En la confluencia de los ríos Andarax y Nacimiento (en Almería) comienza Sierra Nevada, extendiéndose hasta el Suspiro del Moro, muy cerca de Granada, a lo largo de unos 80 kilómetros en sentido Este-Oeste, con una anchura de entre 10 y 30 Km, y una superficie montañosa de unos 1.750 Km2. En esa cordillera se erigen numerosas cimas que superan los 3.000 metros, distinguiéndose el Mulhacén con 3.479 como la más elevada, siendo además el pico más alto de toda la Península Ibérica; le siguen otras como el Veleta, con 3.396, o la Alcazaba, con 3.369.
El peculiar paisaje botánico de Sierra Nevada está favorecido por su proximidad a un mar cálido como el Mediterráneo, y a una gran altitud de su orografía. Esto permite que existan hasta cinco áreas o pisos bioclimáticos en una distancia hasta el mar de pocos kilómetros, desde la más frías de las altas cumbres habituales de la Tundra, hasta las tierras de cultivo de especies típicamente tropicales en la fértil vega de Granada. Sierra Nevada también es un paraíso de los endemismos botánicos, hasta cien especies se conservan en su entorno y que no existen en ninguna otra parte del mundo. Lo mismo sucede con la fauna, con una numerosa población de especies autóctonas.
Desde 1989 Sierra Nevada es un Parque Natural, y Parque Nacional desde 1999, siendo hasta el momento el de mayor extensión de España. El asentamiento de esta sierra constituye una poderosa fuente de recursos, agrícolas, ganaderos, madereros, mineros, de aguas minerales y otros. Pero sobre todo, en las últimas décadas se ha intensificado de forma inusitada el interés como destino turístico y deportivo.
Ese interés turístico, de esparcimiento y contacto con la Naturaleza, se escenifican en las instalaciones que fueron surgiendo durante las últimas décadas, accesibles a través de la carretera A-395, que nos lleva tanto al Centro de Visitantes de El Dornajo, como a la estación de esquí, y que culmina a 2.500 metros de altitud, en la Hoya de la Mora.
Porque no todo es esquiar en Sierra Nevada, incluso cuando desaparece la temporada de nieves, existen otras alternativas sobre todo si viajamos con niños. En el mismo entorno, a unos 2.100 metros de altitud, en Pradollano, se ubica el área recreativa de Mirlo Blanco, al que dedicaremos unos párrafos.
Mirlo Blanco es un parque recreativo donde no es necesario calzarse los esquís. Los niños, en familia, pueden disfrutar de pista de hielo, toboganes de nieve, alfombra mágica, Trineo Ruso y otras actividades. El Trineo Ruso es una impresionante montaña rusa anclada sobre la nieve. A través de raíles, se puede recorrer en trineos de dos plazas un trayecto con diferencias de nivel de 250 y 550 metros, salvando diferentes badenes y peraltes. Lo interesante, es que el pasajero puede regular la velocidad del descenso desde el propio vehículo. Los niños menores de tres años no pueden subir al Trineo Ruso, pero existe una guardería si los adultos desean hacer uso de ella.
La Cabaña de Mirlo Blanco es otro lugar donde podemos relajarnos, protegiéndonos del frío, tomar bebidas calientes o disfrutar del restaurante con terraza cubierta aclimatada.
En verano, en Mirlo Blanco se puede seguir disfrutando de las atracciones aunque se haya retirado la nieve. La montaña rusa y los toboganes siguen disponibles, ampliados con otras actividades, como tirolina infantil, camas elásticas, tiro con arco, castillos hinchables y otros. Todo ello en un ambiente donde el manto blanco de la nieve da paso a un verde alegre y brillante, típico de la vegetación de alta montaña.