A raíz de ciertas diferencias con el tratamiento del servicio postal universal -a veces más de seis semanas sin recibir correo- estuvimos elaborando durante varios años estadísticas con información pormenorizada que proporciona abundante información sobre la realidad del correo en nuestros días y el futuro de la filatelia, al menos en sello usado, que cada vez se ve más negro.
España, a pesar de lo que quieren vendernos los prebostes postales del Parque de las Naciones, no suele salir bien parada y Bruselas suele sancionar a nuestro correo con relativa frecuencia. No importa: pagamos todos y, de paso, el encargado de la materia postal tiene trabajo asegurado a costa de los quijotes ibéricos.
Uno de esos males endémicos, era la falta de distribución del correo (de acuerdo con la ley actual, se debe repartir la correspondencia al menos cinco veces por semana) y la constante pérdida de los envíos. Para los certificados dispones de un tiempo para reclamarlos pero ¡Ay!, generalmente, te aplican un “silencio administrativo” que clama al cielo. Ante semejante situación, no es de extrañar el incremento del uso de empresas privadas para transporte urgente.
Ante tales actuaciones acabé llevando las quijotescas respuestas del responsable de atención al cliente, que se sacudía las “pulgas” con coletillas dignas del Dr. Thebussem. Pacientemente, casi una década fue necesaria para hacer valer los derechos del usuario, recopilando los escritos, se formó un “dossier” que ocupó casi mil hojas desde que se inició la primera reclamación. Correos, estoicamente, ni se inmutaba. Puesta la correspondiente reclamación ante el Defensor del Pueblo [otro fiasco] se limitó a remitirnos un escrito que reproducía lo que Correos decía sin más, o sea: ni se molestaron en tratar de averiguar qué estaba pasando.
El sistema continuaba toreando al usuario [perdón: ahora nos llaman clientes]. Entonces el dossier al Ministerio de Fomento que, evidentemente, en sucesivos escritos y réplicas, trataba de evitar lo inevitable: abonar las indemnizaciones que no eran imputables al usuario, que una vez entrega los envíos al correo carece de poder sobre el certificado que entra en la red postal y debe entregarse al destinatario o devolverse a origen tal y cómo está recogido en el Reglamento de la UPU.
El 11 de marzo 2009, el responsable de la Oficina de Reparto de la ciudad [según salió en la prensa local] a las 7 de la mañana, era sustituido de su cargo como jefe y trasladado a Reus [otros afirman está en suspenso, la realidad es que todo está en el Juzgado]. Dicen, las malas lenguas, que se esfumaron varios miles de euros y otros asuntos relacionados con el constitucional respeto a la inviolabilidad de la correspondencia. Fue casi una década negando la realidad que, tozuda, acaba por salir a flote.
Por supuesto, los problemas no se han solucionados y, al menos media docena de envíos procedentes del extranjero han llegado hasta la oficina de destino y, cual Houdini, se han volatizado. ¡Veremos que nos dice el responsable de atención al cliente, aunque intentarán escaquearse para evitar asumir las responsabilidades contractuales! Ahora nos informamos con nuestros corresponsales electrónicamente y escaneamos las cubiertas de los envíos antes de confiarlos al correo. En muchas ocasiones esos envíos, filatélicamente hablando, son joyas de la filatelia que enorgullecen a los coleccionistas, pero no siempre llegan intactas ya que los desaprensivos [a veces] les arrancan los sellos, destrozan la pieza y las estampillas sustraídas no sirven para nada, ya que han perdido [en la mayoría de casos] papel o han quedado dañadas.
Veamos el tráfico postal que se desprende de la pormenorizada estadística del 2009 y 2010:
DIAS DE REPARTO DURANTE EL 2010
MES | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | TOTAL |
DÍAS DE REPARTO REAL | 15 | 14 | 15 | 17 | 17 | 12 | 21 | 18 | 20 | 15 | 20 | 19 | 203 |
Durante el trimestre estival (negrita en la tabla), en contra de cualquier lógica y actuación legal, estuve sometido a una somera pesquisa por orden, dicen, del Responsable de la Auditoría de la Regional de Cataluña con cabecera en la zona de Barcelona [me encontraba de vacaciones y recibí un “soplo” cuando retiraba el correo en Saint Pierre]. Al parecer la orden dada era la de realizar un pormenorizado y exhaustivo control de toda la correspondencia, tomando direcciones, origen de los envíos, remitentes, etc. En definitiva amedrentando al destinatario para tratar de ocultar una tozuda realidad que no cuadra con la realidad y tratar de salvar los “muebles” ante el Ministerio de Fomento, el mismo, el del caos aeroportuario que explota en diciembre pasado. No se sabe por qué ni por quién [no he logrado recibir información fidedigna de quién fue el “sujeto” que se encargó de violar la mismísima CONSTITUCIÓN y de paso los principios básicos de las comunicaciones en general [aunque sabemos que actualmente hay cierta cantidad de elementos que rigen los destinos de la piel de toro que son capaces de cualquier cosa y luego reclama].
Nadie, absolutamente nadie, puede retener, interceptar, documentar pieza alguna que se haya confiado al correo si no consta una orden judicial al respecto. ¡Aquí somos así de chulos: hacemos lo que nos da la gana y conculcamos los principios constitucionales porque nos rota! Estamos a la espera de una respuesta que nos indiquen en qué principios se apoyan para realizar ese estricto control que, al menos, podemos decir sirvió para algo: casi se hizo el reparto el 100% de los días posibles correspondientes a los meses de julio/agosto/septiembre. Aunque estaba de vacaciones, la persona responsable recogía el buzón y aplicaba el fechador a la correspondencia.
Veamos ahora el cuadro general de los envíos recibidos y la comparativa respecto al año precedente, se observa una ligera mejora en la asiduidad del reparto, en las fechas reales de las comparativas de las respectivas julianas que se colocan automáticamente por las máquinas clasificadoras [aunque un 20% de la correspondencia carece de los signos que nos permiten adivinar la trazabilidad] todavía tenemos un 10-15% de correspondencia que demora mucho más de los legalmente estipulado, algunas de esas misivas superan con creces los tiempos prescritos por la UPU, a veces se tiran varios meses no se sabe dónde [antes las misivas llevaban el matasellos al dorso para documentar cualquier incidencia y, en cierta medida, salvar la cara del operador postal en el tramo final, véase la pieza 5 de Papúa que ha padecido ese retraso] ahora la Oficina Postal de Valls se niega a aplicar la correspondencia certificada al ser retirada de la oficina, algunos ya han padecido la triste “guillotina” de las oficinas de impuestos que les han recargado los recibos a pesar de recibirlos con retraso por negligencias postales.
TIPOLOGÍA | 2009 | 2010 |
Correspondencia recibida | 1.386 | 1515 |
Correspondencia franqueada con sellos | 233 | 238 |
Correspondencia certificada | 98 | 62 |
Correspondencia certificada enviada | 223 | 17 |
Días que se realizó reparto domiciliario | 190 | 203 |
Días reales que debería haberse repartido el correo | 255 | 255 |
Días que no hubo reparto a pesar de lo que dice la ley postal | 65 | 52 |
Días no laborables (sábados, domingos y otras posibles fiestas) | 110 | 110 |
Números de carácter frío, nos dicen claramente que el promedio diario de correspondencia recibida era de siete envíos, difícilmente podemos considerar que haya casi dos meses acumulados sin reparto, o lo que es igual: el correo se ha repartido tres o cuatro veces por semana [las julianas acumuladas demuestran esa terrible realidad], por lo que se ha producido retención de correspondencia de manera arbitraria. Entraríamos de lleno en la contradicción de lo que marca la ley y el reglamento UPU, el correo es una contraprestación, tras el abono de las tasas correspondientes que se multiplicaron de manera exponencial desde que se implantó el euro, lo que nos da otra paradoja, a pesar de los ingentes recursos que se destinan, el resultado final continúa siendo nefasto puesto que falla uno de los pilares: el que representa el final de la cadena, el que mantiene el contacto directo con el público. Matemáticamente es imposible se dieran días con 0 envíos para repartir.
La correspondencia con sellos es menos del 20% (estamos hablando de un aficionado a la filatelia, por lo tanto, que no se conforma con el clásico cuño de “franqueo pagado en oficina” y que franquea y recibe su correspondencia con sellos; de ese porcentaje más del 10% de los envíos son cartas franqueadas filatélicamente para obtener marcofilia conmemorativa para temas centrados en el mundo de la radio o Hispánica, por ejemplo). Uno de cada diez envíos estaría siendo franqueado, mientras que año tras año nuestro correo aumenta el número de sellos y el valor facial sin que éstos estén a la venta en el correo o la venta sea muy restrictiva y cuando lo pide expresamente el usuario. Por mucho que ahora financien muestras filatélicas, resulta que ya no tenemos coleccionistas: lo mismito que pasó en los Estados Unidos donde cada año se destinan varios millones de dólares a tratar de fomentar el coleccionismo entre los escolares, pero si las cartas viajan sin sellos ya me dirán cómo fomentamos esa afición, los futuros coleccionistas se forman precisamente en la edad escolar cuando el niño tiene esa pasión innata por guardar “cromos” y los sellos, en ese momento, lo son para él, pero necesita verlos en las cartas que llegan a casa y que son las que le despertarán esa pasión por el papel dentado.
Un porcentaje significativo (20%) de los envíos llega sin marca postal (ni matasellos ni indexado) con lo que nunca se sabe qué vía siguió hasta llegar al buzón de destino. En muchos casos la juliana del centro de tratamiento postal automatizado de Madrid difiere –a veces más de cinco días- respecto a la entrega al destinatario que, teóricamente ha de realizarse en 24 horas. Sin marcas del paso por Correos, supongo [deben pensar los prebostes postales] “salvan la cara” y repartimos cuando nos parece bien, no lo que marca la ley.
Algunas misivas llegan muy retrasadas de acuerdo a lo teóricamente deseable desde que se cancelan hasta que aparece en casa del destinatario. ¿Dónde está el “cuco” que provoca el “desajuste”? ¿Era el cesado o el que hace años se jubiló para evitar la investigación? ¿Por qué cuando hay incidencias no se le aplican a los pliegos correspondientes el cuño que certifica tal acontecimiento? ¿Por qué la correspondencia filatélica tiene que padecer la pandemia de unos empleados indeseables? ¡Fácil: los sellos exóticos llaman la atención y de ahí a su pérdida! ¿No es robo y falta de celo en la prestación del servicio?
En definitiva el mismo correo nos está diciendo que no tenemos derecho a emplear nuestro tiempo en lo que nos cultiva y nos forma porque el exotismo llama la atención y si llamamos la atención estamos provocando al “granuja” de turno que aprovechará el momento. Ergo: nosotros somos los responsables y no CORREOS, como el responsable de atención al cliente quiere hacer creer al usuario, al Defensor del Pueblo y al mismísimo Ministerio de Fomento.
Y ahora algunas piezas que ilustran el constante deterioro del servicio, no sólo en España.
1 | Correspondencia depositada en Moscú con sólo tres días de diferencia. La primera misiva llega en 7 días, la segunda tarda 35 días. ¿No quedamos que hay reparto diario y que se emplea la vía más rápida para el curso de la correspondencia? ¿Dónde la retuvieron? ¿Por qué la retuvieron? ¿Qué persiguen al retener la correspondencia, imaginamos de forma arbitraria y sin justificación? |
2 | Correspondencia debidamente confiada y franqueada en el correo belga que la matasella en Malinas el 10.11.2010, pieza con franqueo de 6 € [MIL PELAS DE LAS ANTIGUAS, antes de la entrada del Euro ese mismo sobre apenas costaba 200 pesetas]. Curiosamente, pasa a un operador privado en Madrid y convierte la misiva prioritaria [que es lo que abonó el remitente] en una pieza de segunda categoría o ECONÓMICA. Llega a casa el 23.11.2010. Ha invertido 13 días, más que cuando el correo era transportado en diligencia en el siglo XVIII. ¡Vamos progresando! |
3 | El colmo de los colmos. Mientras la oficina de Valls devuelve el correo que llega sin la dirección correcta, el adivino de turno, ante un sobre que llega sin dirección escribe mi nombre y la calle ¡¿Cómo sabe que ese sobre es para mí?! Y me deja el aviso para que sea retirado en la oficina de Valls, paso el 04.06.2010 y me marcan “tan peculiar pieza” con el matasellos de Valls.Al regreso de mi periplo austral, a finales de septiembre-octubre se niegan a estampar dicho matasellos en los envíos, tratan de que no quede rastro, eliminan toda posible trazabilidad y en caso de conflicto “se lavan las manos”. La Señorita encargada de la entrega dice textualmente que, por orden del nuevo Jefe [el anterior se jubiló] “no debe aplicar el matasellos nada más que a las cartas de HACIENDA, o sea: el organismo público que se encarga de vaciarnos los bolsillos tiene el privilegio del matasellado de sus envíos [la Ley postal que afecta a la totalidad de los usuarios indica que nadie puede ser discriminado en el acceso y uso de los servicios postales universales]. Estamos ante una evidente discriminación del resto de los mortales que deben recibir igualdad de trato por parte de la empresa responsable del servicio postal universal. La LEY, además, dice que la fecha del matasellos de correos dará fe en cualquier contencioso, pero los prebostes postales han decidido cargarse la ley. De esa manera, en caso de conflicto legal [pago de impuestos, recibos, multas, citaciones, concursos, etc.], no tienes nada más derecho que el pataleo y, por supuesto, si quieres que ellos te hagan una certificación de entrega, según la misma señorita, debes abonar una tasa que no sabía a ciencia cierta cuál era su importe “pero le parecía era de unos 10€”. O sea que después de prestar un mal servicio te quieren volver a estafar. ¡Vamos mejorando! Por supuesto ha sido informado el responsable de Atención al Cliente en Madrid que, desde diciembre, hace mutis por el foro. |
4 | Marcofilia italiana de una muestra dedicada a nuestro genial pintor Francisco Zurbarán, se cancelan las tres piezas el mismo día, una de ellas llega el 10.09.2010 [13 días, más o menos correcto] y las otras dos [que había dado por perdidas] aparecen a finales del mes siguiente con un matasellos del Centro de Clasificación Postal Automatizada de Bolonia aplicado el 21.10.10, por lo que llega retrasada a España y en ese recorrido hasta destino emplea 17 días, seguimos repartiendo el correo con diligencias del XVIII. |
5 | Pieza de Papúa, impresión de la etiqueta de dirección de manera parcial en la parte izquierda y va a parar a Cowell [quizá por la similitud de Valls que parece está poco legible, aunque el código E es sobradamente conocido para España pues se usa desde hace casi treinta años]. El correo australiano, tal y como dice el REGLAMENTO DE LA UPU procede a tachar los indexados que han hecho que la pieza viaje hasta el Sur de Australia [al dorso va el matasellos 02.11.10 de la citada oficina], resalta con rotulador SPAIN E-43800, la pieza pasa de nuevo por la máquina canceladota informatizada y aplica un código lineal –sobre el matasellos de Port Moresby que indica la partida de la capital del país el 14 de octubre-. La pieza llega a su destino sin más problemas el 11 de noviembre, apenas 9 días después de padecer esa incidencia que ha quedado documentada gracias al perfecto cumplimiento del reglamento de uso y reparación internacional de una incidencia. ¡Chapeau! |
6 | Otra pieza “misteriosamente volatizada” y viajera, había salido unos días antes de Port Moresby, perfectamente dirigida, pasa el indexado 356, día 20.12.2010 en Madrid. Tarda 82 días [salida el 08.10.2010, llega el 30.12.2010. Seguimos con las preguntas ¿por qué ese injustificado retraso en el tratamiento postal entre origen y destino? ¡Ah, bueno! Ahora ya no se envía el correo de manera inmediata, se almacena en container y cuando hay carga o un precio rebajado se envía a destino. Doble estafa si ello es cierto, pues el usuario paga por un servicio de correo de primera, no por el que antiguamente se denominaba correo marítimo y si no recuerdo mal apenas costaba el importe del servicio interno. |
7 | Otra incógnita. Pieza sin más trazabilidad que el indexado de Barcelona, apenas 100 kilómetros del destino de la misiva. Tiempo de entrega desde que se deposita en el correo el 15.12.2010 [el indexado indica el paso por el Centro de Clasificación Postal de San Cugat de Vallés con la juliana 352 que corresponde al 17.12.2010 y llega al destinatario el 04.01.2011 [19 días Barcelona-Valls ¿también estaba afectada por los controladores aéreos?] En el XIX, con trenes de carbón, ese trayecto se hacía en 24 horas como atestiguan numerosas piezas postales que ya ofrecí al Correo en Madrid como testimonio de un pasado más rápido sin estar “tan informados, informatizados y mucho menos globalizados”. Pero no importa, dicen que tenemos mejor servicio; sólo son algunas de las piezas recibidas recientemente.En conclusión, de acuerdo con el control, el promedio de correspondencia que sufre inexplicables percances en su transporte, tránsito o entrega, está en torno al 10/15%; un volumen considerablemente alto si tenemos en cuenta la milonga que nos contaron cuando comenzaron a subir las tarifas. Las subimos, se justificaban, porque somos más efectivos. Una verdad a medias. Sobre los envíos abiertos, sellos arrancados, pérdidas impensables, de eso hablaremos en cualquier otro momento. |
Ya lo sabe, que no le vengan con “milongas” cuando quieran venderle la moto del retraso injustificable. Si hay indexado -en mi caso un 20% de los envíos recibidos en 2009-10 carecía de él- puede desmontar fácilmente la absurda explicación del empleado de turno. En caso de reclamación documente al máximo sus quejas ante Correos que sólo necesita el resguardo del envío, pero sea estricto en las fechas, un día de retraso respecto a la fecha marcada legalmente por los reglamentos y, con toda la razón del mundo, ya no darán curso a la misma. Por pura lógica, no se conforme cuando el departamento de atención al cliente [que parece está para “sacudirse las pulgas”] trate de evitar la propia responsabilidad del servicio postal.
Si un envío no llegó ni se devolvió, hay que recibir una mínima compensación económica [en muchos casos el usuario descubrirá que a veces no llega a cubrir el coste del franqueo del envío, por lo que el enfado puede ser mayúsculo o que a veces no se hacen responsables del “expolio” sufrido por el envío; en fin hay casuísticas para todos los gustos].
Tome su tiempo y redacte, argumentando, su queja que deberá dirigirla al Defensor del Pueblo [seguramente tampoco le hará caso, suele limitarse a reproducir casi de forma idéntica, la versión dada por el responsable de atención al cliente, la supuesta “investigación” se acaba con unos escritos dignos de las historias de Groucho Marx cuando explicaba aquello de la parte contratante de la primera parte]. Entonces todavía le queda elevar su queja al Ministerio de Fomento que, obviamente, tratará de darle carpetazo.
Si todavía le queda paciencia, acuda directamente al comisario europeo para asuntos de correos en Bruselas, encantado de tramitar las quejas de los usuarios españoles y de sancionar, una vez más, al correo o empresa postal que haya incumplido alguno de los preceptos que rigen las comunicaciones postales de nuestro tiempo, aunque tendrá que armarse de paciencia pues en todos los estamentos tratarán que [el reclamante] tire la toalla. De las Juntas de Consumo que se han montado las autonomías ya hablaremos en otro momento, pero no resultan ser mediadores efectivos y, suelen replegarse, a la más mínima, a la versión “oficial” por injustificable que sea ¿intervendrá aquí el hecho de que todos son del mismo palo, políticamente hablando y entre lobos nadie se muerde?
Uno llega a pensar que tenemos un sistema donde se fomenta el pasotismo más descarado en lugar de aplaudir a los ciudadanos que les presentan las quejas y, por lo tanto, les facilitan el camino para solucionar algunos desajustes como el que teníamos aquí. Si hubieran hecho los deberes se habrían ahorrado una década de problemas con los usuarios y el descrédito que comporta cuando toda la población se entera de un cese “poco honroso” aunque hoy esté bien visto eso de “meter la mano” y después de unos años en una confortable “chirona” vuelvas a la normalidad como nos han dado a conocer, hasta la saciedad, los medios de comunicación con el final de la pena del honorable ex director general de la Guardia Civil.
Podemos suponer que este típico comportamiento del sistema es una de las formas que tienen para ocultar la cruda realidad y hacer bajar las estadísticas, descafeinarlas y que las calificaciones ISO se conviertan en un simple cromo que adorna las oficinas pero de dudosa rigurosidad. Entraríamos de lleno en la popular máxima “el que paga manda”; no se entiende que en los vestíbulos del correo se cuelgue el citado cartel de calidad cuando los usuarios habituales del servicio saben que lo certificado por la compañía auditora (que se embolsa sus buenos euros por el informe) no es real a poco que se siga de cerca el proceso de transmisión y entrega de los envíos. Bastaría divulgar los estudios de calidad de empresas y panelistas -algunas piezas viajan con un microchip no detectable por el común del personal pues va colocado de manera similar a algunos títulos de transporte que son de plástico y el “chip” no es visible al ojo humano aunque sí lo lee la máquina correspondiente- que dispone del decodificador correspondiente y, llegado el caso, detecta donde está el envío y si va en tiempo real o retrasado.
Las comunicaciones de nuestro tiempo avanzan una barbaridad y algunos “curritos” del correo español pretenden insultarnos con sus insolencias. Cada semana descargo electrónicamente el lector en la web de la empresa que recoge los datos, la semana que no lo he descargado, a primera hora del lunes ya tengo en el correo electrónico el aviso de la falta de información correspondiente a esa semana. Parafraseando al apóstol de la emancipación norteamericana:
“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo; se puede engañar parte del tiempo a parte del pueblo; pero no se puede engañar a todo el pueblo, todo el tiempo”.
Aunque parece que aquí [y ahora], hemos olvidado nuestro pasado inmediato y nos estemos cargando, de golpe, lo que tanto trabajo costó montar por obra y gracia de los “cucos” de turno parapetados en suntuosos despachos y disfrutando de unas prebendas que ya les gustaría al común de los mortales. Parece que no interesa que la cosa funcione y por eso vamos colocando a los más ineptos para que no molesten a los que están en el sillón más inmediato. ¡Así nos va!
JUAN FRANCO CRESPO
lacandon999@yahoo.es