ANTÁRTIDA - EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES: Dumont d'Urville 1837 - 1ª parte
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Antártida

EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES

Dumont d'Urville 1837 - 1ª parte


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letra capitular En 1837 Francia veía con interés la posibilidad de extender la presencia del país en los mares del sur, sobre todo tras los descubrimientos precedentes en el Antártico, que fijaron la atención de los hombres de ciencia en ese continente. Los informes sobre las actividades de otros países, como Inglaterra en 1823, alentaron la organización de una expedición propuesta por Jules-Sebastien-Cesar Dumont d'Urville, no sin previos y serios debates en la cámara francesa de su conveniencia.

Formaban la expedición al mando del propio Dumont d'Urville, el buque Astrolabe con una tripulación de 102 hombres, y el Zelee con 81, éste último al mando del Capitán Jacquinot. A la tripulación se le gratificaría con una paga extraordinaria de 100 francos de oro si conseguían traspasar el paralelo 75º, y otra paga extra de 20 francos por cada grado más que se navegase hacia el Sur.

Dumont d'Urville
Dumont d'Urville
[Biografía]

El 7 de septiembre de 1837 partieron las naves del puerto de Tolón haciendo escala en Tenerife. El 10 de diciembre aun se encontraban al Norte del Estrecho de Magallanes, debido a los retrasos que les provocaron las nieblas atlánticas. Se emplearon las Navidades en los estrechos de Magallanes, donde la tripulación pescó, cazó gansos salvajes y preparó las naves para las inclemencias que inevitablemente les esperaban en los mares del Sur.

El 8 de enero de 1838 d'Urville llevó las naves fuera de los estrechos de Magallanes, y las dirigió al sur de la costa de Tierra del Fuego. Cuatro días más tarde se encontraban en un mar que empujaba Este-sudeste e inmersos en una niebla helada. No se encontraban mucho más lejos cuando aparecieron los primeros hielos flotantes. El 31 de enero ya seguían la ruta que hiciera Weddell; desgraciadamente, el tiempo que encontrara Weddell en 1823 era realmente apacible comparado con el que sufría d'Urville y sus hombres.

La noche del 21 al 22 de enero d'Urville se despertó sobresaltado al ser avisado por una tripulación asustada. Al salir a cubierta vio ante él una inmensa pared e hielo que se extendía por todo el horizonte. Sin alternativa, se vieron forzados a poner rumbo Norte. El 24 de enero llegaron a la conclusión de que no podrían lograr traspasar la barrera, y conseguir superar la latitud alcanzada por Weddell, decidieron entonces volver a las Islas Orcadas del Sur para descansar unos días.

d'Urville estaba deprimido por el fracaso y se encontraba cansado, con gota y sufriendo dolorosas migrañas. Amargamente escribía en el relato de su viaje "... jamás en ninguna parte del mundo puede existir algo más oscuro, temido y salvaje que el aspecto de estas desoladas regiones".

El 2 de febrero de 1838 volvían las naves a poner rumbo al Antártico. A las 48 horas ya fue divisado otro campo de hielos. d'Urville con la Astrolabe tomó hacia el Oeste y consiguió localizar una entrada entre ellos, mientras el Capitán Jacquinot le seguía con la Zelee. La acción, aunque valiente, había sido temeraria. Por la noche escucharon los crujidos del hielo al rozar los costados de los buques. Por la mañana el cauce por el que discurrían había quedado cerrado totalmente por los hielos. Con todos los medios y hombres disponibles se pusieron a la faena de intentar liberar las naves. Mientras unos hombres subían a los hielos como podían para atar sogas que permitieran su arrastre, otros utilizaban diversas herramientas como bicheros o picas, para empujar y separar, e incluso romper, los enormes bloques de hielo que aprisionaban el casco de los buques, haciendo esfuerzos sobrehumanos por recobrar el mar abierto. Cinco días se tardó en reventar y separar el hielo, y durante el proceso varios miembros de la tripulación sufrieron congelaciones.

Tras conseguir desembarcar en la Isla de Weddell, pudieron comer carne fresca tras cazar pingüinos, que compararon favorablemente con la carne de pollo. Tras continuar hacia el oeste a lo largo de las Islas Shetland del Sur, divisaron el 27 de febrero de 1838 una tierra que se extendía entre los 63º y 64º de latitud Sur, coronada por numerosos picos a la cual se le dio el nombre de Luís Felipe. Estas tierras estaban separadas de otras que se llamaron Tierra de la Trinidad, y cuyo canal se denominó Canal de Orleans. Las naves permanecieron en la zona hasta principios de marzo, y trazaron el área Norte de lo que se conoce como Tierra de Graham.

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