EL HOMBRE Y LA TIERRA - ACTIVIDADES: La caza - 2ª parte
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El Hombre y la Tierra

Las relaciones vitales Hombre-Tierra analizadas desde un punto de vista crítico

ACTIVIDADES

La caza - 2ª parte


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La interferencia humana  en las poblaciones naturales

letra capitular El proceso de repoblar un coto de caza mayor, es un ejemplo de interferencia del hombre en las poblaciones naturales con toda la complicidad de las leyes de ordenación cinegética, que autorizan a "secuestrar" una serie de ejemplares para su  posterior reproducción en cautividad: machos monteses, ciervos y jabalís son las especies más deseadas.

Tras ser arrancadas de su ambiente natural, unas son eliminadas por no cumplir las condiciones deseables, y otras abandonadas directamente en el monte cuando presentan lesiones o mutilaciones causadas por los crueles métodos de captura. El transporte, que de por sí ya se realiza en condiciones de hacinamiento, supone un factor muy estresante que deteriora las condiciones físicas de los animales. La fase de cuarentena de los ejemplares que consigan mantenerse aptos, no deja de ser un corredor de la muerte, donde unos animales salvajes no acostumbrados a la cautividad se muerden y lesionan presas de histeria por el encierro.

Durante el periodo de reproducción se hacen presentes riesgos de índole sanitario: enfermedades infecciosas, parásitos y los relacionados con el tema nutricional; no hay que olvidar que se ha extraído un animal de su entorno salvaje, y se le está sometiendo a unos parámetros vitales que rompen drásticamente con su ambiente habitual. El alto índice de mortandad es una de las consecuencias de estas actividades. Posteriormente, cuando la especie sea introducida de nuevo en el coto, no estará exenta de transportar consigo genes patógenos extraños, que afectarán a las demás especies que ya se encontraban antes en libertad; estas alteraciones pueden incluso llegar a extinguir la especie del coto.

Los efectos en el medio ambiente

El ejercicio de la caza no es inocuo para el medio ambiente. En esta actividad se utilizan armas de fuego que son las responsables de contaminación química de los suelos. El más llamativo de los efectos contaminantes es el plumbismo, consistente en el envenenamiento por plomo de la cubierta vegetal.

plumbismo, o contaminación por plomo, patos
El plumbismo, o contaminación por plomo, tiene un gran efecto en las aves acuáticas, que tras su ingestión les produce intoxicaciones irreversibles

Millones de cartuchos y miles de millones de perdigones se esparcen anualmente por los montes y campos donde se practica la caza, que permanecerán activos en el suelo durante periodos que oscilan entre 100 y 300 años. El plomo, tras ser ingerido por las aves acuáticas, les causa la muerte al producirles intoxicaciones irreversibles.

Reflexión sobre el sentimiento de matar animales como acto recreativo

Cualquier cazador que se precie de serlo, es decir, que sienta y practique ese instinto depredador, se sentirá sumamente ofendido ante la lectura de este artículo, y buscará mil motivos para rebatir los argumentos expuestos en defensa de su actividad. Y es aquí, desde un punto de vista ajeno al medio ambiente o los derechos de los animales, en que no podemos evitar realizar una reflexión sobre sentimientos humanos:

El cazador moderno realiza su actividad en un ejercicio de derecho, amparado por las leyes que la regulan, y si busca adecuadamente encontrará muchas razones para justificarla pero, en su fuero interno, como ser humano, es probable que se formule alguna pregunta sobre ese sentimiento que alguna vez le habrá embargado: el porqué, encontrándose en la actualidad sus propias necesidades vitales aseguradas y ante la mirada atónita de su víctima, le satisface ver caer a ese ser vivo frente a la inapelable potencia destructora de su arma de fuego, un elemento éste que además no encaja en el ambiente natural, donde el animal se encuentra en clara desventaja.

Caza, cazador
El arma de fuego es un elemento que no encaja en el ambiente natural, donde el animal se encuentra en clara desventaja

Algunas otras actividades son aún más incomprensibles y difíciles de concebir que habiten en el alma de un cazador, como las ejercidas en algunos países en la caza del zorro donde, desde una desproporcionada posición de fuerza, se le acorrala mediante rehalas de perros, hombres a caballo y estruendosos sonidos que aterrorizan al animal, obligándole a correr despavorido y desesperado en cualquier dirección buscando un cobijo que se tornará inexistente, para una vez cansado y derrotado dejarse sucumbir desgarrado por las jaurías. El primer cazador a caballo que consigue alcanzar el cadáver será el ganador. En esto consiste la diversión de algunas formas de caza, actos "recreativos" que sencillamente no tienen calificativo, ni la actividad ni el que la practica.

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