Pasa por ser la más cosmopolita de las ciudades chipriotas, especialmente si uno se pasea por su zona financiera donde predomina el característico urbanismo de fachada: mucho cristal, mucho acero y desafiando al cielo. Sin querer parece que nos encontramos en otro mundo, pero en realidad es la zona de la opulencia y de los negocios que, buitres y truhanes de medio mundo, hacen aquí gracias, precisamente, a esas nuevas tecnologías que te vacían las cuentas, sus grandes fortunas y luego nadie sabe explicarte cómo ocurrió.
La colonia de expatriados es variopinta, aunque británicos y rusos –éstos incluso tienen su propia emisora de radio- se llevan la palma; no sabemos qué pasará tras la escalada bélica; sea como fuere, posiblemente, un gran problema para la isla que en su día vio cómo los especuladores de turno dejaron los bancos vacíos y Chipre acabó cayendo en las garras del FMI, un organismo que, técnicamente, te ayuda; pero al final no logras ni pagar los intereses con lo que te acabas convirtiendo en contribuyente, desde otra perspectiva, ayudando a otros estados a picar el anzuelo. Muchos creen, todavía, que el dinero es gratis, sin embargo los pueblos ven crecer constantemente su deuda y están comprobando que ni respirar les sale gratis.
Históricamente, para nosotros hay algo que nos atrae, esa es la leyenda de su castillo medieval que fue utilizado por los cruzados; lugar elegido por Ricardo Corazón de León para su matrimonio en 1191 con Berenguela de Navarra que acabó siendo la reina de Inglaterra y todo fruto de un desencuentro, ella y su séquito cayeron en las guerras de los reyes chipriotas del momento por un naufragio, y allí se presentó el célebre personaje que no sólo las rescató, sino que se quedó con toda la isla tras derrotarlos.
Otro punto que, como aficionado al mundo de la radio, nos atrapa es la histórica península de Akrotiri donde los británicos disponen de una base militar y en ella está la de radiocomunicaciones que, en algún momento de la historia más reciente, albergó una de las enigmáticas emisoras de espionaje, aunque esos servicios radiales no dejan de ser los grandes desconocidos para el gran público pero a cualquiera que le guste cacharrear las habrá escuchado alguna vez y le ha invadido el misterio.
Para disfrutar de su lado marítimo tenemos un impresionante paseo de varios kilómetros que arranca prácticamente en el muelle viejo o de pescadores y llega hasta el anfiteatro, se trata de una larga franja donde el peatón es dueño y señor. El tiempo pasa relativamente deprisa, dependiendo de nuestros intereses será lógico pensar que tendremos que tomar una decisión, personalmente, tras disfrutar del litoral, al llegar al Parque de las Esculturas me desviaba por la calle Anexartisias e iría adentrándome por la urbe para corretear por la zona, al llegar a la Plaza de los Héroes daba media vuelta para encararme hacia Zinenos en busca de la Iglesia de Agia Triada y regresar al casco viejo o histórico donde se localizan la mayoría de las facultades.
Limasol es hoy el principal puerto de la isla, aunque eso no siempre fue así. En 1974, tras la invasión turca que dio lugar a la autodenominada República Turca de Chipre del Norte que se quedó con Famagusta –una ciudad fantasma en la actualidad si hacemos caso a los guías- y la ciudad [en cierto sentido] apenas era un puerto de pescadores de segundo orden y eso lo podemos comprobar si llegamos por vía marítima a su moderna Terminal de pasajeros y cruceros, contemplando el panorama te permite hacerte una idea de lo que era y lo que es actualmente.
Limasol está situada justo en el centro de dos históricas ciudades Amathous y Kourion, aunque es cierto que ya estaba habitada en tiempos precristianos, cae el Imperio Bizantino y, en cierta medida, comenzaba su decadencia que duraría hasta la tercera Cruzada que acabó conquistando la totalidad de la isla. Fue cambiando de manos, se vendió a los Templarios, luego a los Reyes Franceses o al Señor de Lusignan –recuerden el castillo- que dio vida al reino medieval de Chipre, comenzó un período de prosperidad y esplendor que duraría casi cuatro siglos, llegó hasta 1489 cuando la reina Ekaterini Cornaro, se rendía a los caballeros venecianos que, menos de un siglo después, serían desplazados por los otomanos hegemónicos del momento y que estuvieron aquí hasta 1878 cuando llegaron los británicos y los sacaron, en teoría, porque en la realidad la gran colonia se readaptó y se asentó en la zona norte que es donde están, mayoritariamente, los turcos del XXI.
En Limasol podemos encontrarlos en torno al bazar homónimo, justo tras él se yergue el gran alminar de la mezquita, en esta zona es donde se concentra la mayor parte de los primigenios tiempos de la ciudad que actualmente es una gran urbe donde la vivienda es de la las más caras de toda Europa, el metro cuadrado superó al de Londres y pocos son los chipriotas que viven en esos distritos acristalados que cada vez son más frecuentes en todo el orbe por obra y gracias de los fondos buitre que tienen su origen, principalmente, en cuatro nacionalidades: norteamericanos, canadienses, australianos y británicos aunque, con el mundo globalizado y teniendo en cuenta el negocio de los planes de pensiones privados [del mío mejor no hablar: menudo robo] ya todos se han convertido en aves de rapiña. Sabemos que compran barato, edifican, especulan y en uno o dos lustros, recuperada la inversión inicial y con muy buenos dividendos, buscan a quien endilgarle esos inmuebles y ellos se van a buscar otro lugar para comenzar de nuevo la bola. Una semana es un tiempo prudencial para sacarle el jugo a una ciudad moderna y funcional pero con milenios de historia que podemos completar con los yacimientos arqueológicos más o menos próximos.
JUAN FRANCO CRESPO
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