En el año 1971, cuando la BBC de Londres celebraba el 250 aniversario de la muerte del escritor Daniel Defoe (1669-1731), apenas era un adolescente que noche tras noche sintonizaba las emisoras de radio para saber y entender no sólo lo que sucedía en el mundo, sino incluso dentro de España.
En aquella lejana época los programas culturales de la BBC estaban teñidos con la vida y la novela que hizo célebre a Viernes. Sin duda, también yo estaba influido por su lectura que casualmente realizaba por la misma época de esta excelente obra novelada sobre las soledades de los mares del sur, ello hizo que aquella noche prestase una mayor atención a la emisión que me daba datos reales sobre la isla de Robinson Crusoe que, hasta aquella fecha, siempre había pensado sólo existía en la mente del escritor. Yo buscaba en los pequeños mapas escolares de la época, pero no conseguía descubrir la exacta ubicación en el territorio chileno, así que aquella misma noche lancé una carta a un destinatario imaginario en las solitarias islas del archipiélago de Juan Fernández con la esperanza de que la misma cayese en manos de alguien que me contestaría. El resultado fue una pieza postal con una historia personal y unos recuerdos que perduran tres décadas después: era una época en la que el correo iba cancelando las piezas en sus sucesivos pasos, así que la misma se respaldó en Santiago de Chile, Valparaíso y Robinson Crusoe hasta volver de nuevo a mis manos.
Años después decidí escribir otra nueva carta imaginaria y esta vez el encargado del servicio postal me contestaba personalmente y me enviaba mi sobre franqueado y cancelado filatélicamente: había conseguido una de mis piezas preferidas porque encierra aquella época de sueños de adolescencia.
La isla entró en la leyenda cuando el marinero escocés Alexander Selkirk, represaliado por el capitán del barco pirata en el que viajaba en 1704, es abandonado en la isla y tuvo que vivir, completamente solo, a principios del XVIII, en estas solitarias tierras. El archipiélago recibe el nombre de Juan Fernández, descubierto en 1574 por este marino español que realizaba la ruta de ascenso hasta los territorios del actual Perú. Él descubrió que los vientos sureños demoraban los viajes entre Valparaíso y Callao, cinco meses, en sentido contrario sólo necesitaban treinta días. En su viaje de descubrimiento las bautizó como Santa Cecilia, aunque este nuevo aporte de tierras le llevó ante el Tribunal de la Inquisición de Lima en donde fue acusado de «brujería». Las tierras emergen de una cresta submarina situada entre 600 y 700 kilómetros al oeste de la ciudad de Valparaíso, Robinson Crusoe está a 670 kilómetros de las costas chilenas, las otras dos son Santa Clara y Más Afuera..
La de Robinson Crusoe también es llamada Más a Tierra (o sea, la más cercana a las costas continentales chilenas) y es la mayor de las tres islas principales con una superficie de 93², donde habitan poco más de medio millar de personas que, en su mayoría, viven de las gigantescas langostas que viven en sus ricas aguas, algunas han dado hasta siete kilos en la báscula; se localizan en los 33º 38′ Sur y los 78º 52′ Oeste.
Fue en 1719 cuando el escritor británico, Daniel Defoe, publicaba una de las novelas que han alcanzado a un público prácticamente universal, dentro del género literario: Aventuras de Robinson Crusoe. Se trataba de una novela basada en un hecho real, ésta encierra en sí misma, bajo la apariencia de un sencillo relato de aventuras, una exaltación del sentido práctico y de la tenacidad del ser humano ante las adversidades de la vida; pensamiento que, en definitiva, fue una especie de credo filosófico característico de la mentalidad europea del XVIII.
Seguramente, sin el rescate que realizó el Capitán Wood Rogers del Duke, en 1709, la historia habría sido otra. Rogers fue el responsable de sacar a Selkirk de la isla en la que había vivido durante cuatro años y cuatro meses. Al regreso a Inglaterra, el relato inspiró al escritor que noveló su estancia y su vida, consagrándole como uno de los autores favoritos de sucesivas generaciones de adolescentes.
El nombre del legendario personaje se le dio en 1966, aunque aún es frecuente observar el viejo nombre de Juan Fernández. Hay un vuelo que, generalmente, suele operar cuando el tiempo lo permite, para trasladar a turistas al archipiélago en un pequeño bimotor: sin duda es el lazo que las mantiene unidas a la civilización. La marina chilena y la flota pesquera puede ser otra opción para realizar el viaje desde Valparaíso.
Otro de los atractivos de las islas es su flora, en el siglo pasado fueron visitadas por botánicos de todo el mundo para catalogar sus especies endémicas, sobre todo su gran riqueza de helechos. Están catalogadas más de 45 variedades, algunas exclusivas de esta región del Pacífico.
Filatélicamente nunca han tenido sellos propios, aunque hubo ocasiones en que se sobrecargaron emisiones chilenas ISLAS DE JUAN FERNÁNDEZ para uso exclusivo en el archipiélago, es el caso de la emisión dedicada a Cristóbal Colón de 1905-1910, faciales de 5-10-20 centavos y 1 peso.
A lo largo de los años se han ido emitiendo estampillas que, de una u otra manera, han reflejado su historia. En 1965 se lanzó el dedicado a Robinson Crusoe, el personaje que da nombre a la mayor de las islas, hubo algunas más en las que se recogía su flora y fauna pero, la más completa, acaba de salir con motivo del 425 aniversario de su descubrimiento. Se trata de una hojita mini pliego de ocho valores de 360$ (tarifa básica para Europa que fue rebajada poco después a 250$ sin ningún tipo de explicación, aunque tampoco hubo protestas de los usuarios.) En ella, aunque técnicamente su impresión no es de gran calidad, aparecen las tres islas, el colibrí de Juan Fernández (Dendroseris litoralis), la flor de Juan Fernández (Rhaphythamnus venustus), la orquídea de Selkirk (Gavilea insularis) y la célebre langosta en una combinación de los ocho efectos que pueden encuadrarse en varias temáticas, desde España en el mundo, a cualquier otra que toque la pesca, la flora, la cartografía o las aventuras, por poner algunos ejemplos.
Esta emisión conmemorativa la diseñó Alfredo Olivares Bueno y tuvo una tirada de 50.000 ejemplares. El matasellos de primer día nos muestra una cabra, un animal introducido que, asilvestrado, causó un gran daño en la flora autóctona en muchas de las tierras descubiertas. Fue puesta a la venta el 29 de febrero del 2000.
Nosotros, gracias a aquél programa de radio de la BBC, descubrimos un nuevo y enigmático lugar. Tiempo después nos hacíamos con unos ejemplares únicos y poco habituales en las colecciones de literatura, aventuras o navales. Si el lector se siente interesado por esta peculiar historia y desea incorporar alguna pieza, puede enviar sus sobres, debidamente franqueados, (en su defecto: cupones internacionales de respuesta) al Sr. Administrador Jefe de Correos y Telégrafos, Correos de Chile, San Juan Bautista (Isla de Robinson Crusoe), Archipiélago de Juan Fernández (Chile).
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es