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Salud
EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA
Conductas sexuales - 3ª parte
Fuente: AUPEX
omo ya se dijo, la sexualidad forma parte del desarrollo integral de las personas, de su calidad de vida y bienestar personal. Los humanos, como seres sexuados que son, pueden vivir la opción sexual, relacionarse y expresarla, y en ese sentido todas las personas tienen el derecho a manifestar sus deseos, placer, prácticas, identidad y orientación, decidiendo libremente sobre su vida sexual, con respeto a los derechos de otras personas y en un marco ético no discriminatorio.
En las conductas sexuales se pueden manifestar variadas prácticas, desde una simple fantasía que nunca llega a materializarse y que sólo se vive en la imaginación, hasta otras de naturaleza más física y de más o menos profundidad erótica. Así, la fantasía sexual es una especie de ensoñación que permite a la persona imaginar situaciones sexuales que nunca va a vivir o que le gustaría llevar a cabo esporádicamente en algún momento de su vida. Generalmente producen placer y deseo sexual y se suele recurrir a ellas para aumentar la excitación antes o durante las relaciones sexuales.
Las fantasías son exclusivas de cada persona y producto de su imaginación. Esto garantiza la privacidad de sus contenidos, facilita asumir roles determinados y realizar o desear conductas que probablemente nunca se llevarían a cabo en la realidad. Muchas personas creen que las fantasías expresan un deseo real de participar o experimentar una situación dada, pero lo cierto es que la mayoría de la gente no siente el deseo ni la necesidad de representarlas en su vida cotidiana, y en el caso de hacerlo la exteriorización comprende solo una escenificación controlada. La mayoría de las fantasías sexuales se centran en situaciones ideales o que nunca han sido probadas en la vida real. Hay casos en los que predomina la seducción de realizar lo prohibido, mientras que en otros el contenido gira en torno a lo insólito o lo nunca experimentado.
Aunque cada fantasía es diferente y puede cambiar de un momento a otro, existen temáticas que se repiten, con una gran variedad de matices e interpretaciones en cada persona: mantener relaciones en grupo, con una persona diferente a la pareja, con una persona del mismo sexo, con algún personaje famoso, en un lugar insólito, en público, etc...
Una práctica extendida es el sexo oral. Consiste en la estimulación de los genitales mediante la lengua, los labios y la boca. La estimulación de los genitales femeninos se le denomina Cunnilingus, que deriva de dos palabras latinas, "cunus" (vulva) y "lingere" (lamer). La estimulación de los genitales masculinos se la denomina Fellatio, que deriva de la palabra latina "fellare", que significa "lamer". Ambas técnicas se pueden practicar estimulando individualmente a la pareja o mediante la estimulación reciproca, adoptando la posición invertida (llamada popularmente 69). El sexo oral se puede practicar en diferentes posturas, pero siempre es la boca la que proporciona el placer, lamiendo, succionando, besando o mordisqueando los genitales y todo el cuerpo. La presión, el ritmo y el tipo de movimientos que se realizan se pueden graduar ampliamente, ya que la boca tiene una gran precisión y ofrece variedad de posibilidades, también hay que tener en cuenta que la cálida humedad del contacto bucogenital proporciona gran placer.
El coito vaginal es la actividad sexual que consiste en la penetración del pene en la vagina como medio para conseguir placer sexual. Lo importante a la hora de realizar esta práctica es conocer el propio cuerpo y el de la pareja, para saber que es lo que nos produce placer en cada momento y como se puede dar. Algo muy importante a la hora de realizar esta práctica sexual es que existe riesgo de se produzcan embarazos no deseados y de transmisión sexual de enfermedades como el VIH/SIDA, por lo que es aconsejable la utilización de preservativos durante la penetración para prevenirlas. Existen muchas posturas, técnicas, posiciones y variantes dentro de esta actividad sexual. Ninguna fórmula por sí misma es mejor que otra, ya que el placer depende de las necesidades y de las respuestas de las propias personas.