Ni siquiera la gran revolución y modernización que se ha dado en la agricultura podrá evitar que se plantee un situación de crisis, a menos que la producción de alimentos aumente sustancialmente en los años venideros. En un periodo de tiempo indeterminado la población mundial alcanzará niveles considerables, poniendo a los habitantes de los países más pobres ante un futuro sombrío y descorazonador.
Los tres sistemas de agricultura, es decir, la industrializada, la de la revolución verde y la desarrollada en tierras complejas y diversas, presentan desafíos diferentes. La agricultura industrializada, preferentemente la que se lleva a cabo en Europa y Norteamérica, se basa en la aportación externa para conseguir una alta rentabilidad de las cosechas, esto ha implicado un crecimiento notable en el consumo de pesticidas y fertilizantes no orgánicos, piensos para animales y maquinarias. Esta práctica comenzó a mediados del siglo XX y alcanza en la actualidad un nivel preocupante.La fertilización biológica de las tierras mediante estiércoles o abonos vegetales, la rotación de cosechas, el cultivo de especies fijadoras de nitrógeno en el suelo, los medios mecánicos y de cultivo para el control de malas hierbas, plagas o enfermedades, y en general los procesos naturales típicos de una agricultura tradicional, han sido reemplazados por plaguicidas y abonos sintéticos que son introducidos asiduamente en los suelos.
En la moderna agricultura ya no se emplea la fuerza de tracción animal, ni otras fuentes de energía generadas localmente, éstas han sido reemplazadas por maquinarias que consumen combustibles fósiles, que como se sabe es un recurso no renovable. Las soluciones para la agricultura industrial comienzan por reducir un poco el rendimiento dada la superproducción actual, junto con una limitación sustancial de las aportaciones externas.
En la moderna agricultura ya no se emplea la fuerza de tracción animal, ni
otras fuentes de energía generadas localmente
Por su parte, el desafío de la llamada revolución verde es mantener el nivel de sobreproducción y el rendimiento, aunque desde una perspectiva medioambiental adecuada, para perseguir el desarrollo de las regiones más pobres en que se realiza este tipo de agricultura. Un desafío similar se manifiesta en las áreas complejas y diversas, aunque dadas sus características las pretensiones se enfocarían hacia el mayor rendimiento por hectárea de tierra, en equilibrio con los recursos naturales de esos lugares.
Sea cual sea el tipo de agricultura implicada, los éxitos ante los desafíos de un desarrollo sostenible tiene sus posibilidades en una serie de prácticas básicas:
Conservar los recursos, suelos, agua, energía, y reciclar los desechos.
Aprovechar los ciclos naturales biológicos y químicos, tanto en lo que respecta a la fijación del nitrógeno de los suelos o los nutrientes, como a los procesos de desarrollo de plantas e insectos para evitar las plagas. Esto implica por tanto evitar la utilización de plaguicidas o insecticidas que pueden tener efectos en la cadena alimentaria.
Una de las prácticas que contribuyen al éxito del
desarrollo sostenible en la agricultura, es el
aprovechamiento de los ciclos naturales biológicos y
químicos, evitando la utilización de plaguicidas o
insecticidas
Reducir, limitar o siempre que se pueda eliminar las aportaciones externas a los suelos, que no provengan de recursos renovables o que sean dañinos para el medio ambiente o la salud. Una opción es utilizar los desechos de un componente o los productos secundarios para aportarlos a otros componentes.
Aprovechar la potencialidad biológica y genética de las especies animales y vegetales para conseguir una mayor productividad.