FILATELIA: AUSTRALIA – ANTIGUOS RECEPTORES DE SOBREMESA

Como ya anticipamos en nuestros anteriores trabajos sobre filatelia radial, estamos en una década crucial de la historia de la radio; serán numerosos los sellos que irán apareciendo sobre este gran medio de comunicación de masas con motivo del siglo de radiodifusión pública [radiotelegráficamente hablando la radio comenzó décadas antes, sus primeros pasos a finales del XIX] en todo el orbe.

A pesar de los malos augurios, la radio sigue viva, latente, combativa [en las sociedades no anestesiadas o que han sido canibalizadas por el nihilismo alienante] y vigorosa a pesar de la chabacanería que inunda el dial de la FM, especialmente en la zona donde vivo. El resto de bandas, ante el paulatino abandono de la radio pública, se bate también en retirada; en la OL, OM, OL y OC son contadas las estaciones de carácter privado que siguen en el éter con transmisiones analógicas, la mayoría, en muchos casos, son estaciones religiosas y la poca radiodifusión pública en países donde todavía creen en el poder de la radio sin tener que estar sometidos a los vaivenes del presupuesto público que paulatinamente va precarizando la vida de la ciudadanía [aunque nos digan, faltaría más, que lo hacen por nuestro bien].

Hoy la filatelia se acrecienta con una nueva serie de tres ejemplares aparecidos en nuestras antípodas, en el país de los canguros o en la isla continente; estamos en Australia, se trata de tres sellos de 1.20$ [tarifa básica nacional] que nos recrean con ese estilo antiguo de los receptores de sobremesa [vintage dirían los pijos] varios modelos de receptores de alta gama para las familias de alto poder adquisitivo en los años sesenta [en mi pueblo sólo conocí dos familias con ese tipo de receptores, una la del médico y otra era la de un abogado].

Recordemos que el medio de comunicación llegó a Australia de la mano del gobierno federal que hizo la Ley de Radiotelegrafía en 1905 [Wireless Telegraphy Act 1905] que posibilitó la creación del conglomerado AWA [Amalgamated Wireless of Australia] que se hizo con los derechos para garantizar, en exclusiva, la operatividad de la red de emisoras costeras australianas, uno de los servicios menos conocidos del uso de la radio. Aún depara muchas horas de asueto a los aficionados que se decantan por el mundo de las estaciones utilitarias [utilidad pública] o costeras; en España, Aranjuez Radio [Telefónica] era la encargada del envío de los radiotelegramas a nuestros barcos allá donde estuvieran faenando, sobre todo en el Gran Sol [Aguas de Terranova-Canadá donde estaba la flota pesquera].

Comencemos la breve reseña de los modelos de equipos de radio que en su tiempo denotaban el alto nivel económico de sus poseedores; el primero es un HMV Caprice 1961 [His Master Voice], un modelo familiar que se fabricó en los años sesenta del pasado siglo XX y que la EMI de Sidney popularizó entre la creciente clase emergente del país continente que reverdecía tras la debacle de la II Guerra Mundial. El equipo tenía onda media [540-1600 kHz] y su correspondiente tocadiscos era lo más utilizado, especialmente en fiestas o guateques, porque te permitía poner la música que tú querías y disfrutarla en estereofonía o monoaural, con sus amplificadores, permitía gozar de la música con una calidad impresionante. Este modelo fue obra de Martin Kent y después de más de seis décadas es honrado por el correo australiano [cada vez emite y comercializa más parafernalia, parece que la gente lo compra todo, aunque seguramente puede más la nostalgia que el coleccionismo].

El siguiente modelo es un Kriesler Multi Sonic de 1966, la estampilla muestra el equipo con la tapa superior levantada, se trata de un equipo superheterodino que se fabricó entre 1966-1970, estaba dotado de varios altavoces Magnavox que le granjearon una gran popularidad entre las clases adineradas, fabricado en madera de alta calidad, resultó ser un receptor versátil de larga vida dentro del compacto sector de producciones musicales que todavía no había recibido el impacto de materiales plásticos o las tradicionales resinas o baquelitas, había que atender la demanda expansiva de una sociedad que se sacudía la modorra de los difíciles años del conflicto bélico, hoy no deja de ser una pieza de museo y suele estar bien cotizada entre los coleccionistas que pujan por uno que aún siga prestando servicio.

Y finalizamos con el tercer valor fabricado por la Amalgamated Wireless Australia: un AWA B28 portable de 1963, se trata de un sencillo tocadiscos portátil que funcionaba con pilas, una pieza que se fue popularizando en los años sesenta [empaquetado está el que yo tenía por esos años en mi Alhama natal, en mi caso se trataba de un Cosmo fabricado en Barcelona y que me permitía disfrutar de los discos que, en aquella época, enviaban muchas emisoras de OC a sus oyentes, éramos pobres, había para todos].

Las estaciones de casi toda Europa mimaban a los oyentes [incluso la OM española obsequiaba discos, bastaba acertar una pregunta o adivinar cualquier acertijo], otra zona aún más generosa era la región asiática que actualmente son asediadas, acosadas, aburridas, expoliadas o simplemente confiscadas, por parte de los prebostes de CORREOS ESPAÑA que extorsionan a los destinatarios de esos envíos amparándose en el correo comercial; ya no se trata de cosas que tengan realmente valor [apenas llegan a 1 euro] sino de minucias como puede ser un calendario, unas QSL o un diploma de monitor; muchas veces remitidas como impresos por su escaso valor, generalmente el franqueo es más caro que el contenido de esos envíos. ¡Qué desfachatez y qué vergüenza… han desmontado la libertad y el secreto de la correspondencia fiscalizando el correo privado con la argucia de gravar las mercancías y, además, multiplicando 10 veces el teórico valor de esa propaganda!

El sello australiano, el único en formato vertical, muestra esa pieza de museo abierta, el matasellos de primer día reproduce el plato donde se colocaba el disco y ahí tenemos la aguja que tantos problemas nos daba cuando la colocabas sobre el disco que, generalmente, acabaría estropeado.

La emisión fue obra de Melissa Webb y el productor responsable de la serie Jo Muré del departamento de diseño del correo australiano. La serie consta de 3×1.20 dólares. La impresión se realizó en litografía offset en hojas de 50 ejemplares [dos bloques de 25 sellos que suelen estar separados por lo que se conoce como bandeleta o semáforos] y carnets autoadhesivos de 10 ejemplares.

Al margen del tradicional sobre de primer día con la serie completa matasellado en Altona, un suburbio de Melbourne en el que instalaron los primeros europeos en 1842 y, tras la II Guerra Mundial, llegarían varios centenares más atraídos por la pujante industria petroquímica que actualmente también es un dolor de cabeza por el alto nivel de peligrosidad y contaminación. En 1968 alcanzó la categoría de ciudad y hoy está integrada en Hobsons Bay.

También se lanzaron tres tarjetas máximas, un sobre medallón con el sello del tocadiscos que va ilustrado con un modelo del receptor Kingsley de sobremesa fabricado entre 1962 y 1970 dotado de la onda media, altavoz elíptico y un peso de doce kilos, fue un modelo diseñado por Susan Butcher; finalmente la clásica hoja o tríptico que lleva todos los detalles sobre la emisión y la serie con los tres valores extraídos de las hojas de 50.

O sea, que si uno quiere hacerse con un ejemplar de cada producto tendría que desembolsar 83.40$, a eso le tendríamos que añadir los gastos postales [que no son bajos y que cada vez más servicios postales privatizados están repercutiendo en el usuario] y, además tendremos que soportar, una vez que el sobre con ese material entra en Barajas, CORREOS le aplicará su «mordida» que llevará su correspondiente IVA del 21% y nos costaría casi 150 euros. Luego se quejan del paulatino abandono de la filatelia por parte de los amantes de los sellos, primero iniciaron su no uso, luego comenzaron lanzando virguerías que poco tienen que ver con el uso postal, pero lo importante es sacar «los cuartos» al que quiere usar el correo que lo tienen como un limón que no deja de exprimirse.

Los sellos estarán a la venta hasta su agotamiento y si hubiera sobrantes serían retirados de las oficinas el 1 de septiembre de 2024, el sobre de primer día dejará de venderse/aplicarse por el servicio filatélico el 20 de marzo. El matasellos de primer día se estampará durante un mes desde el 20 de febrero de 2024, el objetivo es facilitar la confección de piezas «ad hoc» preparadas por los aficionados y gremios de comerciantes para sus álbums.

www.aupost.com.au
www.radiomuseum.org
australianstamps@aupost.com.au

JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es

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