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Literatura prosista
LA LITERATURA EN EL SIGLO XVI
El teatro - 1ª parte
Introducción
l futuro teatro español visto
desde la perspectiva de finales del siglo XV y comienzos del XVI,
sentó sus bases gracias a un grupo de autores que tuvieron que partir
desde una escasa tradición teatral medieval. El camino se inició
junto a otros intentos, que llevarían a la formulación de la comedia
española con Lope de Vega.
El estudio de las manifestaciones teatrales del siglo XVI anterior a Lope de Vega, puede agruparse en tres fases u orientaciones dramáticas:
La actividad artística de los que podemos definir como primeros o "primitivos" dramaturgos, encarnada en personajes como Juan del Encina, Gil Vicente, Lucas Fernández, Torres Naharro, entre otros. Podemos incluir aquí a Fernando de Rojas, autor de la obra cumbre La Celestina, por tratarse su tiempo de un momento dual entre Edad Media y Renacimiento, que está presente en la obra y que, aunque de difícil clasificación genérica, liga cronológicamente con los comienzos de esta actividad.
Teatro religioso: La
multiplicación de los panes y los peces, de N. Florentino; Catedral vieja de Salamanca
Como se dijo, la Edad Media apenas dejó restos de literatura dramática, debiendo los primitivos sautores de este periodo partir prácticamente sin apoyo ni tradición sobre actividad teatral. Simultáneamente, tuvieron que innovar y sustituir las antiguas formas medievales por las nuevas que se manifestaron con el Renacimiento, o combinar ambas en las obras.
La actividad teatral fue creando un público; al principio consistía en cortesanos, pero con el desplazamiento de las representaciones a determinados espacios o lugares fuera de los salones de los palacios, se formó un público popular que sería la clave del éxito de todo el teatro clásico español. Así, los cómicos ambulantes llevaron sus espectáculos a los patios de vecinos, convirtiéndolos en los primeros locales teatrales, haciendo nacer los "corrales de comedias" en la segunda mitad del siglo XVI.
Los corrales o patios vecinales no tenían telón, ni decorados; el público se situaba según su categoría, en los balcones laterales, en los bancos delanteros próximos al escenario o bien de pie en el fondo; las mujeres se sentaban en un lugar destinado solo a ellas que se llamaba "cazuela". Fueron importantes los Corrales de la Cruz y del Príncipe en Madrid, y el de Almagro en Ciudad Real.