A pesar de todo…

Muchos pensarán lo fácil que es escribir ciertas cosas y lo difícil que es llevarlas a la práctica. Yo digo que hay que hablar, pero muchos piensan, no sin razón algunas veces, que si relatan lo que sucedió en su infancia la familia no les creerá, o se pelearán unos con otros o verán a quien fuera la víctima como un elemento desestabilizador y vengativo al que, finalmente, terminarán segregando del ente familiar.

Cuando la madre sospecha o descubre que su hijo está siendo abusado sexualmente, por lo general por su pareja (padre o padrastro) todos clamamos al cielo si esto no se denuncia y se resuelve de inmediato. Ya he dicho en más de una ocasión que no es esto lo que siempre ocurre, tan siquiera es lo más frecuente. ¿Por qué no ocurre? Hay varios elementos a tener en cuenta; uno de ellos podría ser la dependencia económica o emocional de la madre respecto de su pareja, lo cual le lleva a no querer ver lo evidente. También está el miedo. No es extraña la figura de la madre anulada y sometida por su pareja e incapaz de reaccionar adecuadamente ante las necesidades de sus hijos. Por lo general esta madre tuvo igualmente una infancia de malos tratos o abusos sexuales.

En el párrafo anterior me preguntaba porque no ocurría, y no sólo me refería al comportamiento de la madre. También me pregunto ¿por qué no se resuelve de inmediato? ¿Por qué no se obtiene la respuesta adecuada de la mano de los especialistas? Por que si bien podemos entender hasta cierto punto los comportamientos de una madre debido a sus circunstancias personales, se hace más difícil hacer lo mismo cuando se trata de las instituciones. Uno tiende a pensar que en el momento en que un asunto de este calibre se pone en las manos adecuadas ya se terminó el calvario, tanto del que denuncia, como del menor afectado. Desgraciadamente tampoco es esta la realidad más común. Y no lo digo porque me lo parezca o porque haya oído comentarios, sino porque conozco personas y he visto informes, porque sé de madres a quienes no les cabe la menor duda de que su hija está siendo abusada por su ex pareja, y a pesar de haber interpuesto la correspondiente denuncia y de mover cielo y tierra, tienen que seguir dejando que, semana sí semana no, la niña vaya con el abusador y sigan produciéndose el abuso. Y tienen que seguir haciéndolo porque a veces pesa sobre ellas la amenaza de que se les retire la custodia e incluso está puesto en duda que sean personas equilibradas. Y a pesar de todo…

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