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Tierras y Culturas
MÉXICO
Precursores de la Revolución - 1ª parte
os
mexicanos comenzaron a cuestionar la apática aceptación
del país de la paz porfirista. Los críticos más antiguos
y más vociferantes fueron los
grupos radicales mexicanos, tal vez el más importante de
los cuales se llamó Regeneración. Sus miembros eran
anarquistas que adaptaron sus dogmas a la escena
mexicana. Aunque siempre fue
pequeño en número y a menudo ineficaz en la acción, este
grupo tuvo una gran influencia.
Muchas de las reformas y programas que abogó estaban
incorporadas en la constitución mexicana de 1917.
El líder del grupo de Regeneración fue Ricardo Flores Magón, que había nacido en Oaxaca de madre indígena y padre mestizo, y había sido enviado a continuar sus estudios en la Ciudad de México, donde había recurrido al activismo estudiantil idealista. Por liderar una pequeña manifestación contra la reelección de Díaz en 1892, fue encarcelado por primera vez. El movimiento del grupo tomó forma en 1900, cuando Camilo Arriaga, un acomodado ingeniero de San Luis Potosí, organizó primero un club y luego un pequeño partido para restaurar el liberalismo de Juárez. Arriaga convocó una reunión nacional de clubes liberales en 1901, y poco tiempo después la mayoría de la pequeña banda fue encarcelada, y su periódico, Regeneración, que editó Flores Magón, fue reprimido. Después de cumplir sus condenas de prisión, los jóvenes radicales huyeron hacia el norte, a Estados Unidos y Canadá, y se establecieron por un tiempo en St. Louis, Missouri, donde organizaron formalmente el Partido Liberal Mexicano. Era una orientación anarcosindicalista, dedicada al derrocamiento del gobierno mexicano y la renovación total de la sociedad mexicana.
En 1906, el grupo Regeneración publicó un programa integral en la forma de un manifiesto que tenía una difusión amplia, aunque clandestina, en México. Abogaba por una presidencia de un solo mandato, garantías de libertades civiles, rompiendo el control de la Iglesia Católica Romana, la gran expansión de la educación pública gratuita y la reforma agraria. Pidió que la ciudadanía mexicana fuera un prerrequisito para la propiedad, y que la tierra no utilizada se distribuyera entre los sin tierra. El manifiesto proponía la confiscación de la riqueza que Díaz y los científicos habían adquirido ilegalmente, la abolición del trabajo infantil, salarios mínimos garantizados y mejores condiciones para los trabajadores. En un tono más discreto, criticaba el capitalismo como un sistema de explotación. El grupo Regeneración trazó sus principales líneas de pensamiento a partir de Mikhail Bakunin, un escritor revolucionario ruso que creía que el poder de cualquier institución, incluido el gobierno, que ejercía el control sobre los individuos debería reducirse.
Muchos de los cargos de la Regeneración y otros grupos similares se confirmaron cuando las tropas de Díaz, de manera sangrienta, disolvieron huelgas en la región textil de Veracruz y en las regiones mineras de cobre del estado noroccidental de Sonora. Varios de estos ataques habían sido fomentados por los organizadores de Regeneración al mismo tiempo que los fanáticos de los Estados Unidos exponían los males del gobierno corrupto, las grandes empresas y otros aspectos de la vida en los Estados Unidos y en el extranjero. Posiblemente para refutar sus informes desfavorables, Díaz concedió una entrevista en 1908 a un periodista estadounidense, James Creelman, que se convirtió en un hito en la historia prerrevolucionaria. Díaz dijo con mucho cuidado y claridad que en su opinión había llegado el momento de que México avanzara hacia la democracia, que acogería con beneplácito a un partido de la oposición, que estaría muy contento de sostener y guiar a la oposición, y que para inaugurar un gobierno democrático en México se olvidaría de sí mismo. Esto cayó como una bomba en México, donde la mayoría de los lectores no se dieron cuenta que no había especificado el momento de cuándo se llevaría a cabo. Se creía ampliamente que esto implicaba que él no se presentaría a la presidencia en 1910. Los periódicos y editores independientes mexicanos no solo reimprimieron la entrevista sino que también comenzaron a especular abiertamente sobre las próximas elecciones.
Dos principales grupos de oposición pronto surgieron. Uno respaldaba al general Bernardo Reyes como candidato a la vicepresidencia por el candidato escogido por Díaz. Reyes se opuso abiertamente a las teorías y prácticas científicas y, como gobernador del progresivo estado norteño de Nuevo León, no solo había estimulado el impulso de la modernización, sino que también había iniciado una serie de reformas de gran alcance, incluida una ley de compensación a los trabajadores.
Francisco Madero en 1910
El otro partido de oposición, los antirreeleccionistas, había sido creado en gran parte por los esfuerzos de Francisco Madero, entonces un desconocido político, cuyos esfuerzos lo elevarían posteriormente al lugar más alto en el panteón revolucionario como el "Apóstol de la Democracia". Nacido en una de las familias más ricas de México, cuyas empresas agrícolas se extendieron por gran parte del norte de México, Madero se educó en los Estados Unidos y Francia. Por derecho propio, se convirtió en un emprendedor iluminado y amasó una considerable fortuna personal.
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