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Acuicultura
INTRODUCCIÓN
La cadena trófica - 1ª parte
n la primera lección de historia natural aprendimos en la escuela que la hierba transforma sustancias minerales en materia vegetal, gracias a la acción de la clorofila bajo la luz del sol. La vaca se come la hierba y el hombre se come a la vaca. La materia orgánica vuelve a la tierra y se descompone nuevamente en sustancia mineral, reiniciándose el ciclo.
En el agua dulce el proceso es similar; las algas y plantas acuáticas son comidas por peces herbívoros, estos por peces carnívoros y ambos por animales superiores como el hombre.
En el mar las cosas se complican y diversifican un poco. El fitoplancton, que está constituido por microalgas unicelulares, transforma las sales disueltas en el agua (especialmente nitratos y fosfatos) en materia orgánica por fotosíntesis -igual que la hierba-. El fitoplancton (vegetal) es consumido por el zooplancton (animal), constituido por una gran gama de animales muy pequeños, desde unicelulares microscópicos hasta visibles a simple vista como las larvas de moluscos; el zooplancton es consumido por peces mayores y éstos por el hombre. Los desechos de los distintos niveles de consumición caen al fondo del mar donde las bacterias saprófagas (que se alimentan de materia orgánica en descomposición), los transforman en sustancias minerales, con lo que disponemos nuevamente de sales para reiniciar el proceso.
En tierra hemos cerrado el ciclo en tres eslabones: hierba, vaca, hombre. En el mar, debido a que "el pez grande se come al chico" y que este proverbio también es aplicable al fitoplancton, nos podemos encontrar con siete e incluso más eslabones.
El sol es nuestra única fuente de energía de la que sólo se aprovecha en la naturaleza el 0,1 por 100. No obstante, dicho 0,1 por 100 ha sido capaz de formar los yacimientos petrolíferos en los que se basa la economía mundial. Los cultivos terrestres son capaces de absorber índices superiores, así el cultivo de caña de azúcar puede aprovechar hasta un 10 por 100 de la energía que recibe del sol.
En la mar podemos decir que únicamente las algas aprovechan directamente la energía solar; en estas algas se incluyen las microalgas que son las que utilizamos en los cultivos de la fauna marina y que son -como se ha dicho- el primer eslabón trófico. Si tenemos en cuenta que se viene a perder un 90 por 100 de la energía de la materia inicial en cada uno de los eslabones de la cadena trófica, resulta que en una cadena promedio de tres eslabones se aprovecha únicamente el 0,001 por 100 de la energía originaria, lo que evidencia cómo se despilfarra la energía en el mar.
Sin embargo, resulta significativa la comparación de la producción terrestre con la marina. Así en 1 Ha. se crían 310 kg. de vacuno frente a 300 Tn. de mejillón, 2 Tn. de langostinos y 57 Tn. de ostras. Únicamente la cría intensiva de pollos puede salir airosa de esta comparación tierra-mar.
El factor de conversión del alimento proteico comestible para el hombre es mucho más elevado en la fauna marina que en la terrestre, porque aquélla precisa mucho menos energía para moverse, debido a su flotabilidad, y no necesita ninguna para mantener su temperatura vital, ya que se trata de seres de sangre fría. Además los esqueletos de los peces son menores en volumen y resistencia que los de los animales terrestres, por lo que transforman más energía (alimento) en carne que en hueso. Así nos encontramos con factores de conversión de 2,5:1 en langostinos (2,5 g. de alimento producen 1 g. de biomasa de langostino) y de 1,5:1 en varios peces.