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Geografía
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Rumania - 5ª parte
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l nuevo marco constitucional otorga el poder ejecutivo a un Presidente que es elegido por sufragio universal cada 5 años (con posibilidad de una sola reelección), el cual a su vez configura su Consejo de Ministros.
En 1673 el teólogo Dosoftei escribió la primera composición poética en rumano y, poco después, en 1688, se publicó la primera versión completa de la Biblia de Bucarest. También las crónicas históricas de los humanistas moldavos del s. XVII, como G. Ureche, M. Costin o I. Neculce tuvieron una gran trascendencia para el afianzamiento de la lengua, la cultura y la conciencia nacional rumanas. Ya en el s. XVIII, en plena efervescencia nacionalista, fue publicada la primera gramática en lengua rumana (1780).
En los inicios del s. XIX destacaron los trabajos históricos y filológicos de la llamada Escuela de Transilvania, así como la producción lírica de los poetas de la familia Vacarescu. Durante este siglo la literatura rumana se vio muy influenciada por las escuelas románticas y clasicistas de Europa occidental, aunque siguió fiel a sus postulados latinistas y nacionalistas. A finales de ese siglo se inicia la llamada Edad de Oro de la literatura rumana, período que se alarga durante las primeras décadas del siglo XX, pero que queda interrumpido tras la Segunda Guerra Mundial. Sólo a partir de los años 60 los literatos toman un rumbo divergente al advenimiento del régimen comunista, lo que provoca los primeros exilios. Ya en los años 80 destacan, en la literatura crítica C. Toriu, A. Buzura o M. Sorescu.Las primeras manifestaciones artísticas halladas en territorio rumano datan del neolítico. Se han descubierto también ruinas de ciudades griegas, de poblados dacios y de la colonización romana, así como un fabuloso tesoro de la época de las invasiones bárbaras. El arte medieval se manifiesta fundamentalmente en la arquitectura y, en menor medida, en la pintura, con influencias románicas, góticas, bizantinas y, posteriormente, servias. Destacan, desde finales del s. XII, la arquitectura valaca y, en especial, la conocida arquitectura moldava (cuyo mayor auge se da entre los ss. XV y XVII), con elementos tan característicos como las curiosas cúpulas, los arcos ciegos, los rosetones de arcilla, o la vistosa ornamentación de las fachadas.En Transilvania el arte medieval tiene sus más destacados elementos en las iglesias románicas fortificadas, como la famosa catedral de Alba-Iulia, y particularmente en el desarrollo del arte bizantino, que se manifiesta en construcciones como el monasterio de Galati, las iglesias de Snagov, Tirgoviste y Arges, o diversos castillos. En cuanto a la pintura, destaca la escuela de Valaquia, que floreció en el s. XIV con una fuerte influencia bizantina. Más tarde expandió su tradición por el resto del estado rumano. Pero no fue hasta el s. XIX cuando verdaderamente se dio una unificación de las tendencias artísticas en todas las regiones rumanas, bajo una inspiración del arte occidental. Tras la Segunda Guerra Mundial la pintura rumana desarrolló, al igual que la literatura, la corriente del realismo socialista. Más recientemente ha tenido importancia la entrada de corrientes vanguardistas, influidas por tendencias internacionales. En arquitectura, cabe citar la realización de grandes complejos urbanísticos que favoreció el régimen de Ceaucescu, así como el uso de materiales prefabricados.
La música popular es muy rica y variada. Predominan en sus composiciones los modos occidentales, aunque con importantes influencias bizantinas. Los primeros cantos escritos conservados datan del s. XVII, pero hasta el s. XX no se dan colecciones importantes. El instrumento nacional es el nai, o flauta de pan. Existen otros instrumentos popularmente utilizados, como el alforn, las flautas, el pífano, una modalidad de gaita, y un instrumento parecido a la zambomba. Entre los s. XVI y XVIII la música culta rumana fue básicamente turca. En la actualidad, Rumania tiene intérpretes de reconocido prestigio internacional, fruto del impulso que el régimen socialista dio a la música en el campo educativo y divulgativo (creación de sociedades filarmónicas, de diez teatros de ópera y de diversos grupos de danza y folklore).Las primeras películas rumanas datan de 1911, aunque se trata de escasas muestras aisladas. Fue a partir de 1948, con la nacionalización de la industria cinematográfica, cuando se promocionó la producción, difusión y enseñanza de este arte, a través de la creación de tres estudios. Desde entonces se han realizado en el país alrededor de unos veinte largometrajes, algunos de ellos en coproducción con otros países como Bulgaria o la antigua R.D.A. De entre los realizadores rumanos destacan A. Blaier, M. Muresan y L. Pinticle.Ya durante la década de 1980 la precaria situación económica del país provocó la drástica reducción de los trabajos cinematográficos, además de bloquearse o prohibirse diversos filmes por causas ideológicas, algunos de los cuales han sido rescatados tras la caída de Ceaucescu. A pesar de que internacionalmente el cine rumano goza de escaso prestigio, a nivel interior la casi nula exhibición de cine extranjero durante los años de régimen socialista, le permitió monopolizar las salas de proyección.
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