El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú

 

Historia del museo

El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú es el museo estatal más antiguo de nuestro país y se constituye en la sede del Sistema Nacional de Museos del Estado. Su importancia radica en el vasto y variado patrimonio cultural que albergan sus salas de exposición y depósitos.

Ceramios, textiles, metales, material orgánico y líticos relacionados a invalorables restos humanos conservados con técnicas que aún sorprenden a los especialistas, conforman el legado de nuestro pasado prehispánico. Objetos de valor histórico-artístico y fondos documentales, fotográficos y bibliográficos dan cuenta de los períodos

colonial y republicano. Todos ellos hacen de este espacio un lugar de encuentro con la historia del Perú.

Su histórica arquitectura se constituye en el lugar ideal donde todos, sin importar su edad y procedencia, pueden descubrir, revivir y cuestionar las vivencias de nuestros antepasados. Invitamos a los turistas nacionales y extranjeros, niños y adultos, investigadores y académicos instituciones culturales y empresariales y al público en general a deleitarse y experimentar con las diversas actividades que desarrollamos y a hacer uso de los espacios que el museo ofrece.

Cronistas y viajeros que vieron el Perú

El contacto con Occidente no sólo provocó una relación conflictiva y desigual entre ambos mundos sino que también permitió reconocer las otras formas de comportamiento de gente tan diferente como los americanos.

Estos hechos se ven reflejados en la en la descripción de crónicas e informes de viajes sobre la vida de nuestros pueblos, destacando los escritos de los primeros cronistas españoles como Pedro Cieza de León, Juan de Betanzos. Miguel de Estete, Pedro Sancho y Cristóbal de Mena y de los cronistas «indígenas» como Garcilaso de la Vega, Felipe Guaman Poma de Ayala, Joan Santa Cruz Pachacuti y Titu Cusi Yupanqui.

Posteriormente, unos cuantos se dedicaron a constituir «gabinetes» y colecciones de objetos exóticos y notables, tanto de plantas, animales y minerales, como de objetos de los «antiguos pobladores». Los principales coleccionistas «sistemáticos» de objetos fueron el obispo Baltasar Martínez de Compañón, el oidor Pedro Bravo de Lagunas y la familia Ortiz de Zevallos.

Hacia el siglo XIX, viajeros extranjeros como Leonce Angrand, Mauricio Rugendas, George Squier y Charles Wiener, recorrieron el país graficando y registrando datos sobre los «indios de la época».

Los Tiempos de la Norma

El Decreto Supremo del 2 de abril de 1822 buscaba la consolidación de una conciencia nacional de base nativa, así como la defensa del patrimonio cultural y natural. El marqués de Torre Tagle fue quien firmó la norma por el General San Martín, sin embargo fue Don Bernardo de Monteagudo el principal promotor en la constitución de este significativo Decreto.

El Decreto

«El Supremo Delegado – He acordado y decreto :
Art. 1 Se prohibe absolutamente la extracción de piedras, obras antiguas de alfarería, tejidos y demás objetos que se encuentran en las huacas, sin expresa y especial licencia del Gobierno, dada con alguna mira y utilidad pública.

Art. 2.- El que contraviniere al artículo anterior, incurrirá en las penas de perdimiento de la especie, sea poco o mucho su valor, lo que se aplicará al Museo Nacional, y más de mil pesos de multa aplicados a los fondos destinados a la Instrucción Pública.»

Los inicios del Museo Nacional

El primer director Don Mariano Rivero de Ustariz asumió la tarea de instalar el proyectado Museo Nacional en 1826.

La primera colección del Museo se formó a instancias del gobierno, que solicitó donaciones de objetos valiosos de tiempos de de la gentilidad y de los tres reinos.

Rivero y Ustariz, incrementó las colecciones arqueológicas recorriendo las principales ruinas y recuperando materiales encontrados bajo los escombros, los que extrajo para su conservación.

De la Inquisición al Palacio

Entre 1822 y 1872, la situación del Museo Nacional fue ambulante y precaria, pasando por diversos locales, no obstante de que las colecciones seguían incrementándose.

En mayo de 1872, gran parte de las colecciones del Museo Nacional fue trasladada al Palacio de la Exposición.

La Guerra y el Museo

Entre 1881 y 1882 , como consecuencia de la Guerra del Pacífico, la colección del Museo Nacional fue llevada a Santiago de Chile como «botín» de guerra.

Una valiosa pieza salvada del saqueo fue la Estela Raimondi y probablemente la colección de óleos de los Virreyes, así como la colección Raimondi, que se encontraba en la Facultad de Medicina de Lima.

Entre 1880 y 1905, el destino del Museo Nacional estuvo signado por el saqueo y el abandono. Fueron tiempos en que por infeliz coincidencia se formaron las principales colecciones arqueológicas peruanas en renombrados museos de Europa, mientras que en el Perú no existía un Museo.

Max Hule y el Museo Nacional

En 1905, se instaló en el edificio del Palacio de la Exposición el Museo de Historia Nacional, bajo el amparo del Instituto Histórico del Perú, siendo inaugurado el 29 de julio de 1906. Max Uhle, fue el encargado de la sección de Arqueología y Tribus Indígenas del Museo, mientras que a José Augusto Izcue se le confió la de Historia.

El Dr. Uhle, como director del Museo, realizó las primeras investigaciones de campo en sitios como la Isla San Lorenzo (Lima), Nazca (Ica) y Choquequirao (Cusco), En 1911 se desligó del campo y entregó, como patrimonio nacional, el inventario de 8,675 especímenes. Lo reemplazó Emilio Gutiérrez de Quintanilla como Director. Dándole prioridad al ordenamiento administrativo.

Tello, Valcárcel y Larco – La Universidad y los Museos Autónomos

Julio C. Tello creó la Sección de Estudios de Arqueología y Etnografía del Museo de Historia Nacional . El desarrollo de la arqueología y antropología peruanas favoreció, en 1919, la constitución de museos en las Universidades Nacionales de San Marcos, en Lima y de San Antonio Abad, en Cusco.Los principales gestores de estos museos fueron Julio C. Tello y Luis E. Valcárcel, Intelectuales respaldados por un sólido desarrollo académico. También, por esos años se formó el Museo Víctor Larco Herrera, dirigido por su fundador. En 1924, este museo y su colección fueron adquiridos por el gobierno.Entre los años 1925 y 1945, las investigaciones en el Museo Nacional fueron intensas. Se investigaron sitios como Paracas y Wari, estudiándose casi toda la Costa sur, todo el valle del Rimac, la región del Cusco y gran parte de los valles del Huallaga y del Marañón.En el año 1945 se constituyó el Consejo Superior de Museos formado por el Museo Nacional de Antropología y Arqueología, dirigido por Tello y el Museo Nacional de Historia a cargo de Valcárcel. Entre 1955 y 1973 dirigió el Museo el Dr. Jorge C. Muelle.

Transformación y nuevos conceptos museológicos

A partir de 1973, el Museo es dirigido por Luis G. Lumbreras introduciendo transformaciones en sus contenidos y recursos museográficos. La investigación se concentró en las colecciones. En ese período también se desarrolló la idea, que desde 1963 se tenía, de proyectar la construcción de un nuevo Museo Nacional de Arqueología y Antropología. Situación que se repite entre 1981 y 1983, cuando finalmente fue paralizada.En 1988 se creó el Museo de la Nación, instalado en el ex Ministerio de Pesquería y que duplicaba las funciones del Museo Nacional.

En 1992 se fusionan el Museo Nacional de Antropología y Arqueología con su colindante el Museo Nacional de Historia, retomando en la práctica el viejo proyecto del Museo de Historia Nacional.

Blog Cultureduca educativa logo_infoblog1 El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú  Información procedente del Museo

 

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