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Geografía
PAÍSES
Rumania - 2ª parte
n cuanto a la población de Rumania es culturalmente bastante homogénea (89 % de rumanos), a pesar de la presencia de diversas comunidades étnicas y religiosas minoritarias, esencialmente de húngaros y alemanes. Los más de 2 millones de magiares suponen el 8 % de la población, y se concentran básicamente en las zonas montañosas del centro del país.
Los alemanes representan el 2 % de la población. Además de éstos, conviven en Rumania serbios, croatas, ucranianos, turcos, gitanos y judíos. La población ha aumentado en Rumania de forma constante desde 1914, debido principalmente al elevado número de nacimientos. Pero, a pesar del crecimiento en cifras absolutas, tanto los índices de natalidad como los de mortalidad han sufrido un progresivo descenso a lo largo del siglo.A mediados de los años 70, cuando el país alcanzó los 21 millones de habitantes, este descenso en la tasa de natalidad empezó a ser más acusado, mientras que la mortalidad se ha mantenido estable o incluso ha aumentado hasta los años más recientes. En la distribución de la población sobre el territorio no existen unos desequilibrios muy acusados, aunque la densidad poblacional es muy inferior en las zonas de montaña, y especialmente en la región de Dobrudja, que cuenta con poco más de 31 habitantes por km2. Esta situación empezó a dibujarse en Rumania tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el acelerado proceso de industrialización y la colectivización agraria se tradujeron en un crecimiento muy rápido de la tasa de urbanización. Tampoco el mapa religioso de la sociedad rumana presenta una uniformidad.
A pesar de que el régimen político de Nicolae Ceaucescu había declarado el estado ateo, la práctica religiosa siguió siendo un hecho vigente entre la población. Se calcula que un 70 % de los rumanos son de obediencia ortodoxa rumana, un 10 % ortodoxos griegos, y además se practican algunas otras confesiones minoritarias en el país, como luteranismo (10 %), islamismo, catolicismo, calvinismo y judaísmo. Un rasgo característico de la población rumana es el origen latino de su lengua y de su cultura, dado que constituye un núcleo latino en Europa oriental. Este hecho ha ido forjando entre la sociedad rumana un profundo sentimiento de nacionalismo latino, factor muy potenciado y utilizado por diversos gobernantes del país para llevar a cabo políticas de asimilación cultural y persecución de las minorías étnicas.Tanto el reparto territorial de la población, sin grandes desequilibrios, como el proceso de urbanización posterior a la Segunda Guerra Mundial, han posibilitado en Rumania un desarrollo bastante armónico de su red urbana. A excepción de Bucarest, con más de 2 300 000 habitantes, ninguna otra ciudad rumana supera los 400 000 habitantes. Sin embargo, la capital no concentra un porcentaje exagerado de la población total (menos de un 10 %). La existencia de unas diez ciudades principales y unas 20 ciudades medias configura una estructura bien proporcionada y jerarquizada, en la que estos núcleos urbanos se comunican entre sí a través de una densa red de carreteras, que no adquiere un carácter radial centralizador sobre Bucarest. La formación de este entramado urbano es reciente, paralelo a la industrialización del país después de la Segunda Guerra Mundial. La falta de tradición industrial anterior evitó una concentración territorial de la actividad económica, en cambio, la industrialización planificada por el régimen comunista favoreció una localización equilibrada, evitando la inercia de un libre desarrollo.
Otro factor fundamental en la configuración de esta óptima red de ciudades, que ejerce un efectivo contrapeso sobre la capital, es la estructuración del país en regiones históricas y naturales muy bien definidas, con sus respectivas ciudades principales. Así, la distribución de la actividad industrial se complementa en estos centros regionales con una elevada especialización funcional, ofreciendo una gran cantidad de servicios y manteniendo sus propias áreas de influencia. Los principales centros regionales son Cluj-Napoca (en Transilvania), Iasi (en Moldavia), y la ciudad portuaria de Constanta (en el Banato), además de Bucarest (Valaquia). Junto a éstas, destacan otras ciudades como Brasov (la segunda del país), Sibiu y, en menor medida, Satu Mare, Tirgu Mures y Baia Mare en Transilvania.En Moldavia cabe citar la importante ciudad de Galati, centrada entre Iasi y Bucarest. Finalmente, el peso de la capital en Valaquia es indiscutible, aunque se han desarrollado algunas otras ciudades de notable importancia, como Craiova o Pitesti. Antes de la Segunda Guerra Mundial la economía rumana era eminentemente agrícola, y el país se en contraba en un claro estado de subdesarrollo. Más del 75 % de la población trabajaba en la agricultura, y el 90 % de las exportaciones eran de productos primarios. La escasa industria se centraba en el aprovechamiento de los recursos naturales (petróleo, gas, sal, hierro, bauxita, etc.).