Mi voluntad está anulada

Testimonio recibido de «Una mujer anulada» (se omiten sus datos para proteger su identidad)
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No pasa un solo día sin que aparezca en mi mente la idea de abandonar a mi marido mientras duerme y desaparecer con mis dos hijos, pero el temor de que me sorprenda es tal que sólo imaginar las consecuencias me paraliza. Soy incapaz de tomar una decisión sin su consentimiento, porque ha conseguido anularme totalmente. Si pudiera volver atrás en el tiempo sabiendo todo lo que sé ahora, no permitiría de ninguna manera que mi vida entrase en esta pesadilla, pero ahora mi marido me ha ganado tanto terreno que cuando intento levantarle un poco la voz su simple mirada amenzante me aterroriza. Alguna amiga sabe de mi caso, y me aconseja que denuncie, pero todo parece muy fácil desde fuera. Hay que estar dentro y vivir la situación para entender todo lo limitada que estoy. A los dos días siguientes a nuestra boda ya recibí la primera mala contestación, y no le dí importancia, pues muchas parejas tienen algunas diferencias de vez en cuando y no por eso dejan de quererse, pero este mal nacido fue a más. Consiguió convencerme de que no tenía necesidad de finalizar mi Diplomatura de Empresariales, pues decía que «para empresario de la familia ya estoy yo». Después me negó la posibilidad de trabajar en una inmobiliaria, porque según él tenía demasidados hombres a mi alrededor y que «para gallo del corral ya estoy yo». Más tarde comenzó a controlar mi hora de llegada de la compra, y si tardaba media hora más de lo normal me pedía todo tipo de explicaciones; si me había encontrado con algún antiguo compañero de la Facultad y se me ocurría decírselo entraba en cólera. Esos celos injustificados llegaron muy lejos, al principio eran insultos y amenazas, después puñetazos en la mesa y rotura de algún mueble contra el suelo. Para cuando me dio el primer bofetón ya me pareció normal, ni siquiera sentí que era el primero, llevaba tanto tiempo siendo agredida de otras formas que ese golpe solo me pareció uno más.

En el terreno del sexo ya solo es un acto mecánico y forzado: el me exige y yo tengo que responder aunque esa noche haya caído rendida de cansancio; además, me humilla con sus posturas sexuales, y cuando lo hace me insulta con expresiones como «puta» o «mamona», o algunas más hirientes como «tu madre folla mejor que tú, zorra». En ocasiones me siento tan ultrajada que le clavaría un cuchillo en los testículos. Mis lágrimas saltan mientras escribo esto, y recordar todo ello solo me trae más sufrimiento. Tengo tantas historias más que podría contar, pero solo el hecho de narrarlas me llevaría a la depresión, y no puedo caer en ese pozo. Tengo que seguir por mis hijos, y lo haré por encima de todo.

Una mujer anulada

 

Un comentario:

  1. hola amiga, que triste situacion, se por lo que pasa las palabras no son las misma que me dicen a mi pero tienen el mismo resultado quue el tuyo. me llenan de indignacion, no soporto que me traten como puta. pero para que el deje de hacer eso tienes que decirle que no te llame asi y si lo hace no habra sexo. y ponte a estudiar algo tecnico en la universidad para que puedas salir de ally, no te lo plante mas corre pero con alguan haz bajo la manga. yo quisiera salir tambien corriendo d emi casa con mi tres hijos.´pero tengo que serfuerte por ellos y terminar la carrera

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