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Lengua
SEMÁNTICA
Estudio del significado - 2ª parte
El análisis del significado
a pretensión de analizar los signos lingüísticos mínimos en su significado
ha chocado con varias dificultades considerables: de una parte, su propia
imprecisión (la lengua no define explícitamente sus términos ni "copia"una
realidad preexistente etiquetándola); de otra, el hecho de que los lexemas
constituyan una serie abierta, teóricamente ilimitada, hacen que esa tarea
parezca irrealizable.
Con todo, diversos trabajos en distintas lenguas sobre grupos de lexemas como términos de parentesco, colores o grados militares, han mostrado la viabilidad de un análisis que busca su modelo en la fonología, intentando hallar rasgos pertinentes cuya presencia o ausencia determine un cambio de significado.
A tales rasgos significativos mínimos se les denomina semas: ésta es la unidad mínima de la semántica. Un lexema posee tantos semas cuantos rasgos significativos elementales (es decir, no analizables) puedan hallarse en su significado. En el lexema "butaca", por ejemplo, aparecerían los semas "para sentarse"o "con respaldo", pero no, obviamente, "roja"ni "de madera", pues estas últimas características, si convienen a ciertas butacas existentes en la realidad (referentes), no pertenecen al significado (concepto).
El conjunto de semas que comporta el significado del lexema se denomina semema; el de "butaca"sería: "para sentarse"+ "sobre pie"(elevado) + "para una persona"+ "con respaldo"+ "con brazos".
Otros niveles existen en el significado de un lexema: el que comporta informaciones gramaticales, especie de semas genéricos del tipo de "animado"/"no animado", "material"/"no material", "continuo"/"discontinuo", etc., y el que, en relación con los usos diversos del lenguaje, implica valoraciones, sentimientos y vivencias de los hablantes.
Los campos semánticos
Este análisis semántico se ha hecho desde la convicción de que el léxico de una lengua está estructurado, es decir, de que las palabras no son elementos aleatoriamente añadidos unos a otros, sino signos interrelacionados, de manera que el valor de cada uno depende del valor del resto.
Esta convicción, compartida por la lingüística moderna, sobre todo por los estudios fonológicos y gramaticales, plantea, en el terreno del significado, muchos problemas que impiden su total admisión. De manera que los semánticos, lejos de buscar una estructura global del léxico -que a veces se ha hecho, pero que resulta discutible y de escasa validez teórica- estudian más bien determinados conjuntos léxicos, a los que se suele llamar campos semánticos.
Por campo semántico puede entenderse un conjunto de palabras pertenecientes a la misma clase gramatical, que se reparten una zona de designación próxima y poseen, en consecuencia, un significado también próximo: comparten al menos un sema, que es la base de comparación de los elementos que forman el campo, y se oponen al menos por uno. Los adjetivos que expresan valoración intelectual, las palabras que indican relaciones de parentesco (abuelo -materno, paterno...-; tío --político, carnal...--, etc.) o las que designan objetos que sirven para sentarse (silla, butaca --con respaldo, sin brazos--, etc.), han sido, así, objeto de un estudio sistemático.