Antártida
CIENCIAS - GEOLOGÍA
Evolución geológica de la Antártida - 2ª parte
a mayoría de registros geológicos del Antártico se encuentran ocultos bajo la vastas regiones de nieve y hielo, que supone más del 95% de la superficie del continente. Esto significa, que no se conocen segmentos importantes de estos registros, que quedan disimulados en regiones como las montañas Gamburtsev, donde la topografía trazada fue realizada solamente mediante reflexiones sísmicas, a través de la gran plataforma de hielo del antártico oriental.
La placa de hielo extremadamente gruesa, las condiciones sumamente difíciles, y el tremendo esfuerzo desarrollado por los expedicionarios en áreas remotas del Antártico en busca del conocimiento geológico (entre otras disciplinas científicas), ha supuesto quedarse atrás en comparación con los avances obtenidos en otros continentes. No obstante, tras la cooperación internacional que se manifestó después de suscribirse el Tratado Antártico, se tradujo en una recuperación importante; muchas naciones del Tratado Antártico unieron sus esfuerzos y coordinaron sus trabajos y métodos, de tal forma que, en poco tiempo resultaron mapas geológicos significativos de la mayoría de áreas montañosas.
La actividad sísmica actual en el Antártico no es significativa, no obstante, un terremoto de inusual magnitud (6,4) en el Mar de Bellingshausen en 1977, sugiere que el Antártico tiene mayor actividad del que se le suponía. La antigua corteza del Antártico debió estar muy activa en su desplazamiento y configuración, hace muchos cientos de miles de años, en el lejano Precámbrico. Antiguamente las cuencas marinas se llenaron de sedimentos y restos volcánicos.
Durante el proceso de formación de las montañas, estos materiales deformados y recristalizados modelaron la corteza terrestre. En la superficie, las montañas asomaban tras procesos repetitivos de acumulación de sedimentos en las cuencas marinas y pliegues de la corteza. Repetición de este ciclo una y otra vez, y nuevos pliegues de la corteza, se fueron desarrollando durante la movilidad y evolución del continente. Finalmente, la movilidad cesó aproximadamente hace 400 millones de años con la formación de las montañas Trasantárticas.
Entre el Devónico (aproximadamente 360 a 408 millones de años) y la mitad del Jurásico (hace unos 160 millones de años), una serie de sedimentos de cuarzo producto de la erosión se depositaron en antiguos lagos y mares poco profundos. Se sabe, que los sedimentos de piedra arenisca de la plataforma contiene un registro rico en formas de vida antártica extinta, como fósiles de peces del Devónico, bosques del Pérmico antiguo (245 a 286 millones de años), y grandes reptiles tales como Lystrosaurus y anfibios del triásico. En 1990-91 se hallaron en las montañas Trasantárticas los primeros fósiles de Dinosaurio cerca del Polo Sur. Estos se parecen a los registros del jurásico encontrados en China, y determinan la presencia de un clima apacible en la Antártida durante este tiempo, cuando su posición era aproximadamente 65º Sur.
Entre 1968 y 1983 el Gobierno de Estados Unidos desarrolló proyectos de investigación en aguas antárticas y sub-antárticas con resultados geológicos significativos: Mar de Ross (1972-73); área sur de Nueva Zelanda (1973); Mar de Belligshausen (1974) y Paso de Drake, además de otras más al norte en las Islas Falkland (Malvinas).
Las prospecciones realizadas en la placa de hielo de la meseta de las Islas Kerguelen (1987-88), trajo consigo el conocimiento de la historia de la Placa Indo-australiana de la Antártida Oriental, y reveló que ésta era de origen oceánico, y no un fragmento continental como se había pensado en un principio.