SALUD: Neurociencias: La ciencia del cerebro: Las drogas y el cerebro - 2ª parte
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Salud

NEUROCIENCIAS: LA CIENCIA DEL CEREBRO

Las drogas y el cerebro - 2ª parte

Fuente: Asociación Británica de Neurociencias


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Nicotina

a nicotina es el componente activo del tabaco y de los productos derivados de el. La nicotina actúa en el cerebro por medio de los receptores que normalmente reconocen el neurotransmisor, acetilcolina; normalmente, activa mecanismos naturales de alerta en el cerebro. Dicho esto, no es sorprendente que los fumadores digan que los cigarrillos les ayudan a concentrarse y que les calman. El problema es que la nicotina es altamente adictiva y que muchos de los fumadores asiduos siguen fumando simplemente para evitar los efectos de abstinencia una vez que dejan de fumar. El placer ya no existe.

Aunque parece ser que el tabaco no tiene efectos negativos en el cerebro, el humo del tabaco es extremadamente perjudicial para los pulmones llevando a largo plazo a la aparición de cáncer de pulmón así como otras enfermedades pulmonares y cardíacas. En Gran Bretaña, más de 100.000 personas mueren al año víctimas de enfermedades asociadas con el consumo de tabaco.

"Cráneo con un cigarrillo encendido": por Vincent Van Gogh, 1885.
"Cráneo con un cigarrillo encendido": por Vincent Van Gogh, 1885.

Cannabis

El Cannabis es todo un rompecabezas, ya que actúa en un sistema natural muy importante del cerebro que utiliza neurotransmisores que químicamente son muy parecidos al cannabis. Este sistema está implicado en el control de los músculos y regula la sensibilidad al dolor. Si se usa de manera adecuada, dentro de un contexto puramente médico, el cannabis puede ser una droga muy útil. El cannabis puede ser placentero y relajante, pero también puede causar un estado de somnolencia en el que la percepción de los sonidos, colores y tiempo están alteradas.

Parece ser que nadie ha muerto nunca debido a una sobredosis de cannabis, sin embargo, algunos usuarios padecen ataques de pánico muy desagradables después del consumo de dosis elevadas. En Gran Bretaña parece ser que, aproximadamente, la mitad de la población menor de 30 años ha consumido al menos una vez cannabis. Algunas personas piensan que debería ser legalizado, evitándose de esta forma la posible relación entre el suministro de estas drogas y otras mucho más peligrosas. Desgraciadamente y como ocurre con la nicotina la forma mas efectiva de consumirla y suministrarla al organismo es fumándola. El humo del cannabis contiene más o menos las mismas sustancias nocivas que el de los cigarrillos (y a veces se fuma conjuntamente con el tabaco).

Los fumadores de cannabis suelen presentar enfermedades pulmonares y corren el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, aunque esto no ha sido probado todavía. Aproximadamente, uno de cada diez consumidores se vuelve dependiente, hecho del cual los vendedores de droga están informados. El uso continuo de cannabis es incompatible con la conducción y con el trabajo intelectual; ciertos experimentos han demostrado que las personas intoxicadas con cannabis son incapaces de desarrollar tareas mentales complejas.

Aunque todavía no ha sido demostrado existen ciertas evidencias que indican que el uso continuado de cannabis en personas jóvenes susceptibles puede inducir la aparición de la enfermedad mental llamada esquizofrenia (véase el apartado sobre la esquizofrenia).

Anfetaminas

Las anfetaminas son sustancias químicas elaboradas por el hombre entre las que se encuentran la dexadrina, el “speed” y un derivado de la metanfetamina llamado “éxtasis”. Estas drogas actúan en el cerebro induciendo la liberación de dos neurotransmisores. Uno de ellos la dopamina, lo que explicaría la euforia y los efectos placenteros producidos por las anfetaminas. El otro es la serotonina, la cual, se cree está implicada en efectos lúdicos y de bienestar (“dream-like”), que pueden llegar a producir incluso alucinaciones. La dexedrinay el “speed” producen principalmente una liberación de dopamina, mientras que el éxtasis es fundamentalmente serotonina. El d-LSD, un alucinógeno más potente, también actúa sobre el sistema serotoninérgico. Las anfetaminas son unos psicoestimulantes muy potentes que pueden llegar a ser muy peligrosos, especialmente en casos de sobredosis.

Los experimentos animales han demostrado que el éxtasis produce una pérdida de las neuronas serotoninérgicas. Ésta seria la causa de los “mid-week blues” que padecen los consumidores de éxtasis durante los fines de semana. Cada año docenas de jóvenes mueren después de su consumo. Parece ser que el consumo de dexedrina y speed también puede causar aterradoras psicosis de tipo esquizofrenia. Podéis sentiros persuadidos de que el consumo de éxtasis os puede ayudar durante un examen pero no lo hará.

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