Fuente: www.elpais.es
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El Departamento de Estado de EE UU ha alertado de una nueva generación de timos en Internet. Las autoridades han recibido 3.000 denuncias en un año de víctimas de estas nuevas estafas, tan sofisticadas, que los investigadores califican a sus creadores de artistas del timo: conocen a sus víctimas en páginas de citas, empleo o subastas, utilizan identidades falsas, emplean meses en ganarse su confianza y, aunque nunca hablan ni se conocen, terminan haciéndolo. Y es que ya no sólo prometen dinero fácil, sino también un trabajo más apasionante e, incluso, el amor.
“Por favor, ayúdenla. Nigeria no es lugar para un americano, especialmente una mujer sin amigos, ni familia ni dinero”. Es la petición desesperada de la víctima de un elaboradísimo timo on line. El internauta pedía ayuda a las autoridades estadounidenses en Lagos (Nigeria) porque pensaba que su prometida estaba sola y sin dinero en un país extraño. Pero su prometida es, en realidad, un cibertimador. Son ya miles las personas que han caído en las redes de estos nuevos estafadores, según un estudio que acaba de publicar el Departamento de Estado de EE UU y que se titula Estafas financieras internacionales. Al menos 3.000 víctimas han denunciado haber sido timadas en un solo año a las autoridades estadounidenses de Lagos, Moscú, Londres y Accra (Ghana). Y aunque los timos son tan viejos como Internet, están sofisticándose a gran velocidad y ya no explotan únicamente la avaricia, sino también sentimientos como el amor o la simpatía.
Los investigadores han identificado cinco tipos de estafa, aunque todas tienen algo en común: “La persona elegida termina creyendo que puede obtener algo de un gran valor (una recompensa financiera o una relación romántica) a cambio de un pequeño desembolso”. En todos los timos, el estafador y su víctima se conocen únicamente a través de Internet, y el primero siempre sufre una increíble mala suerte: ha sido atracado, arrestado u hospitalizado, y, además, no tiene familia ni amigos a los que acudir.
Estas estafas, además, suceden habitualmente en Nigeria. Y es que en este país los timos son tan frecuentes que tienen, de hecho, un nombre: fraude 419 (por el artículo de la ley nigeriana que los describe). Éstos son los cinco tipos de timo que ha identificado el Departamento de Estado.
Un hombre y una mujer se conocen en una web de citas por Internet. En el 80% de los casos, el timador juega el papel de ella, y además se convierte en una mujer espectacularmente atractiva, hasta el punto de que las fotos pertenecen a modelos profesionales (“¿ésta eres tú? ¡Soy el hombre más afortunado del mundo!”, dice una de las víctimas). Después de semanas de cortejo, la pareja queda en verse. Sin embargo, poco antes de la cita, ella se ve obligada a viajar a Nigeria por motivos de trabajo. Al llegar sufre un atraco, le roban el dinero y el pasaporte, y resulta herida. Ingresa en un hospital privado, pero no puede pagar la factura. Tampoco puede costearse el hotel. La Embajada de Estados Unidos le exige demasiados papeles o se niega a ayudarla. Sola y desvalida en un país extraño, ella se desahoga con su novio, aunque, en principio, sólo le pide apoyo sentimental: “¿De verdad quieres que te lo cuente? No creo que puedas ayudarme”, dice, con astucia, un estafador en uno de los mensajes. El novio no sólo le da apoyo moral, sino que le ofrece ayuda financiera. A partir de aquí, ella empieza a pedir: 500 dólares para la factura del hotel, otros tantos para el hospital, más de mil para el billete de vuelta, otros mil para un supuesto impuesto nigeriano por salir del país sin pasaporte… Cuanto más paga él, más promete ella, incluido el matrimonio. Y si él empieza a sospechar, ella recurre al envío de supuestas pruebas (como un pasaporte escaneado) o al chantaje sentimental: “Si no me crees tendré que decirte adiós”. “Yo necesito amor de verdad. Si quieres casarte conmigo, envía el dinero”.
Los internautas sólo descubren que han sido estafados cuando, desesperados después de pagar y no saber nada de su pareja, se ponen en contacto con las autoridades. “Estoy preocupado por mi prometida. No sé nada de ella, y quiero saber si está bien. Sólo quiero que la dejen salir del país y pueda volver a Estados Unidos conmigo. Ayúdenme en esta situación terrible”, escribe uno de ellos.
Es uno de los timos más antiguos de Internet, aunque se ha sofisticado. Un abogado contacta con el ciudadano para informarle de que ha heredado una sustanciosa fortuna (cercana al millón de dólares) de un pariente muy lejano, el señor X, que ha muerto fuera de su país de origen (habitualmente, y de nuevo, en Nigeria) en un aparatoso accidente. El heredero tiene que pagar 200 dólares para que el dinero le sea transferido, y entre 500 y 1.000 para la factura del letrado. Si la víctima recela, el abogado asegura que no le importa si el fallecido es su pariente o no; sólo quiere entregar el dinero y cobrar su minuta. Aparentemente, a las víctimas les parece una actitud lógica en un abogado. Lo más curioso del caso es que cuando el timador menciona la historia del señor X, las víctimas dicen recordar haber leído sobre el caso. “El poder de sugestión”, menciona el informe.
El director de personal de una empresa en Nigeria busca trabajadores para un empleo muy bien pagado: unos 150.000 dólares (alrededor de 115.000 euros) por seis meses de trabajo. Desafortunadamente, esta importante compañía no tiene dinero para cubrir los gastos de visados, permisos y tasas de inmigración, así que el trabajador debe pagar 1.800 dólares. Éste es uno de los fraudes 419 más antiguos, pero los timadores ya no se limitan a mandar correos electrónicos no solicitados (spams), sino que eligen a su víctima entre las que buscan empleo en los portales de Internet y cambian la oferta (compañía petrolera, turística…) según el perfil del trabajador.
A diferencia de la mayor parte de los timos nigerianos, el reclamo de éste no es el dinero fácil, sino la empatía: el timador consigue que la víctima se ponga en su lugar. El estafador compra un objeto en una subasta on line a través de una orden de pago internacional, pero paga por él mucho más de lo que el vendedor pedía originalmente. El comprador explica entonces a su vendedor que se ha equivocado y reclama la devolución del dinero. La víctima asegura entonces que entiende perfectamente el problema y devuelve la cantidad. Semanas después, el banco le informa de que la orden de pago no es válida, así que el vendedor se queda sin su producto y sin el dinero de la devolución.
Es el timo nigeriano más conocido, y también el más simple, porque no está personalizado (suele llegar en forma de correo spam) y porque apela a la pura avaricia. Un funcionario corrupto pide ayuda por Internet para lavar dinero sucio (unos 25 millones de dólares) y ofrece entre el 10% y el 50% de esa cantidad a quien le ayude. Como él no puede dejar ningún rastro, pide al internauta que pague a los bancos y a los abogados para que realicen los trámites necesarios. Y, de hecho, sigue reclamándole pagos diversos hasta que la víctima se percata de que se trata de un engaño. A pesar de ser un timo muy simple y fácilmente detectable (las cartas están escritas en un inglés muy pobre), es uno de los más efectivos: el Departamento de Estado asegura que algunas víctimas han llegado a perder decenas de miles de dólares.
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