HISTORIA Y ARTE - LAS CIVILIZACIONES FLUVIALES: Mesopotamia - 2ª parte

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Historia y Arte

LAS CIVILIZACIONES FLUVIALES

Mesopotamia - 2ª parte


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Economía y sociedad

a historia de Mesopotamia podría narrarse a partir de la historia de sus ciudades. Desde los tiempos de los sumerios, la fórmula política más habitual fue la de la ciudad-estado. Cada ciudad dominaba un amplio territorio que explotaba económicamente a partir de la agricultura y la ganadería.

Los ricos terrenos de aluvión de las cuencas bajas del Éufrates y del Tigris y las colinas circundantes fueron la base de una economía agropecuaria. Los cultivos más destacados fueron los cereales (cebada y trigo), algunas legumbres (habas y lentejas) y cultivos arbóreos como la palmera y el olivo (dátiles y aceite). Entre las especies ganaderas deben señalarse como más importantes, los bueyes, los onagros (asnos), las ovejas y las cabras.

Como en otras antiguas civilizaciones, deben destacarse los cereales en la base alimenticia y de riqueza de los pueblos mesopotámicos. La alta productividad del cereal es lo que permitió fundamentar en estas plantas (cebada y trigo) unas sociedades urbanas capaces de mantener a un buen número de habitantes consumidores y no productores (clases dominantes, sacerdotes, artesanos, comerciantes, etc).

Algunas de las especies animales, como los bueyes, debieron su importancia al hecho de incorporarse a las tareas agrícolas como fuerza de tiro de los arados, en sustitución de la fuerza humana inicialmente utilizada. Otras bestias, como los asnos, se emplearon para el transporte, facilitando así el comercio. Cabras y ovejas produjeron no sólo alimentos (carne y leche), sino también materias primas (lana y cuero) para la artesanía.

Tanto la agricultura como la ganadería favorecieron con sus altas producciones y con la obtención de materias primas, el desarrollo de las ciudades, el artesanado y el comercio.

Las altas producciones se lograban a partir de una agricultura, en cierto modo intensiva, que suponía tareas de canalización y de riego. La lana de las ovejas permitió un notable desarrollo del artesanado textil y las pieles y el cuero fueron la materia prima de los curtidores y los guarnicioneros.

La producción agrícola se completaba con productos de huerta, cuya variedad fue en aumento con el paso del tiempo y la ganadería pronto se extendió a otras especies como el cerdo y el pato.

Los pueblos mesopotámicos fueron siempre buenos comerciantes. En gran medida motivados por la falta de ciertas materias primas, como los metales, la madera y la piedra, los habitantes de estas tierras hubieron de producir en abundancia productos agropecuarios y artesanales para intercambiarlos en Líbano, Anatolia, Egipto, Persia y otros lugares, por aquello que necesitaban y no tenían. Se organizaron así caravanas y viajes fluviales que ponían en contacto distintas ciudades y distintos países.

La actividad mercantil supuso el desarrollo de sistemas de intercambio que alcanzaron su máxima expresión con el uso de la plata (no acuñada) como unidad de cambio. Este uso significó un gran paso con respecto a la economía de trueque existente hasta entonces.

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