El archipiélago de las Aland lo componen casi siete mil islas, aunque la mayoría de ellas están deshabitadas y cuentan con una extensa red viaria en las de mayor extensión, mientras que el mar es el medio de comunicación por excelencia. Dos puentes hicieron posible la comunicación por carretera entre las más habitadas, uno fue el levantado en 1937 [Färjsundet] y el otro en Vardo en 1990.
Su población apenas llega a los 30.000 habitantes y prácticamente la mitad de ellos están censados en la capital Mariehamn. La población aumenta de manera considerable durante el verano, cuando suecos y finlandeses eligen el archipiélago como zona de descanso e invaden las islas en busca de tranquilidad y naturaleza; es entonces cuando la población que soporta el archipiélago se ve multiplicado por cien.
Administrativamente se divide en 15 distritos, Brändö, Eckëro (una de las principales atracciones de la ciudad es el majestuoso edificio del Correo y Aduanas construido en 1828 y en donde se pueden admirar numerosos botes empleados por el servicio postal para el transporte del correo interinsular y desde aquí parte cada año una regata, una de esas clásicas en el calendario festivo que rememora ese pasado del servicio postal marítimo y que suma una importante cantidad de marcas que enorgullecen a los aficionados por la historia postal), Finström, Föglö, Geta, Hammarland, Jomala, Kumlinge, Kökar, Lemland, Lumparland, Saltvik, Sottunga, Sund y Vardö.
La sede del gobierno la encontramos en su coqueta capital, el puerto de Mariehamn que es también el mayor centro administrativo de estas islas. La ciudad fue fundada por el zar Alejandro II en 1861 [en aquella época Aland y Finlandia formaban parte del Gran Ducado bajo soberanía rusa]. Es su privilegiada situación lo que la ha convertido en uno de los puertos más importantes y atractivos en esa zona del Mar Báltico y, como consecuencia de ello, varias líneas de ferries la comunican con la vecina Estocolmo y las costas de Finlandia.
Fue hacia el año mil [era vikinga] cuando Aland daba una de las mayores densidades de población de toda Escandinavia y se constituyeron en uno de esos enclaves de vital importancia para los intercambios comerciales entre Suecia y Rusia.
Los misioneros cristianos llegaron en la centuria siguiente (siglo XI) y testimonio de aquella presencia son algunas de las viejas iglesias de granito. Como patrón del archipiélago fue escogido San Olor y su figura aparece ya en los escudos medievales y con posterioridad, a finales del siglo XX, llegarían a los signos postales propios que realizan estas islas dependientes de Finlandia pero que gozan de una gran autonomía.
Ese hecho diferencial arranca en la I Guerra Mundial y al final de la contienda el imperio ruso, que estaba en desintegración, se verá sorprendido con la propuesta de los líderes de Aland que se habían reunido el 20 de agosto de 1917 en un centro de enseñanza superior y elevaron una petición al Rey y Gobierno de Suecia para que las islas, en el futuro, estuvieran bajo soberanía sueca.
Por aquella época, Aland y Finlandia, estaban bajo soberanía del imperio zarista. Finlandia aprovechó para declarar la independencia el 6 de diciembre de 1917 y Rusia se la reconocería el 31 de diciembre. Las islas se habían adelantado en los hechos y Finlandia se oponía a esa petición, por lo que la aspiración quedó pendiente y el archipiélago continuaría siendo de soberanía finesa, con la particularidad de que en las islas el idioma que se empleaba era el sueco.
Hubo muchísimas gestiones para tratar de encarrilar el futuro de las islas y Finlandia ofreció un alto grado de autonomía en los asuntos internos; los gobernantes fineses pensaron que, de esta manera, las aspiraciones de integración en Suecia quedarían olvidadas, algo que en la práctica no sucedió y ellos continuaron reclamando poder elegir su futuro.
El caso acabó, finalmente, en la Liga de Naciones y ésta debatió la petición de Aland en la reunión del 24 de junio de 1921; se acabó dictaminando que Finlandia ostentaría la soberanía sobre el territorio pero condicionada a asegurar una autonomía a sus habitantes y la plena neutralidad de las islas a perpetuidad. Este hecho quedaba filatelizado en 1991 al emitirse un sello reproduciendo un lienzo en donde aparece la histórica reunión que aprobó ese salomónico desenlace. En el centro de la pintura aparece el barón Kikujiro Ishii, representante de Japón; sentado en la mesa, segundo por la derecha, aparece el jefe de la delegación de Finlandia, Carl Enckell. El sello fue posible gracias a la obra del pintor F Rackwit y que se conserva en el Comité Nacional Finlandés que se encarga de la custodia de monumentos y obras de arte.
La autonomía sería respetada por las autoridades finesas y el derecho internacional. El Acta fue rubricada el 28 de diciembre de 1951 y por ella quedaba sancionado el derecho a legislar en temas internos, administración, policía, salud, educación, conservación de monumentos, comercio, industria, comunicaciones, etc. Ya todos esos temas serían exclusiva responsabilidad del Parlamento insular. En definitiva, las islas comenzaban a funcionar como un estado independiente y la división de poderes entre el Estado (Finlandia) y la Provincia (Aland) no afectaba en nada a los acuerdos que tenía firmados Helsinki.
Cualquier acuerdo firmado por Finlandia, automáticamente el archipiélago quedaba excluido y, como mucho, podría aplicarse en el archipiélago en caso de la expresa ratificación por parte de su Parlamento insular. Como consecuencia de todo ello, la ciudadanía es una de las cosas más celosamente guardadas por las autoridades del archipiélago y creemos que tienen una de las legislaciones más restrictivas de todo el continente para poder acceder a ella, sobre todo a partir de 1975; para un extranjero es imposible ser propietario de la tierra; guardan e intentan preservar sus peculiaridades en una Europa en constante mutación.
Sus ciudadanos también están exentos de realizar el servicio militar en razón a su neutralidad y desmilitarización -aspectos contemplados a perpetuidad cuando se sancionó el contencioso planteado por Aland a la Liga de Naciones- y que en la práctica arrancaba con el acuerdo firmado en 1856 y conocido como CONVENCIÓN DE ALAND y es por ello que los nórdicos las conocen con el sobrenombre de Islas de la Paz.
Su propia bandera llegó en 1954 (azul, amarillo y rojo con la tradicional cruz nórdica). El día de la enseña nacional es una de las fiestas patrióticas más celebradas y más celosamente guardadas por sus ciudadanos y se celebra siempre el último domingo de abril.
EL CORREO DE ALAND
Como encrucijada en las rutas marítimas del Báltico, Aland jugó un importante papel a lo largo de la historia entre los países escandinavos y el inmenso imperio zarista. Entre Finlandia y Suecia el correo de ambos países venía utilizando el archipiélago desde el XVII (legalmente el servicio comenzó en 1638, hecho que conmemoró el correo finés al cumplirse el 350 aniversario del servicio).
En el archipiélago el correo habitualmente era repartido a caballo y otros animales de tiro, a pie o en botos, dependiendo de las condiciones meteorológicas reinantes y la temporada del año. El transporte por botes era muy arriesgado, sobre todo en el largo y gélido invierno en estas latitudes próximas al Círculo Polar. El mar suele esta cubierto de hielo y es sumamente peligroso salir a mar abierto. El tributo que se cobraron los elementos naturales con sus continuos temporales fue grande y más de 200 funcionarios postales habían perdido la vida hasta finales del XIX mientras trataban de hacer llegar el correo hasta su destino.
Desde 1974 cada año se realiza una regata especial entre Eckerö y Grisselhamm (Suecia) como forma de celebrar la vieja ruta postal y conservar la tradición de los intercambios del correo con la vecina nación. Por parte de Finlandia, los botes postales partían de Eckerö y llegaban hasta el distrito de Brändö y, desde allí, se transportaban hasta Turku en donde ya continuaba el correo por carretera hasta Hämeenlinna. En el mes de julio de cada año, centenares de cartas de todo el mundo llegan hasta Aland con un único objetivo: ser transportadas en los botes postales que, según la tradición, realizan las regatas para unir, como antaño, los núcleos habitados de sus islas y los filatelistas tratan de conseguir las marcas especiales del evento postal-deportivo.
En su largo camino de autogobierno, han ido incorporando logros casi desconocidos fuera de su entorno, aunque no lo sean tanto para la familia de los filatelistas. En 1984 comenzaron a aparecer los sellos propios, aunque emitidos en Finlandia y comercializados desde Helsinki. Desde Mariehamn facilitaban también información detallada y su servicio filatélico ya dispone de una importante fuente de ingresos gracias a los filatelistas de medio mundo que coleccionan sus bellos signos postales.
Con motivo del 350 aniversario del correo en la región, en 1988, Aland emitió una serie de sellos con algunos barcos de correo que fueron la historia viva del archipiélago. Entre ellos encontramos el Albanus, Ingrid y Pamir; la vieja y majestuosa oficina del correo y las aduanas en Eckerö también aparecieron en alguna ocasión en los sellos insulares.
Un paso más se dará el 1 de enero de 1993, desde esa fecha, la renovada ley sobre la autonomía del archipiélago inicia su andadura y validez en las islas. El correo ya será gestionado directamente por las autoridades alandesas y se convertirá en la primera empresa pública de toda la provincia insular. Entre 1984 y 1992, las autoridades postales finesas habían emitido unos 60 sellos de gran calidad temática y artística para Aland.
Previamente a ese paso, había entrado en servicio una nueva casa del correo en Mariehamn (1990), moderna y funcional. Estaba pensada ya en las perspectivas de la futura independencia postal y sobre ella destacaba la bandera insular que ondeaba en solitario.
El centro filatélico, responsable de la producción de sus sellos cuenta con casi 25.000 abonados fijos y casi el doble de filatelistas que usan anualmente sus servicios de manera ocasional. Las cifras de abonados fluctúan, pero podemos colegir que al menos 50.000 sellos van directamente a los domicilios de los aficionados. Si nos atenemos a las emisiones aparecidas en estos últimos veinte años, Aland es uno de esos servicios que tienen un gran futuro entre los coleccionistas [incluso supera con creces a naciones hechas y derechas que, por sus desacertadas decisiones han acabado alejando a los teóricos interesados de sus signos postales]. Sus sellos gozan de una magnífica factura y sus temas son lo suficientemente sugestivos como para ser tenidos en cuenta por la filatelia mundial.
En el aspecto marcofílico e historia postal, como es costumbre en los países nórdicos, abundan las denominadas cancelaciones turísticas y en donde podemos hallar motivos para ampliar nuestros propios horizontes. Edificios históricos, museos, oficinas de correos, paisajes, vida al aire libre, etc. El nombre de estas marcas se conocen como PERMANENT PICTORIAL POSTMARK (Matasellos ilustrados de uso permanente) y aconsejamos a los interesados visitar su página oficial para obtener los que están actualmente en servicio y hacerse también con el listado de oficinas y sus códigos postales para dirigir la correspondencia.
En ocasiones, todas sus marcas han sido ofrecidas en grupo, especialmente cuando se cambia el diseño del matasellos o se modifica algo del cancelador, en todo caso, cuando eso sucede, el propio servicio suele ofrecer el lote ya debidamente montado y como soporte sobres en blanco. También es tradicional su presencia en muestras internacionales que generan sus tarjetas y marcas exclusivas que aumentan también la calidad y variedad de las marcas postales de las islas. Las tiradas de sus emisiones rondaban el medio millón de efectos [casi un 20% de esa tirada va directamente al mercado filatélico que las tiene abonadas].
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JUAN FRANCO CRESPO
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