Como ya anticipamos en el anterior trabajo de la emisión de Herencia de la Técnica en Eslovenia, estamos en una década crucial de la historia de la radio y serán numerosos los sellos que irán apareciendo sobre este gran medio de comunicación de masas con motivo del siglo de radiodifusión pública [radiotelegráficamente hablando la radio comenzó décadas antes, a finales del XIX], radioaficionados -al fin y al cabo fueron los grandes artífices del progreso radial en todo el orbe- y afines.
Digamos que un buen puñado de sellos dedicados al medio irán apareciendo por todo el orbe, justo en el momento histórico en el que se han acabado cargando la filatelia y, por definición, el servicio postal universal alegando la necesidad de imprimir competencia en el sector de ese público esencial, especialmente en zonas más necesitadas, sobre todo en el mundo rural ¿interesa a algún político?
En realidad nos han endilgado una forma más de detraer ingentes cantidades de nuestros bolsillos, también derechos, insumos o libertades, entre ellas la de poder escribir a quien nos plazca en la confianza de la inviolabilidad de la correspondencia. Que el sobre que confiamos a CORREOS ESPAÑA [el 31 de marzo de 2024, XLS publicaba un artículo que no tiene desperdicio: resulta que enviar libros, casi gratis, era una cosa que se fomentaba en la dictadura; hoy enviar o recibir un libro puede significar varios cientos de euros de sobrecoste alegando que es la Aduana, léanlo y divúlguenlo, merece la pena, no sólo constriñen a los amigos de la radio], con una tarifa cada vez más prohibitiva, llegue a su destino, aunque esa es una de las variables más difíciles de comprobar pues un porcentaje cada vez más elevado jamás llega, y si lo certificas posiblemente sea peor. No digamos del servicio +24 horas que nos habían prometido llegaría la correspondencia a su destino, en el siglo de las comunicaciones instantáneas, cartas procedentes de la UE llegan al buzón hasta con dos meses de retraso -las que llevan matasellos, porque esa es otra: hasta esa marca nos la han birlado-.
Estamos en estas disquisiciones y nos llega una nueva estampilla desde Eslovenia dedicada al mundo del radioaficionado [el anterior timbre radial apareció el 22.09.2023 y ya le dedicamos el correspondiente artículo que fue emitido por varias emisoras internacionales, webs especializadas y alguna publicación] al cumplirse el siglo de vida en este rincón de los Balcanes que, antaño, formó parte del Imperio Austro-Húngaro hasta que, el atentado de Sarajevo, acabó dando el pistoletazo de la I Guerra Mundial y ahora nos recuerdan los luchadores de la UE, desde sus confortables, y bien pagadas, butacas, que estamos al borde del abismo. ¡Demencial!
Los acontecimientos nos desbordan y no se avizoran tiempos de sensatez entre los que dirigen el cotarro y los conflictos en el Oriente. Digamos que hemos alcanzado un siglo de conflictos y éstos reverdecen ¿serán los brotes verdes? ¡Veremos cómo se soluciona el actual estado de cosas en el que podríamos irnos todos al otro mundo!
El sello, netamente radial, nos lleva al primer Radio Club que existió en Eslovena, se fundó en la Narodni Dom [Casa de la Nación o Casa del Pueblo para los españoles] ubicada en Maribor, era el 17 de abril de 1924 el objetivo, de aquellas mentes visionarias y despiertas, era extender el conocimiento del momento al tiempo de salvaguardar la legalidad en la actividad de los radioaficionados que comenzaban a expandirse como una mancha de aceite por todo el continente creando, no sólo asociaciones o Radio Clubes, sino el germen de las emisoras de radiodifusión pública que, en muchos casos, han llegado hasta nosotros, aunque los políticos y la UE ¡Inocentes ellos o ¿siguiendo consignas concretas?!, se dieron prisa en el desmonte de la radiodifusión pública de calidad y libre: porque les molestaba para sus oscuros intereses. La radio que tenía un gran predicamento en el sector público europeo ha ido quedando relegada y hoy podemos decir: ¡Quién te ha visto y quién te ve! De tener emisoras públicas de calidad-seriedad-credibilidad, comprometidas con la ciudadanía, en poco menos de tres décadas nos han dejado un erial. La Onda Corta y Onda Media ya es para ponerse a llorar algunas, como la BBC, ya no son ni una ínfima porción de lo que históricamente llegaron a ser, pero sigamos con la estructura radial de los aficionados eslovenos que acabaron consolidando hasta su propio medio de comunicación escrita, de hecho el primer ejemplar del Maribor Radio Club en idioma alemán apareció en 1924 aunque, los prolegómenos y reuniones iniciales, se hicieron en el de 1923, de ahí que ese primer ejemplar, como documento escrito, sea el considerado como el nacimiento de la entidad [actualmente la Federación de Radioaficionados Eslovenos está en la capital Ljubljana].
Desde entonces el mundo de la radioafición ha ido sorteando baches, escalando montañas y, a a veces, sucumbiendo ante el asedio de las nuevas tecnologías. Esa red social universal dio muchas horas de asueto a millones de personas en el orbe, especialmente en lugares inaccesibles desde los que el medio aseguró el contacto con centenares de estaciones siempre alerta. Debemos colegir que no siempre los gobiernos les han dado libertad para ejercer esa pasión, especialmente en tiempos de crisis se han convertido [también] en víctimas de los sistemas políticos que han confiscado sus equipos o les han retirado las licencias de emisión, como fuera el caso de la primera mujer YL española.
Bajo el sistema comunista no era fácil obtener una licencia de radioaficionado, en unos casos por las dificultades de los exámenes, en otros por el alto coste de los equipos [aunque no siempre] y, en muchos más, por la pureza «ideológica» que se debía demostrar ante los servicios policiales del momento [por no decir secretos], en estos casos fueron vitales los denominados Radio Clubs que funcionaban como entidades gremiales a las que se tenía acceso; los equipos estaban perfectamente controlados y localizados por las autoridades del momento con la previsión de ser utilizados por ellas mismas en cualquier emergencia.
El sello esloveno nos ofrece el logotipo, varios haces de ondas hertzianas, formato vertical y peculiar edición «tete-beche» en hojas de 16 ejemplares y 25.000 sellos de tirada. Fueron realizados por Marko Prah, impresos en offset a cuatro colores -predominan el blanco y el azul- por la Agencia Croata de Zagreb; comenzaron a circular el 29 de marzo de 2024 con el matasellado de primer día en Maribor, apenas veinte días antes del centenario. Estarán a la venta durante un año y, teóricamente, si no se venden, serán inutilizados al final de ese período aunque conservan su validez postal de manera permanente. Se trata de un efecto acifrado, lleva la letra D [válido para una carta internacional de la primera escala de peso y que al momento de emitirse era de 1,79€], lejos quedan aquellas tarifas que teníamos en los noventa y que nos permitían colocar una Saca M por poco más de veinte duros -unos 60 céntimos de euro- en Moscú, eran tiempos en los que la ADXB y Nuevo Maf Internacional colaboraban estrechamente en la divulgación del diexismo, la radioafición, la radioescucha y regularmente se enviaban materiales para agrandar el mundo de los aficionados gracias a la colaboración del Programa DX que realizaba Manolo de la Rosa y su esposa [recientemente CUBAVISIÓN le dedicó un reportaje, era el 28.03.2024a las 1945 UTC cuando lo difundían por Hispasat: «Unos minutos en la vida de Manolo de la Rosa» por si a alguien le pica el gusanillo y quiere visionarlo, también está colgado en Youtube], posteriormente lo haría Pancho Rodríguez, ellos enviaban esas publicaciones, desde la emisora soviética, a todos aquellos aficionados que los solicitaban. ¡Qué tiempos!
Resaltar que el mundo de la radioafición es uno de los más universales y donde no hay discriminación. Religión y política, por razones obvias, están estrictamente prohibidos en las conversaciones que realizan los novios de las ondas.
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JUAN FRANCO CRESPO
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