Si al franquear una montaña en la dirección de
una estrella, el viajero se deja absorber demasiado
por los problemas de la escalada, se arriesga a
olvidar cual es la estrella que lo guía.
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay
que poner decididamente la inteligencia al servicio
del amor.
El amor es lo único que crece cuando se reparte.
Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la
traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes
que tu verdad se hará lentamente, porque es
nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula.
Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la
hizo tan importante.
Uno es para siempre responsable de lo que
domestica.
La perfección se logra al fin, no cuando no hay
nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que
obtener.
Si busco en mis recuerdos los que me han dejado
un sabor duradero, si hago balance de las horas que
han valido la pena, siempre me encuentro con
aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.
Tener un amigo no es cosa de la que pueda
ufanarse todo el mundo.
Si quieres comprender la palabra felicidad,
tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
El fracaso fortifica a los fuertes.
Aquel que quiere viajar feliz, debe viajar
ligero.
No tengo derecho a decir o hacer nada que
disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa
no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa
de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un
crimen
El hombre se descubre cuando se mide con un
obstáculo.
Los niños han de tener mucha tolerancia con los
adultos.
Todas las personas mayores fueron al principio
niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.
La justicia es el conjunto de las normas que
perpetúan un tipo humano en una civilización.
Caminando en línea recta no puede uno llegar muy
lejos.
Para los vanidosos todos los demás hombres son
admiradores.
Cuando el misterio es demasiado impresionante,
es imposible desobedecer.