Un facial de 200 Ft., honra los tres siglos de historia de esta institución educativa inspirada por el español San José de Calasanz [En España era el patrón del profesorado, aunque, la gran mayoría de los españole, ya no lo sepa, seguramente algo tendrá que ver el haber eliminado del calendario escolar el día del maestro ¿o fue una simple estrategia de los políticos que, en su momento, hicieron creer que eran profesores, aunque mal pagados como maestros?] Se trata de un bello sello reproduciendo el conjunto escultórico que realizaron en 1916 los maestros Béla Radnai y Sándor Galbai, la obra está centrada en el legado del santo español rodeado por sus alumnos. Fue diseñado por Nóra Horváth, impreso a cuatro colores, hojas de 50 ejemplares y 200.000 sellos de tirada, inició su validez postal el 15 de noviembre de 2017.
La Escuela Pía budapestina inició su actividad formativa en la ciudad del Danubio hace más de 300 años; inicialmente con la escuela secundaria. Recordemos que San José inició su obra en Roma en 1597 y sus alumnos eran las clases más desfavorecidas, los hijos de los pobres. Su lema es Pietas et litterae [Piedad y conocimiento] que encierra la esencia y la espiritualidad de la orden utilizando la pedagogía y la educación basada en principios y valores cristianos [que, aunque perseguidos, permanecieron en la sociedad húngara; esa era una de mis grandes sorpresas cuando llegué al país, en 1976, con un visado especial que entonces llevaban los pasaportes españoles para poder ir a un país comunista –hasta entonces estaba prácticamente prohibido viajar a ellos a la mayoría de los mortales- y cuyos nombres quedaban recogidos en la leyenda de una de las páginas del mismo].
Desde el XVII las Escuelas Pías han sido de vital importancia en la sociedad húngara y este prestigio lo ganaron a pulso desde que iniciaron su andadura en Pest el 30 de octubre de 1717. Han pasado 300 años de historia con desarrollo, florecimiento, supresión y renovación pero, a pesar de los peores momentos que padeció la institución, especialmente con la era comunista, prácticamente siempre permanecieron abiertas sus puertas a pesar de la intolerancia del régimen marxista [en el 2018 se está celebrando el Bicentenario del gran ideólogo Karl Marx].
El actual Palacio Piarista (que aparece en el sobre de primer día) fue construido entre 1913-1917, acogía la escuela, el monasterio, el provincialato y la casa de estudiantes. El totalitarismo llegaría con ímpetu y en 1953 la orden se vio obligada a semi-abandonarlo, sólo lo recuperarían casi medio siglo después, concretamente en el 2002. Hoy es el Sapientia College de Teología Religiosa, ocupa la mitad del edificio; desde el 2011 la escuela secundaria volvió a sus aposentos y lo mismo ocurrió con la comunidad monacal que lo regenta. El Palacio Piarista o las Escuelas Pías, como gusten, fue obra del arquitecto Dezsö Hütl.
Finalizamos con la localización geográfica de este soberbio edificio que se localiza en la calle Váci, la arteria que divide la capital de norte a sur, recibe ese nombre porque antiguamente era el camino que conducía a Vác. Hoy lo más interesante lo encontramos al final donde están las tiendas de moda, los cafés y los bares más actuales de Hungría. En Váci también hay otros edificios que mantienen su encanto y que parecen no haber cambiado desde que fueron levantados [pero la capital fue duramente castigada por los bombardeos de los aliados durante la II Guerra Mundial] pero sufrieron una prodigiosa y fiel reconstrucción tras el final del conflicto bélico. Sobresale una preciosa fuente dedicada al dios Mercurio [Hermesz-Kút], en el número 11 tenemos el Palacio Thonet, una obra de Ödön Ladzner que deleitará, seguramente, a los estudiantes de arquitectura, se levantó entre 1888 y 1890 en estilo modernista húngaro.
Lamentablemente, lo que otrora fuera una impresionante joya del art nouveau húngaro, hoy eso pasó a la historia porque lo que queda, dicen los historiadores, no permite hacerse una idea de lo que realmente fue esta arteria capitalina que sufrió una modernización durante el período comunista (es el eufemismo que se emplea para evitar decir que simplemente se derribó y no quedó huella del pasado, aunque eso es algo que cuesta creer al visitante por la belleza y el fuste de la calle). La Cámara Consistorial está en el 62 y 64; en la parte sur nos encontramos con el bullicioso Mercado Central, pero si no tiene tiempo, disfrute de un paseo fluvial que le dará otra perspectiva de la siempre hermosa y cautivante capital húngara.
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JUAN FRANCO CRESPO
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