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La escultura del gótico

l igual que en la pintura, la escultura del gótico se alimenta del naturalismo y tiene un carácter narrativo. Los personajes representados parecen cobrar vida. Les anima un idealismo sereno y majestuoso, aunque están ya muy lejos del estatismo ausente y carente de sentimientos que caracterizó la escultura románica.

La mayor parte de la producción escultórica del gótico tiene una clara misión ornamental de las iglesias y catedrales, por lo que se trata de esculturas para ser adosadas a un muro, a una columna o a una hornacina. Como en el románico, el tímpano y las columnas de las arquivoltas, en las portadas de los templos, son los lugares preferentes.

El tema religioso predomina en los primeros periodos, pero poco a poco se irán introduciendo las esculturas funerarias e, incluso, los temas profanos. Es importante destacar que la figura de la Virgen gana, durante el gótico, una importancia que jamás tuvo durante el románico.

A finales de la época gótica aparecen algunas esculturas exentas, entre las que destacan los Calvarios.

La Catedral de Reims es, sin duda, por su riqueza y variedad, el edificio que reúne la más importante muestra de escultura gótica francesa (Angel de la Sonrisa).

En la Cartuja de Dijon trabajó, en el siglo XIV, un escultor llamado Claus Sluter, que realizó dos importantes obras, el llamado Pozo de Moisés y un sepulcro, para Felipe el Atrevido, que se conocerá como el Sepulcro de los Encapuchados.

En Italia, la escultura estuvo impregnada del clasicismo grecolatino, y así sus mejores maestros, como Giovanni Pisano y Andrea Pisano (autor de las primeras Puertas del Baptisterio de Florencia) anunciaban ya el Renacimiento.

En Alemania, la escultura gótica se caracterizó por su gran expresividad, que a veces llegó a rozar lo grotesco.

En España, las construcciones de las grandes catedrales de Burgos y León supusieron la llegada de escultores de otros países (Francia, sobre todo) que trajeron las nuevas influencias.

La Catedral de Burgos contiene la muestra escultórica más homogénea del siglo XIII. La Puerta del Sarmental tiene uno de los mejores grupos de apóstoles del gótico español. En León, la muestra no es tan homogénea como en Burgos, aunque entre sus esculturas aparecen auténticas joyas. Buenos ejemplos son la Virgen Blanca del parteluz de la fachada principal, o el grupo del dintel de esa misma puerta, que pone de manifiesto la tendencia naturalista con lo que se podría considerar una escena costumbrista.

Durante el siglo XIV, las mejores esculturas se encuentran en Cataluña. Destacan las funerarias de Poblet y Santes Creus, de influencia italiana, debida a las estrechas relaciones comerciales entre catalanes e italianos.

El gran escultor del siglo XV es Gil de Siloé, autor de un monumental sepulcro en la Cartuja de Miraflores de Burgos para Juan II e Isabel de Portugal.

Retablo Cartuja de Miraflores

Los retablos góticos españoles alcanzaron una enorme importancia, por ser una muestra de la originalidad creadora de los artistas hispanos. De entre ellos destaca el de Toledo, obra, entre otros, de Sebastián de Almonacid.

Igualmente deben destacarse las esculturas en madera tallada de las sillerías de los coros catedralicios.

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