El mundo marino y los deportes navales es algo consustancial a los países bañados por el mar, aún más en los de larga tradición marinera o pesquera, algo prácticamente consustancial al mundo insular que hasta hace bien poco sólo tenían ese medio para salir de su multisecular aislamiento. Nada extraño entonces que las barcas y el deporte naval en equipo sea el tema escogido para la tercera serie que la administración postal de estas islas del Atlántico Norte ha escogido para la tercera serie de Etiquetas de Franqueo que puso en circulación el pasado 20 de septiembre de 2010.
En esta ocasión los faciales que pueden obtenerse van de las 6 a las 100 coronas danesas y como es habitual en esta forma de franqueo tienen carácter autoadhesivo y se emiten en bobinas que son impresas electrónicamente por las terminales instaladas en el correo y cuya identificación codificada aparece reflejada debajo del valor del franqueo, esta impresión va en negro en el lado derecho de la etiqueta híbrida que comparte una porción sin dentar [facial] con otra dentada [ilustración].
La imagen situada en la parte izquierda va dentada simulando un verdadero sello de correo [atención: las etiquetas, por lo general, no admiten el despegado tradicional con agua, así que mejor conservarlas en su soporte aunque, con el paso del tiempo, al ser impresión térmica, se va perdiendo y se autodestruyen; en definitiva no es la mejor opción para el coleccionismo, recordemos que vivimos la época de lo efímero y se experimenta con todo sin saber qué pasará, al sello de correos le han salido sucedáneos o simplemente los han aparcado en aras de la “dichosa modernidad” y nos han devuelto a tiempos pretéritos de escasez de productos y anotaciones personalizadas de no HAY FRANQUEO o matasellos en donde dicen que el FRANQUEO HA SIDO PAGADO EN LA OFICINA como hace el correo español al que, con tanta modernidad, no le cuadran las cuentas y cada vez larga más emisiones de sellos reales que nadie ve en las cartas] con el que no puede competir.
Muchas han sido las administraciones postales que han experimentado este sistema y algunas ya lo han abandonado definitivamente puesto que no resulta más económico que la confección del sello físicamente, sobre todo cuando se hacen grandes tiradas que resultan a precios irrisorios en comparación con el coste de las etiquetas al que siempre hay que añadirle la maquinaria, la informática y su correspondiente mantenimiento, donde la tinta tampoco deja de ser un coste que añadir al producto, pero estas disquisiciones no harán cambiar a los que de una u otra manera se encargan de “poner la mano” para la “modernización” de un sistema que nos retrotrae a la época de la diligencia, pues ese es el tiempo que a veces invierte la carta depositada en Barcelona hasta llegar a mi residencia a 100 kilómetros. Pero lo más curioso es que muchas cartas depositadas aquí van al CCP que tienen en Sant Cugat del Vallés en donde lo cancelan con un genérico [sin topónimo alguno] y regresa tres o cuatro días más tarde. Algo que por lo visto ya padece toda España pues el correo de Ceuta se está matasellando en Sevilla. ¡Menudos directivos tenemos en la posta española de nuestros días!
Las etiquetas llevan cuatro ilustraciones diferentes:
a) El entrenamiento, algo consustancial para cualquier actividad deportiva, mucho más si ésta es de carácter colectivo como es el de las regatas filatelizadas que son de seis personas por barca y el capitán o capitana correspondiente. Aquí se miden sus fuerzas y se cohesiona el grupo de remeros, los entrenamientos de cara a la temporada suelen iniciarse en febrero y acaban en julio, generalmente entrenan seis días a la semana de cara a la defensa del mejor lugar el día de la competición.
b) La carrera en pleno apogeo, camino ya del cruce de la línea de meta, un último esfuerzo y la regata habrá concluido.
c) El trabajo del equipo, en este caso los seis remeros reflejan en sus rostros el cansancio provocado por el esfuerzo.
d) El triunfo es el inseparable momento de cualquier competición. La máxima felicidad que logran los integrantes al alcanzar la primera plaza; el esfuerzo ha merecido la pena y el capitán alza los brazos para compartir el momento de gloria tras varios meses de inacabable y duro entrenamiento.
Los motivos han estado inspirados en documentos de Jóannes Lamhauge y del comentarista Jógvan Arge. La impresión se realizó en la técnica Flexoprent y preparadas en la planta de Ganket (Dinamarca), tienen formato horizontal y tamaño 22,5 x 55 mm.
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