Acuicultura
INTRODUCCIÓN
La cadena trófica - 2ª parte
Estadios vitales
n tierra, la vaca aunque sea ternera, no deja de ser vaca y, superada la lactancia, se alimenta siempre de hierba. En el mar una misma criatura puede pasar por distintos estados larvarios, de configuración y sistemas de vida distintos, así los crustáceos suelen empezar siendo nauplius con cuerpos ovalados y pequeños apéndices, luego son protozoea en que se aprecia separación entre el abdomen y el cefalotórax, como zoea aparecen los apéndices abdominales y se empieza a reconocer el "rostro" y aun continúan transformándose en su estado de mysis, megalopa y alguno más.
Fases del langostino (Dr. San Feliu)
Embrión / Nauplio
Protozoea / Zoea
Mysis
Por tanto una misma especie de crustáceo se encuentra simultáneamente en el mar con apariencias y formas de vida muy distintas: será huevo flotante o pegado al fondo, como larva en sus distintas configuraciones será plancton y al fin como individuo desarrollado hará vida pelágica, sésil o bentónica.
Langostino adulto
En los cultivos marinos nos resulta fácil lograr la eclosión de huevos para obtener larvas y también es relativamente fácil hacer crecer a un juvenil, pero en cambio hay bastantes dificultades en el mantenimiento de larvas en las distintas metamorfosis.
Mortandad natural
La cadena trófica que antes contemplamos y los distintos estadios de los seres marinos cómo con el elevadísimo número de huevos o larvas que se producen (por ejemplo, 1.000.000 cada ostra), sólo llegan a adultos un número muy reducido (menos de dos por ostra). Esta tremenda mortandad tiene su explicación en la masiva consumición de unos seres por otros, en la que está en el orden del día el canibalismo. Pero para añadir más dramatismo a este panorama hay que mencionar las enfermedades que aniquilan bancos enteros, las riadas de agua dulce y corrimientos de arena que matan en pocas horas a miles y millones de moluscos y, por último, la polución humana con sus detergentes y sus mareas negras.
La dificultad de supervivencia de las larvas es directamente proporcional a la cantidad de huevos que pone la hembra, que varía desde algunos centenares hasta varios millones, según especies.
La vida en el mar es muy dura, pero el ser humano, mientras se olvide de su instinto depredador y destructor, puede suavizarla y obtener de una sola pareja de reproductores cientos de miles de individuos adultos: para esto está la marcultura.