Frecuentemente nos llegan informaciones sobre sellos que hacen directa referencia al mundo del imaginario infantil. Hoy traemos un ejemplar que el correo checo dedicó a uno de los más grandes marionetistas de todos los tiempos con la emisión que anualmente dedica a los niños, comenzó a circular el pasado 27 de mayo de 2009.
Consta de un valor de 10 coronas realizado por Hana Čápová y grabado por Milos Ondráček, tamaño 23×30 mm, impreso en fotograbado en hojas de 30 sellos y minipliegos de 8+2 viñetas sin valor postal. El sello muestra a dos de sus más famosas figuras: Spejbl y Hurvínek (padre e hijo) que muestran, de manera acerada, las diferencias generacionales; para el sobre de primer día se utilizaron otros tres de los protagonistas representantes del teatro homónimo: la tía Manička y el perro Zeryk (Jerry, creado en 1930). Excepto el can, todos los personajes aparecen reflejados en las viñetas del minipliego.
Los personajes filatelizados (Spejbl y Hurvínek) sin duda son los más famosos entre todas las marionetas checas; fueron creados por el Profesor Josep Skupa (1892-1957). La figura de Spejbl la realizó en madera el escultor Karel Nosek en 1920 y, junto con Kaspared, fue para varias generaciones de infantes de la cervecera ciudad de Pilsen, una de las más populares. Hurvínek entró en escena en 1926 de la mano de Gustav Nosek (sobrino de Karel Nosek). En 1930 se incorporó, junto al perro, la popular tía Manička (Marujita, inseparable amiguita de Hurvínek) y su «abuelita».
El teatro de marionetas gozó de una gran popularidad en Bohemia desde el lejano XVI; en el XIX el representante más emblemático fue Kaspárek (Gasparcito) de Matej Kopecky que, posteriormente, se convirtió en monumento patrimonial de la cultura. El primer teatro profesional en el siglo XX inició su andadura en 1930 bajo el nombre de Teatro de Marionetas de Pilsen, venía actuando en los populares programas de cabaret que realizaba el Profesor Josep Skupa, más tarde fue rebautizado como Teatro Spejbl y Hurvínek. Como teatro ambulante funcionó hasta 1943 cuando Skupa fue detenido por la Gestapo; condenado al año siguiente, fue conducido a la cárcel de Dresde desde donde consigue escapar tras el incendio de la prisión. En 1945 comenzaron las representaciones permanentes en Praga, dependían directamente de la Sección de Cultura de la capital checa.
Tras el fallecimiento de Skupa se hizo cargo del espectáculo Milos Kirschner (1927-1996) que venía trabajando con los dos personajes principales, el teatro continuó cosechando éxitos que llegan hasta nuestros días en donde tratan de demostrar todo lo grotesco de nuestra extremadamente compleja sociedad, hastiada por la decadencia social globalizada. El 31 de diciembre de 1956 Skupa estuvo ante el público por última vez, fue en la representación de «Spejbl en el Venus», ocho días después, a punto de cumplir los 65 años, fallecía de manera repentina. Nuevos personajes se incorporaron en 1971 creados por Katerina Hovorková.
Martin Klasek (1957) fue el continuador de la tradición; seleccionado y preparado por Kirschner realizó su representación ante el público praguense en 1974. Desde 1982 se ha convertido en el tercer padre de la tremenda pareja de muñecos que tanto deleitan a grandes y pequeños.
El legado de Skupa no sólo funciona en la República Checa, sino que ha cuajado en otras latitudes gracias a los cursos que realizaba y cuyos discípulos llevaron el espectáculo a los más apartados rincones del orbe. Entre otros encontramos a Hugo Cerda (Chile) que estudió con Skupa hasta poco antes de morir, recibió enseñanzas en la Academia de Artes Escénicas de Praga y Skupa fue su gran maestro. El chileno realizó representaciones por toda Latinoamérica, sus títeres no dejan tampoco indiferente a su embelesada audiencia que recibe su mensaje, no siempre disponible en cuanto a libertad y compromiso, sobre todo en esta época de alienamiento social en donde los medios de comunicación en unas pocas manos defienden unos intereses que distan mucho de una realidad que nos individualiza y anula: basta ver la decadencia de los contenidos de los medios en España en esta década del XXI para asegurar que necesitamos muchos más titiriteros y bufones, mordaces y comprometidos y menos aprendices de brujo enquistados en un sistema que idiotiza y sólo vive para el inmediato hoy sin importarles ese mañana que, inexorablemente, ha de llegar.
El teatro programa de manera regular actuaciones para niños a partir de los cuatro años, para adolescentes y adultos. Las historias infantiles están basadas en la vida cotidiana e inspiradas en cuentos y fábulas tradicionales aunque sin olvidar el momento presente, transportando a los espectadores a un mundo lleno de fantasía y humor. Las obras para adultos están pensadas desde una perspectiva más mordaz pero siempre bajo la óptica del humanismo y la bondad, característica que no siempre se da en el ser humano.
A lo largo de los casi 80 años de historia, el teatro de marionetas actuó en más de 30 países de cuatro continentes. Sus espectáculos han viajado desde España a México o desde Alemania a Taiwán en 18 idiomas (Kirschner); su sucesor ya los realiza en ocho lenguas; públicos de diferentes edades y condición han disfrutado de la maestría de los expertos checos en un espectáculo donde, prácticamente, son los grandes maestros.
Las historietas humorísticas de estos reyes de las marionetas han sacado sonrisas a varias generaciones de chiquillos checos y de infinidad de otros rincones del orbe; también deleitan a los adultos con espectáculos satíricos y acerados argumentos muchas veces acaban sacando los colores a más de un «comediante» de la vida política checa.
El matasellos de primer día empleado en Praga, va ilustrado con un par de zuecos (lado inferior) y el clásico artilugio de hilos, cuerdas y varillas que dan vida a los personajes de este peculiar espectáculo infantil por excelencia.
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JUAN FRANCO CRESPO
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