La historia de algunas especies fuera de su hábitat natural, es al mismo tiempo, la historia del ser humano por domeñar la naturaleza en sí misma. Los renos jugaron ese papel, de vital importancia para la supervivencia en estas islas australes, especialmente en los largos inviernos antárticos en los que los balleneros tenían que desafiar las condiciones extremas de las gélidas tierras australes.
Este es el caso de la emisión recientemente anunciada por parte de los Servicios Postales [la mayoría de estos sellos apenas si llegan a circular, pero no dejan de ser piezas extraordinarias cuando aparecen en el mercado; en estos momentos es el sector turístico el mayor consumidor de sellos y postales cuando realizan escalas en la región durante el corto verano austral]. Se trata de cuatro bellos ejemplares mostrando tres de ellos al simpático animal de nuestros cuentos de Papá Noel (o Santa Claus o Saint Niklaas, o…) que ya hoy son prácticamente universales gracias al imaginario y uniformado mundo que nos ha creado la televisión y gracias a Internet parece está llegando también su ocaso.
El reno aparece a miles de kilómetros de su hábitat natural que son las zonas árticas del norte de la Tierra (la inmensa estepa siberiana o el gran norte canadiense en donde habita también otra especie: el caribú). Se trata de un cérvido con gran capacidad de resistencia y que da una carne de excelente calidad (al margen del uso que hacen algunos pueblos de esas regiones que lo utilizan esencialmente como animal de carga ya que no existen caminos ni vehículos que ayuden en la trashumancia, aunque cada vez está más presente la motonieve).
El animal suele alcanzar 1,50 metros y son los únicos dentro de la familia de los cérvidos cuyas hembras lucen una hermosa cornamenta [muchos moteros me encontré por Laponia luciendo en su volante esas preciosas osamentas que suelen perder anualmente].
Se trata de un animal herbívoro que se alimenta (en verano) esencialmente de hierbas aromáticas flores y hojas; en invierno su menú serán los líquenes y el musgo que crece bajo la nieve. La subespecie europea (Rangifer tarandus tarandus) se localiza en amplias zonas de Asia septentrional y prácticamente viven en un estado de animal semidoméstico. Se captura cuando los pueblos de estos inhóspitos territorios los van acorralando de cara a proveer las despensas para el largo invierno polar y nosotros nos centraremos en los lapones [allí hay una oficina de correos que cada año despacha centenares de miles de cartas con el saludo del mítico portador de regalos que hace las delicias de los niños en esa fantástica edad en la que lo creen todo] que los utilizan para arrastrar sus trineos y de los que extraen carne, leche, pieles, lana y huesos para sus arcos, anzuelos y otros utensilios de uso cotidiano.
Los renos llegaron a estas latitudes australes en 1904 con los noruegos que habían fundado la Compañía Argentina de Pesca con base en Buenos Aires (Argentina). Ellos fundaron la primera estación ballenera en Grytviken y en el primer año, con un solo barco, cazaron nada menos que 183 ballenas que generaron unos pingües beneficios y llegarían a crear casi una decena de bases que se afanaban en aumentar cada año sus negocios y con ello la ocupación permanente de las desangeladas islas Georgia y Sandwich del Sur donde la captura de ballenas perduró hasta los años sesenta del siglo XX [los noruegos abandonaron la explotación y les siguieron los japoneses, pero al no ser rentables abandonarían los asentamientos y el gran mamífero marino comenzó a respirar y parece que recupera su población, en La Gran Laguna de Nueva Caledonia suelen encontrarse en la época de cría y ese es un espectáculo realmente grandioso para el que tiene la oportunidad de presenciarlo].
Fue el año 1911 cuando Lauritz Larsen (responsable de la estación ballenera ubicada en Ocean Harbour) junto a su hermano C. A. Larsen, introdujo los primeros diez ejemplares que había comprado en su Noruega natal para aclimatarlos en el Atlántico Sur. El objetivo inicial era tener animales disponibles para la despensa y era una forma más de pasar el tiempo cazando en la Península de Barff donde una porción del territorio insular quedaba fuera de los rigores del hielo eterno. Entre 1911 y 1925 se soltaron algunos ejemplares en la zona de Busen que también estaba libre de hielo y por lo tanto tenían mejores condiciones biológicamente hablando y mayor cantidad de flora que podría servir para que el animal se alimentara de manera natural. La supervivencia del mamífero fue de tanto éxito que nunca faltó carne de primera en la nevera austral y más o menos el ganado estuvo controlado hasta el año 1980 cuando cesa su caza y se convierte en un problema; el quebradero de cabeza para los británicos que veían cómo se deterioraba el hábitat natural y el poco suelo se perdía por el paso de las manadas de renos. Para acabarlo de completar, la zona se veía cada vez más despoblada de hielo y el animal más territorio ocupaba, hecho que aumentaba las dificultades.
En esas circunstancias los administradores decidieron realizar los estudios pertinentes y atajar el problema mediante la eliminación. Fue en el 2000 cuando se tomó la drástica decisión de erradicarlos de estas islas australes mediante el denominado ENVIRONMENTAL MANAGEMENT PLAN FOR SOUTH GEORGIA. En ese proyecto se contemplaba el traslado de algunos de los mejores ejemplares a las islas Falkland [Malvinas]; el proyecto para erradicar los renos de Georgia del Sur se iniciaba en enero de 2013 en la colonia menos numerosa que era la localizada en Busen donde en 1925 se habían soltado siete ejemplares. Se emplearon dos sistemas para erradicarlos, llegaron varios lapones expresamente del Ártico y estos noruegos capturaron a la mayoría de los renos mediante los sistemas tradicionales metiéndolos en corrales y allí fueron sacrificados por los veterinarios; los que lograron escapar y se adentraron en zonas abruptas tuvieron que ser cazados por los especialistas del SNO [Inspección de la Naturaleza de Noruega]. En total se abatieron un millar de piezas que fueron procesadas y convertidas en filetes que se consumieron en los navíos de la flota pesquera, digamos de paso que es una excelente carne y prácticamente carece de grasa. Los turistas que llegan en los cruceros que recalan en estas latitudes también pudieron consumir este preciado manjar y con los 1012 ejemplares abatidos en la temporada siguiente se daba por concluido el programa de erradicación en esta parte de la isla.
La zona de la península de Barff, que recibió los primeros diez ejemplares desde Ocean Harbour en 1911 [hace poco más de un siglo], era una zona con mejores pastos y mayor extensión, por ello la población de renos aumentó mucho más deprisa. El primer año de la campaña se abatieron 1555 ejemplares. En 2014 llegaron de nuevo los seis cazadores noruegos y en apenas seis semanas de campaña abatieron otros 3140 renos; en la próxima campaña de 2015 se espera dar por finalizado el plan de erradicación total iniciado un par de años antes.
Fueron las presiones para prohibir la caza de las ballenas las que hicieron posibles esas prósperas colonias de renos que hasta los años ochenta servían para cubrir las despensas de las instalaciones o bases científicas con carne fresca de alta calidad y gran gusto. El abandono de esas actividad depredadora que en algunos casos llevó a la extinción de algunas especies de los gigantescos mamíferos marinos, llevó al pico de más animales (renos) en toda la historia de la isla y los administradores, ante el ocaso de la flora y fauna austral tomaran la drástica decisión de eliminarlos directamente para posibilitar una recuperación de las grandes colonias de pájaros y flora que habían desaparecido del escaso suelo libre de hielo.
Los cuatro preciosos sellos dedicados a esta especie introducida hace poco más de un siglo fueron posibles gracias a las fotografías de la Familia Larsen (primer sello, los renos que fueron soltados en 1911, faciales de 65-75 peniques y 1-1.20 Libras, vemos renos en los tres primeros y el facial más alto dedicado a uno de los seis cazadores, aparece recogido de espaldas e imaginamos se hizo así para evitar posibles consecuencias de los ecologistas en su tierra natal, aparece observando los posibles ejemplares que todavía no habían sido abatidos y serán los que tratarán de cazar el próximo verano austral del 2015), las de las doctoras Jennifer Lee, Samantha Crimmin y Carl Erik Kilander. El diseño y presentación fue obra de Bee Design y la BDT International se encargó de la impresión en litografía en minipliegos de diez ejemplares que comenzaron a tener validez postal el 14 de octubre de 2014.
Si alguno de nuestros lectores está interesado en estas tierras, sus administradores tienen una excelente página web y además algunas cámaras que están pasando imágenes prácticamente las 24 horas, aunque en el largo invierno austral es cierto que apenas si se ve despuntar el Sol.
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es