ISLAS DEL MUNDO: LOS ARRECIFES D’ENTRECASTEAUX

Otra estampilla nos llamó la atención, quizá por la familiar especie filatelizada y su recuerdo de una visita al Pacífico hace más de dos décadas. El sello, una vez más, nos hacía viajar a una zona tropical donde la naturaleza sigue su curso y el hombre prácticamente no forma parte del medio, algo que no siempre es posible en el maltrecho planeta azul.

La información original nos llega desde el correo de Nueva Caledonia que emitió un precioso timbre de 110 francos puesto en circulación el 7 de marzo de 2013, ejemplar diseñado por Jean Richard Lisiak, impreso en offset por Phil@poste (Francia) en minipliegos de diez ejemplares y tirada de 120.000 piezas.
La zona de los arrecifes d’Entrecasteaux se localiza en el noroeste de la isla grande, al sur de las Salomón y al este de Papúa Nueva Guinea, en el denominado Mar de Coral. Están inscritos en el patrimonio mundial de la UNESCO desde el 2008 y comprende las islas Surprise, Huon, Leizour y Fabre, los atolones de Pelotas y Portail, junto a los pequeños y aún más diseminados arrecifes de Guilbert y Mérite. Relativamente alejadas de la isla mayor de Nueva Caledonia, la zona tiene una superficie de poco más de mil kilómetros cuadrados (aunque la zona marítima de explotación exclusiva se extiende por más de 200.000 km², y es lo que, en cierta medida, mantiene el interés por estas aisladas latitudes que encierran una gran diversidad de flora y fauna en uno de los arrecifes coralinos mejor conservados del orbe gracias a la no presencia del hombre).
Huon y Surprise son actualmente los puntos donde más colonias de tortugas verdes (Chelonia Mydas) hay en todo la Tierra , allí desovan entre diciembre y marzo. Un espectáculo fascinante tiene lugar en los meses de julio-agosto cuando miles de ejemplares acuden a los deshabitados islotes para el ritual de apareamiento que asegurará la prosperidad de esta colonia de quelonios.

El sello nos ofrece una colonia de piqueros enmascarados (Sula dactylatra), una especie que, en las Islas Galápagos prácticamente comían de nuestras manos; en muchos casos ni se molestaban en volar. Al no tener depredadores naturales es una de esas especies que ante el mínimo cambio puede desaparecer sin explicación. Al ser tan confiados tienen una alta vulnerabilidad. Extraordinarios nadadores, sus espectaculares “picados” (a veces de más de 30 metros ) les permiten excelentes capturas de peces y calamares.
En Surprise viven también dos de las colonias sedentarias de las aves fragatas más grandes del Pacífico (alguna vez ya les dedicamos algún artículo): la Fregata minor y la Fregata ariel. Es la única de la zona que estuvo habitada (1883-1928), cuando la explotación del guano generaba pingües beneficios; actualmente sólo la estación meteorológica automatizada, instalada en 1965, es la única construcción humana en todos los arrecifes.
Las islas de Fabre y Leizour (como Entrecasteaux) llevan nombres de los pilotos navales que anduvieron por la región en el XIX a bordo del crucero Le Curieux [Gustave Fabre 1841-1891, Alexandre-Louis Le Leizour, 1834-1889]. Antoine Bruny d’Entrecasteaux fue el que bautizó el atolón en su visita el 1 de julio de 1792. Se acepta que la zona constituye el límite norte de Nueva Caledonia que cada año atrae a miles de visitantes para disfrutar de esas limpias y relucientes aguas plenas de especie de todo tipo. Los arrecifes son una de las seis zonas que actualmente tiene Nueva Caledonia clasificadas dentro del Patrimonio Mundial.
No deberían de confundirse los arrecifes con las islas homónimas que sí están habitadas y que están en Papúa Nueva Guinea (provincia de Milne Bay) que tienen otra historia, no sólo paisajísticamente hablando, sino en vulcanología y población humana. Es cierto que este grupo lo bautizó también el mismo marino francés que no lo tuvo que pensar mucho, aunque siglos antes por esa región ya habían estado los navegantes españoles que todavía tienen alguna toponimia que les honra. El viaje, del contralmirante Antoine-Raymond-Joseph Bruny d’Entrecasteaux, fue un encargo de la Asamblea Nacional Francesa para que buscase a otro de los grandes marinos de su época: Lapérouse.
D’Entrecasteaux zarpó del puerto bretón de Brest el 28 de septiembre de 1791 a bordo de L’Esperance; la expedición realizó numerosos descubrimientos, recolectó más de 5000 plantas y recorrió la mayor parte de Australia Occidental, Nueva Caledonia, Salomó, Nueva Guinea, etc. En las islas del Almirantazgo, al parecer, les informaron del paso de los marinos a los que buscaban pero no lograron nada positivo y sus barcos tomaron rumbo hacia Vanikoro en donde pensaban encontrar restos del naufragio de Lapérouse en 1788.
D’Entrecasteaux murió de escorbuto el 21 de julio de 1793, poco antes de llegar a las Indias Orientales Holandesas. En octubre de 1793 la mayoría de los que habían embarcado en Brest habían muerto y [allí] los pocos sobrevivientes recibieron la noticia de la ejecución del soberano francés; tras superar numerosas penalidades y el cautiverio de los ingleses, regresaron a Francia en 1802, casi una década después de la partida de la expedición.
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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía, doctor en Historia de América.

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