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Anatomía humana
FUNCIONES DE LA RELACIÓN
La locomoción - 1ª parte
El aparato locomotor
l aparato locomotor está constituido por el conjunto de los huesos, músculos y articulaciones. Su función es facilitar la deambulación voluntaria en respuesta a las órdenes recibidas de los sistemas nervioso y endocrino. La estructura de los huesos constituye el esqueleto, consistente en unos elementos pasivos del aparato locomotor que actúan como soporte y protección de las partes más delicadas del organismo. Por el contrario, los músculos constituyen el elemento activo, dado que intervienen directamente facultando el movimiento. Esta estructura ósea, muscular y articular son pues elementos fundamentales de protección durante la deambulación, motivo por el que una lesión externa le afectaría directamente; las lesiones personales por factores externos son parámetros que se presentan con mayor frecuencia en el mundo de hoy, comprometidos por las máquinas, medios de transporte y otros elementos que conforman nuestro estilo de vida.
Algunos músculos no están asignados específicamente a realizar actividades locomotoras, por ejemplo los de la cara, capaces de expresar gestos, sentimientos y estados de ánimo; o los que emiten sonidos, como la voz, que permiten realizar a los humanos la actividad de comunicación más efectiva con su entorno. Ésta es probablemente una de las capacidades de relación más importantes en el ser humano, pues no sólo constituye un medio de comunicación vocal con otros congéneres, sino también de expresión artística y social (canto, poesía, etc.).
Sistema esquelético
El sistema esquelético está formado por tejido óseo compacto y esponjoso en diferentes proporciones, y adherido a él se encuentra una membrana vascularizada de tejido conjuntivo llamado periostio. La unión entre los huesos se realiza mediante articulaciones.
Sistema esquelético
Huesos del cráneo
Huesos
Cada tipo de tejido óseo existe en el organismo en proporciones que dependen directamente de las fuerzas o tensiones que tiene que soportar. Así, se distinguen los siguientes.Durante el crecimiento de los huesos en longitud éstos poseen células cartilaginosas que van siendo sustituidas por células de tejido óseo. Al concluir esta etapa, es decir, al final de la adolescencia, el cartílago de crecimiento ya está totalmente osificado. Por su parte, el crecimiento en grosor tiene lugar mediante el depósito de capas concéntricas de hueso a partir del tejido conjuntivo o periostio.
Los tejidos de los huesos, así como las sales minerales que contienen, son renovados permanentemente a lo largo de toda la vida de los vertebrados. Este proceso se lleva a cabo por las células denominadas osteoclastos y osteoblastos; las primeras se encargan de reabsorber (destruir) el tejido óseo para facilitar después su reconstrucción, mientras que las segundas lo reconstruyen produciendo la sustancia intercelular de ese tejido. Durante este proceso, las sales de calcio también son reemplazadas, pero si la sangre no aporta este mineral a través de la dieta, entonces puede ser liberado desde el esqueleto favorecido por la vitamina D, y las hormonas endocrinas de la glándula paratiroides metabolizadoras del calcio y fósforo.