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Historia y Arte
PREHISTORIA
El Paleolítico - 3ª parte
Mentalidad y pensamiento
ara determinar cuál fue el pensamiento y las
preocupaciones que ocuparon la mente del hombre del Paleolítico, hay que
recurrir, como en otros campos, a los restos que se conocen de las actividades
de estos hombres. Estos restos, bien sean utensilios o manifestaciones
artísticas, tienen una constante de carácter universal: los animales. Si se
tiene en cuenta que más de un 35 por ciento de los individuos no llegaban a
cumplir los 20 años y que sólo cinco de cada cien conseguían superar los 40,
será fácil entender que la comida, es decir, la supervivencia, fue la
preocupación fundamental de estos cazadores nómadas. El animal era, por lo
tanto, símbolo de vida; si había animales, estaba asegurada la supervivencia.
Un bisonte tallado en asta de reno
(Madeleine - Francia)
Así, desde que, a comienzos del Paleolítico Superior, aparecen las primeras manifestaciones artísticas, éstas se muestran como representaciones de animales. Menos frecuentes, pero también de los primeros momentos en los que aparece el arte, son los dibujos esquemáticos de sexos masculinos y femeninos o las esculturas o relieves de las llamadas "venus" (estatuillas femeninas con los caracteres sexuales muy marcados). Si los animales representados significaban comida y, por lo tanto, posibilidad de vida, las "venus" y las representaciones de sexos significaban fecundidad, es decir, deseo y garantía de que el clan podría disponer de los miembros suficientes para asegurar su supervivencia y una ayuda mutua. El poder de cada clan dependía de que el número de sus miembros no disminuyera y de que la comida no faltara. El hombre del Paleolítico reflejó, desde época temprana, estas preocupaciones en sus primeras manifestaciones artísticas.
Resulta difícil determinar si estos habitantes de hace 30.000 ó 40.000 años desarrollaron algún tipo de religión. Es posible que adoraran alguna fuerza de la naturaleza o incluso, alguna especie animal de la que dependían particularmente (otros pueblos primitivos que han perdurado hasta nuestros días lo hacen).
No obstante, el análisis de las formas artísticas creadas hace pensar más en prácticas mágicas que religiosas. Las representaciones de animales se hicieron, o bien grabadas en los utensilios de caza, o pintadas en el fondo de las cuevas. Al tallar el mango de un hacha con la cabeza de un caballo, el hombre paleolítico debió pensar que le daba a su arma más fuerza en contra de aquel animal y, cuando procedía a pintar un bisonte, no hacía más que practicar un ritual mediante el cual se hacía poseedor del animal a través de la posesión de su imagen. El artista cazador pensó que manteniendo encerrada la imagen del bisonte o del mamut en lo más recóndito de la cueva, poseía el espíritu del animal y la caza sería más propicia.
Si las pinturas en las cuevas fueron obra de rituales mágicos, las "venus" de la fecundidad debieron ser amuletos mágicos que favorecieron la procreación. El carácter de amuleto de estas estatuillas viene dado por su pequeño tamaño (10-12 cm), lo que hace de ellas objetos de uso personal.
Más difícil resulta interpretar los ritos funerarios que se practicaron desde finales del Paleolítico Medio. Los enterramientos no son abundantes en el Paleolítico y los que se han encontrado ofrecen peculiaridades tan concretas que sólo permiten deducir que en estos hombres había una preocupación por la muerte que les hizo enterrar a sus semejantes.
En cualquier caso, desde el Paleolítico Medio hay muestras de diferentes cultos en torno a los cráneos humanos, aunque se desconoce qué simbología podían tener esos rituales en torno a la cabeza.