El archipiélago hawaiano está formado por ocho islas principales que totalizan 16.650 km², la mayor da nombre al grupo. Tiene más de un millón de habitantes de los que el 75% viven en la isla de Oahu. Las islas son picos volcánicos de una cadena de unos cinco mil kilómetros de longitud que llega hasta las lejanas islas Aleutianas, prácticamente en el Círculo Polar Ártico, algunos de los volcanes son todavía activos y la lava basáltica que expulsan va creando nuevas tierras en este aislado territorio del Pacífico.
Las paradisíacas islas se formaron tras sucesivas erupciones volcánicas que tuvieron lugar en el lecho marino a más de 4.000 kilómetros de México y China, si tomamos como referencia el paralelo que las atraviesa. Su peculiar aislamiento fue condicionando un sistema de especies, flora y fauna, a veces único y por ello muy vulnerable; de Sur a Noroeste, las islas son:
HAWAI con 10.450 km², apenas tiene el 10% de la población total de las islas.
MAUI la segunda del grupo, el primer europeo que la pisó fue Jean François de Galup (más conocido por conde de La Pérouse en 1.876).
KAHOOLANE, era utilizada por la Armada de los Estados Unidos como campo de pruebas, los hawaianos reclamaron la devolución en los setenta [XX], está deshabitada. En diferentes épocas fue colonia de convictos exiliados, lugar de pastoreo de cabras y ovejas, se encontraron ruinas arqueológicas e ingentes toneladas de metralla dejada por los ejercicios de tiro, su acceso [aún hoy] está muy controlado y resulta peligroso por los proyectiles sin explotar.
LANAI, hasta hace poco una extensa plantación de ananás (piña tropical) de la Dole Company, en 1.991 sus dueños reciclaron al personal agrícola y la dedicaron a complejo turístico de altos vuelos.
MOLOKAI, famosa por la leprosería en donde trabajó el Padre Damián (Joseph de Veuster, Bélgica 1.860, sucumbió a la lepra en 1.889) recibió el apodo de Mártir de Molokai, beatificado por Juan Pablo II en 1.995, está considerado un héroe nacional porque se entregó de manera voluntaria a consolar y convivir con los leprosos en la colonia de Kalawao, allí reposan parte de sus restos.
OAHU 1.550 km², es la más visitada por el turismo de masas, sin duda la que jugó el principal papel en la II Guerra Mundial, aquí se localiza Pearl Harbour, Honolulu o Waikiki, el paraíso del surf: Duke Kahanamoku (1.890-1.968) fue el rey de este peculiar deporte, en la olímpiada de 1.912 batió el récord de natación en 100 metros libres, su estatua en Kuhio Beach honra a uno de los hawaianos más célebres.
KAUAI, la más antigua, geológicamente hablando, de las tierras emergidas, tiene 51.000 habitantes y es la más atractiva de todas; en Waimea está la estatua de Cook.
NIIHAU, sólo 250 habitantes, la menos poblada, también la menos afectada por la presencia de extranjeros, propiedad de los Gay y Robinson, descendientes directos de Elisabeth Sinclair que pagó, en 1.864, al rey de Hawai, la suma de 10.000 dólares.
Los primeros pobladores llegaron de la Polinesia entre el 2.000 y 1.500 a.C., este antiquísimo pueblo poseía una forma de navegar sumamente evolucionada y en sus frágiles y efectivas canoas -de dos cascos paralelos- emigraban hasta un centenar de personas y planteles de especies que ya tenían domesticadas e implantaban en las tierras descubiertas nada más llegar. A Hawai llegaron procedentes de las Marquesas alrededor del 300 d.C. tras recorrer más de 5.000 kilómetros en dirección norte, una vez en las islas inician el proceso de asentamiento y división de la tierra en franjas longitudinales mar-montaña de tal forma que cada clan (‘ohana) de unos 300 miembros tenía acceso directo a todos los recursos de acuerdo con las diferentes gradaciones del terreno: millones de años de soledad oceánica fueron hollados por el hombre y desde entonces no pararon de modificarse estos paisajes de postal.
Los primeros europeos que aparecieron fueron los españoles a mediados del XVI con la flota de Acapulco que hacía la ruta hasta Manila. Rui López de Villalobos se topó, en 1.542, con las islas a las que bautizó con el nombre de Mesa. Doscientos años después los británicos se lanzaron al Pacífico, Lord Anson, capitaneando el “Centurión” capturó uno de los galeones de la corona española y robaron sus tesoros, pero lo más grave fue el robo de la cartografía que luego emplearían otros navegantes que sumaron sus nombres y, según qué historiadores, borraron la presencia primigenia de españoles y portugueses.
En 1.778 llegó uno de estos navegantes: James Cook, desembarcó en la Bahía de Kealakekua (isla de Hawai) en el momento cumbre del festival anual en honor del dios de la agricultura: las profecías orales (como en otros lares había pasado con los españoles) hicieron que Cook fuese recibido como uno de los grandes dioses, aunque la alegría duró poco: los hawaianos vieron que los occidentales no eran precisamente “mansos” y una serie de incidentes acabaron provocando la muerte de uno de los jefes locales y se precipitaron los acontecimientos, partieron en 1.779, no sabía que le quedaba poca vida: una tormenta le rompió el mástil y regresó a Kealakekua en donde se produce un violento encuentro, Cook cae acuchillado, las había bautizado originalmente con el nombre de Sándwich Islands.
Fue Kamehameha el Grande (gobernó entre 1.795-1.819) el que logró unificar todo el archipiélago tras acabar con las guerras internas y conseguir la cesión de Kauai en 1.809. El alcohol, que tanto daño hizo a los pueblos nativos de América, destrozaba la vida de su heredero Kamehameha II y el reino cayó en manos de jefecillos sin leyes ni concierto. Una vez más “el amigo americano” hace acto de presencia, cual regalo caído del cielo, a través de la American Board of Foreign Missions logran los fondos suficientes para montar la expedición del “Thaddeus” que llega a la Bahía de Kailua el 19 de abril de 1.820, el deterioro de la vida tradicional ya era un hecho irreversible. Tras la muerte del soberano (julio de 1.824, de sarampión, en viaje hacia Inglaterra para entrevistarse con Jorge IV), la corona recae en Kamehameha III (hermano pequeño, sólo tenía once años) el poder real lo ejercía la reina regente Ka’ahumanu que, al morir en 1.832, había convertido al cristianismo a todos sus súbditos, el trabajo de los misioneros fue impecable.
Por supuesto, siguió el apogeo de las empresas norteamericanas, los vástagos de los misioneros se interesaban más por lo crematístico que por lo espiritual: en 1.848 la mayoría de las tierras ya las tenían escrituradas los colonos recién llegados ¿les suena? Las epidemias, los duros trabajos, etc., harán que los nativos se vayan replegando y, en determinado momento, relegados en su propia tierra hasta prácticamente desparecer. Los terratenientes comenzaron a contratar trabajadores, llegaron procedentes de Azores, Madeira, Puerto Rico, Filipinas, Corea y Japón. Al iniciarse el siglo XX más de la mitad de los habitantes de las islas eran de ascendencia japonesa.
Los intereses económicos ¡faltaría más! fue la excusa perfecta que esgrimieron los terratenientes para considerar la anexión a los EE.UU. en 1.873 y la presión de las patrullas armadas (la historia latinoamericana está llena de este tipo de hechos) obligará al monarca David Kalakua a eliminar el arancel del azúcar en 1.887 al tiempo que le forzaron a limitar el poder de la monarquía con la célebre “Bayonet Constitution”. En 1.891 le sucedió su hermana Lili’uokalani, pero los blancos y las tropas (en ambos casos son sinónimos: norteamericanos) le quitaron el poder: la reina había sido destronada y aunque el presidente Grover Cleveland le dio la razón cuando acudió para defender sus derechos, el Gobierno Provisional liderado por el hijo de un misionero, Sandford P. Dole no acató la sentencia presidencial y se dio paso al denominado “reino robado” con el presidente McKinley en 1.898. Dos años más tarde [14 de junio de 1.900] ya era un territorio norteamericano gobernado por la oligarquía blanca que controlaban las cinco grandes empresas hortofrutícolas (prácticamente todas ellas de triste recuerdo no sólo en Hawai, sino allá por donde pasaron, especialmente América Latina; algunas todavía existen, otras cambiaron de nombre o simplemente de accionistas, pero como vulgarmente decimos: los mismos perros pero diferentes collares).
Tras la II Guerra Mundial las cosas cambiaron algo, sobre todo tras una huelga de los trabajadores agrícolas que acabaron con los terratenientes y las poderosas oligarquías norteamericanas de las compañías fruteras, aunque subieron escalones, en realidad Hawai se convertía, en 1.959, en el Estado número 50, con el respaldo de la mayoría del censo.
El turismo de masas sería la nueva industria que disparó los precios del suelo, los hawaianos comenzaron a reclamar su autonomía y las libertades perdidas en el siglo precedente. En 1.993 los EE.UU. pidieron disculpas formales por el derrocamiento de la monarquía (pero el gobierno no cambió) y sus habitantes tratan de restablecer su independencia, algo que juzgamos inalcanzable, sobre todo teniendo en cuenta la poderosa maquinaria norteamericana, quizás cuando económicamente el archipiélago deje de serles rentable, aunque en un mundo globalizado la independencia es realmente un sueño caro y difícil de mantener.
HISTORIA POSTAL
El primer intercambio postal con los Estados Unidos se realizó en 1.849; con anterioridad se confiaba el correo a la buena voluntad de los capitanes de los navíos que recalaban en busca de provisiones en sus rutas transoceánicas. El correo de los militares británicos en 1.846 se transportaba hasta Hong Kong desde donde era reencaminado al servicio del Royal Mail en Londres.
Los primeros sellos de las islas aparecen el 1 de octubre de 1.851, fueron válidos hasta el 14 de junio de 1.900 cuando pasan a ser empleados los signos postales norteamericanos de manera exclusiva. Inicialmente los sellos hawaianos sólo eran válidos dentro del archipiélago, cuando la correspondencia era para otros destinos, ésta era franqueada con sellos norteamericanos a su llegada a San Francisco y a partir de mediados de 1.900 toda la red postal insular ya será gestionada por el célebre USPS.
El primer correo aéreo regular se inicia el 9 de agosto de 1.935 cuando comenzó sus operaciones la Pan American Airways, el vuelo unía San Francisco, Hawai, Wake, Guam y Manila y se conocía como el “Transpacific Clipper”; en 1.937 se le hace llegar hasta Hong Kong y en 1.941 el final de la ruta era Singapur.
Los sellos hawaianos más famosos son los célebres “Misioneros” que brillan con luz propia entre las gemas de la filatelia universal. Originalmente fueron cuatro efectos con tres faciales 2-5-13 centavos [del último facial dos efectos con leyendas diferencias, una de ellas para H.I. & U.S.] que sufrieron numerosas falsificaciones. Fue Henry Whitney, Administrador de Correos de las islas, el que dirigió su impresión en la gubernamental Government PRINTING Office, su puesta en servicio se difundió a través de las páginas del semanario The Polynesian, por entonces el principal periódico del archipiélago. En total, hasta que el servicio postal norteamericano pasa a gestionar la totalidad del tráfico postal, a inicios del siglo XX, Hawai había lanzado algo más de 70 estampillas en medio siglo de emisiones propias.
En 1.928 se sobrecargaron algunos sellos de los EE.UU. con la inscripción de Hawai para conmemorar el 150 aniversario de su redescubrimiento. En algunas ocasiones los motivos genuinamente hawaianos han sido filatelizados por el correo norteamericano y existe una empresa de correo privado [Hawaii Post] que utiliza sellos para franquear su servicio de mensajería urgente, como buen filatelista, el responsable prepara cuidadosamente esas emisiones que en nada tienen que envidiar a las de los poderosos servicios postales públicos de todo el mundo.
www.hawaii-post.com
www.hawaiianstamps.com
www.shop.usps.com
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es
Amigo:
Es muy bueno tu trabajo… Y deseo invitarte a:
http://www.mareasdelalma.foroactivo.com
te espero.
Amalia
Me ha interesado mucho tu explicación de la historia hawaina, gracias!